¿Te reciclas? Retos de la formación turística en base a innovación

El cambio al que el sector turístico debe adaptarse resulta vertiginoso en un contexto en el que prima la innovación. El propio mercado obliga a un sobreesfuerzo materializado en reconversión educativa. Las metodologías y los planes de estudio se quedan obsoletos, hay un claro “gap” entre la demanda del mercado y la oferta formativa. Se buscan profesionales con unas características concretas y el sistema educativo debe generar determinados perfiles para suplirlas: existe un compromiso de reajuste que es necesario analizar y poner en práctica.

Las nuevas actividades formativas favorecen la utilización de nuevas metodologías de trabajo más dinámicas y eficientes.

Son las propias empresas las que deben interpretar e integrar este proceso de reconversión en sus planes de formación y desarrollo. Según el estudio sobre las competencias digitales en la empresa española, desarrollado por ICEMD (Instituto de la Economía Digital de ESIC), un 93% de las empresas de turismo encuestadas declararon que tenían previsto invertir en innovación y formación digital en los próximos dos años, quedando muy por encima del resto de los sectores. Con estos niveles de inversión es lógico esperar que la formación tenga un impacto directo en la competitividad del negocio, ¿verdad?

La compañía Cegos ha preparado una infografía sobre los retos relacionados con el aprendizaje en los próximos años. A partir de 7 ideas clave se presentan soluciones sobre las que construir el futuro de la formación. Conviene analizar cuáles son las tendencias, para articular de la forma más eficiente los recursos destinados al reciclaje y profesionalización del personal de nuestras empresas turísticas. Las claves que Cegos nos lanza son:

• Fomentar la cultura de la autoformación.

Herramientas como los MOOCs (Cursos online masivos y abiertos) se convierten en opciones totalmente complementarias con programas formativos al uso. La cultura de la mejora contÍnua y la profesionalización a partir de la autoformación se consolida dentro de la empresa. El reciclaje y la actualización constante exigen aprovechar las herramientas a nuestro alcance para estar al día.

• Gamificación como elemento de participación.

Tanto por el fomento de la participación como por la implicación de los participantes que es sometida a análisis, sabemos que la formación a través de procesos gamificados incentiva. Estructurar equipos a través de metodologías de juego relacionadas con la mejora, la profesionalización y la eficiencia son a día de hoy clave a nivel corporativo.

• Revalorización de aprendizaje en el aula.

En la actualidad se buscan modelos mixtos que conjugan trabajo en aula y trabajo a distancia. Además, se vislumbra una formación más digitalizada, en remoto y más multicultural, en el futuro. Sin embargo, es importante no perder de vista las ventajas de la formación presencial, como son las oportunidades de compartir experiencias en persona; emociones, celebraciones, reconocimientos, el trabajo físicamente en equipo o la concentración en espacios específicos para el aprendizaje.

• Formadores mejor formados en pedagogía y metodologías.

Los formadores siguen siendo la piedra angular sobre el que se articula la formación, aunque con ligeros cambios y mejoras. Factores como la humildad, la empatía, el saber escuchar, la flexibilidad en cuanto a tecnologías o la autonomía sobre planes de estudios encorsetados, hace que la figura del formador evolucione.

• Formaciones con orientación al retorno de la inversión.

El estudio sugiere la relevancia de medir el retorno de la formación (máster, postgrado, etc.). Embarcarnos en un gasto de tiempo y de dinero con el conocimiento de su amortización, debe ser uno de los motivos principales por los que elegir formarnos en una área concreta o en un centro de estudios específico.

• Mantener la motivación durante los procesos formativos.

Mantener los niveles de motivación altos sobre las necesidades del participante no es tarea fácil. Generar contenidos adaptados a los objetivos del mercado, dar una respuesta ágil a las dudas que puedan surgir y comunicarnos en canal y en forma con el participante son retos básicos para evitar el abandono y la falta de interés del alumno.

El papel que hoy en día juega el departamento de Recursos Humanos ha evolucionado más hacia la motivación, generación de compromiso y alineación que hacia la propia formación en sí. Se busca generar el ecosistema y el contexto necesario para dar motivos de mejora y de evolución al trabajador. Se forma para aprender a ser mejores y a tener más herramientas a nuestro alcance. Ahora todos vivimos en “beta permanente” aunque no seamos conscientes de ello, el ritmo del mercado nos obliga, y mantenernos nos exige identificar lo que ocurre a nuestro alrededor para saber cómo actuar.