Infraestructuras fantasma y turismo: ladrillo frente a educación
Inversión en materia gris
Publicada 15/02/12 -Actualizada 15/07/18 23:22h
Las infraestructuras fantasma (Infraestructuras fantasma: el pozo sin fondo de la crisis) que se han construído en España en los últimos años han significado un trasvase de dinero que no se ha dedicado a la educación y la formación, algo que de no haber sucedido habría podido marcar una diferencia en la situación actual. Carlos Gómez reflexiona sobre la preferencia del ladrillo sobre la materia gris.
Al hilo de la interesante entrevista realizada al Profesor de la UB Germá Bel publicada en Hosteltur, a la que podéis acceder en este enlace:
Retomo el marco del contenido de otro post titulado las Obras del Faraón
#/post/2011-10-23-las-obras-del-faran
Partimos de una reflexión que podemos representar con la siguiente fórmula:
> Inversión en materia gris (cemento / ladrillo) = < inversión en Materia Gris (Conocimiento / Educación - I+D+i)
Si, además ocurre que a
> inversión en manteria gris = > endeudamiento a largo plazo
El resultado es
= < Educación < Investigación < Calidad de Vida y > Emprobrecimiento de la población = < Consumo + < Competitividad
Sin contar con la realidad de > Corrupción, pues obviamente el caldo de cultivo para la corrupción está mucho mejor abonado cuando hay grandes proyectos económicos (licitaciones, eventos...) que cuando se diluye la inversión en anónimos educadores, maestros, sanitarios, investigadores...
Lo malo del despilfarro de estos años es que, no hemos aprendido como ciudadanos a poner en duda las bondades de las grandes inversiones en infraestructuras y eventos (con alto endeudamiento asociado) y que ya nos han hipotecado por una generación como mínimo a costa de la mayoría de los españoles.
Los culpables siguen impunes y me temo que seguirán la mayoría sin asumir sus responsabilidades jurídicas, financieras y políticas. En Islandia por el contrario más de un culpable de la crisis ha acabado fuera del poder o en incluso en la carcel, pero aquí no se aprecian cambios en lo fundamental.
Alguno puede pensar que estoy en contra de las infraestructuras; no, sin duda son necesarias, pero es un problema de prioridades y de equilibrios. O dicho de otra forma ¿Cuánto cuesta un educador, investigador... al año y cuánto cuesta un kilómetro de autopista, de ave o un aeropuerto...?). El despilfarro ya se ha hecho, pero además hay que mantener costosas infraestructuras, lo que ya les gusta menos a los políticos pues en ese marco no hay cintas que cortar, ni saraos asociados a una inauguración...
En fin, para no dejar sólo un poso negativo, habrá que recordar a Gandhi quien propugnaba que para cambiar el mundo, primero había que empezar por uno mismo y tal vez la clave sea analizar nuestro comportamiento frente al consumismo puro y duro, por la última novedad o gadget tecnológico, por el cuidado de nuestra Cultura, nuestra Educación, nuestra profesionalidad y nuestra Etica y Valores.
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