La evolución no tiene límite; así ocurre con las cerraduras de las habitaciones

Cierres biométricos

La alternativa es abrir las puertas con algo que esté vinculado al cliente de forma inseparable

Publicada 17/01/17 -Actualizada 03/07/18 22:58h
Cierres biométricos
  • La mayoría de sistemas se basan en tarjetas con bandas magnéticas o en chips NFC y van emparejadas con el lector correspondiente en la puerta
  • Pero la particularidad de las llaves de cualquier tipo es que pueden caer en las manos equivocadas y ser usadas sin más
  • La huella dactilar proporciona una identificación clara y cómoda de los clientes.

¿Qué tienen en común una chapa de acero, una banda magnética, NFC, una antena y los circuitos electrónicos? Correcto: que todos ellos se emplean para hacer llaves capaces de abrir puertas. Como las de las habitaciones de un hotel, por ejemplo. Pero también tienen un problema común: el que las usa no tiene por qué ser el propietario legal. Y eso siempre es un lío.

Los tiempos de las llaves de latón, en un enorme llavero con el número de la habitación (para no perderlas), casi ha pasado. Hoy en día hay sistemas mucho más modernos, conectados a la red del hotel, que nos permiten saber si un cliente está en la habitación o no, cuándo entro, salió, etc. La mayoría se basan en tarjetas con bandas magnéticas o en chips NFC y van emparejadas con el lector correspondiente en la puerta.

Las ventajas son obvias: se acabaron las llaves maestras o cambiar cerraduras si desaparecen llaves. Se reprograma la cerradura, se genera una nueva tarjeta y listos. Por otro lado se puede abrir o bloquear la puerta a distancia, facilitando el acceso del personal del hotel o incrementando la seguridad.

¿Entonces cuál es el problema?

En realidad, sólo uno: la particularidad de las llaves de cualquier tipo, es que pueden caer en las manos equivocadas y ser usadas sin más. Mientras la banda magnética o el chip NFC sean correctos, el mecanismo se abre. Esto puede generar situaciones cuando poco curiosas y, en el peor de los casos, peligrosas.

La alternativa es abrir las puertas con algo que esté vinculado al cliente de forma inseparable y que no se pueda perder: un identificador biométrico. Esto, que hace sólo una década parecía ciencia ficción, hoy está integrado en casi cualquier móvil de gama media y permite desbloquear el dispositivo con la huella dactilar del propietario.

Cierres biométricos

Sin llegar al escaneo de retina, tan popular en las películas de espías, la huella dactilar proporciona una identificación clara y cómoda de los clientes. Basta con registrarlos durante el check-in y agregar un sensor en el pomo de la puerta. A partir de ahora, nadie que no esté registrado (el cliente, el personal de mantenimiento o las camareras de habitación) podrá acceder a la habitación. El cliente no le podrá prestar el acceso a alguien, perderlo, olvidarlo o que se lo roben. Lo lleva unido a su mano. Y luego están las posibilidades adicionales: acceso inmediato al spa, las zonas de ocio, servicios especiales, transportes, etc. Todo ello activado de inmediato y si generar identificadores adicionales. Hasta podrían realizarse pagos pequeños con la huella, para cargarlos en la habitación. Confirmaciones inequívocas de la identidad del cliente, en tiempo real y con un solo toque de dedo.

Una vez realizado el check-out, se desactiva el registro del cliente en el sistema y todos sus accesos quedan revocados de inmediato. Hasta la próxima vez que se aloje con nosotros. Existen numerosos hoteles con programas en pruebas y el precio de las cerraduras no es muy superior al de las convencionales de NFC o lector magnético. Así que es una opción a considerar seriamente.

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