España: Turismo de Baleares propone activar medidas para evitar la masificación de zonas naturales

Publicada 11/11/02
España: Turismo de Baleares  propone activar medidas para evitar la masificación de zonas naturales
Una decena de playas de Baleares suman más de diez millones de visitantes en temporada alta, tal y como se desprende de un estudio sobre indicadores de sostenibilidad del turismo, elaborado por el Gobierno balear a partir de datos de 2001. El trabajo de la consejería de Turismo pone de manifiesto la degradación que se ha producido en es Trenc en los últimos años y plantea medidas para gestionar la frecuentación de las zonas de mayor valor natural, con el objetivo de evitar su masificación.
Una decena de playas de Baleares suman más de diez millones de visitantes en temporada alta, tal y como se desprende de un estudio sobre indicadores de sostenibilidad del turismo, elaborado por el Gobierno balear a partir de datos de 2001. El trabajo de la consejería de Turismo pone de manifiesto la degradación que se ha producido en es Trenc en los últimos años y plantea medidas para gestionar la frecuentación de las zonas de mayor valor natural, con el objetivo de evitar su masificación. Así, las dos playas más visitadas durante el verano de 2001 fueron las de Palma, con 4.109.980 bañistas, y Alcúdia, con otros 2.750.800. De este modo, ambas sumaron 6.860.000 usuarios, el 68% del total que acudieron a las costas objeto de estudio. Otras zonas de gran afluencia fueron Son Bou (Menorca, 737.742 bañistas), Platja d´en Bossa (Eivissa, 707.234) y Cala Agulla (Mallorca, 664.704). Llorenç Mas, coordinador del estudio, considera que estos datos demuestran "la importancia socioeconómica de las playas de Balears", cosa que, en su opinión, debería influir en la toma de decisiones "que aseguren su preservación y sus valores naturales". Pese a esta gran afluencia, según los datos del Centre d´Investigacions i Tecnologies Turístiques de les Illes Balears (CITTIB), todas las zonas costeras analizadas, salvo la de Benirràs, en Eivissa, respetan el mínimo de superficie por usuario que establece el Plan de Ordenación de la Oferta Turística, de 7,5 metros cuadrados. La playa ibicenca se queda por debajo, con 6,7 metros cuadrados de arena por bañista. De cualquier modo, el estudio señala: "Lo que parece bastante claro es que este límite establecido en el POOT no es válido para playas naturales, como lo demuestra la fuerte degradación que se ha producido en es Trenc, con densidades que rondan los 18 metros cuadrados por usuario". En este sentido, agrega que los criterios por los cuales se estableció el umbral de 7,5 metros cuadrados en el POOT eran "puramente superficiales (el espacio que necesita una persona para extender la toalla)". Es decir, no tenían en cuenta "la sensación de agobio de los visitantes ni los problemas medioambientales que se derivan de estas situaciones". El texto explica que, por todo ello, algunos autores prefieren hablar de límites de 15 metros cuadrados por usuario". El responsable del trabajo no se limita a exponer los datos fríamente, sino que realiza una propuesta de solución: "Uno de los grandes retos que resolverían los problemas de saturación y la pérdida de calidad de estos espacios sería realizar una gestión no sólo de la oferta, como las catastróficas regeneraciones de playas que se efectúan a las carrera, sino también de la demanda". Ello se traduciría en "plantear medidas para gestionar la frecuentación de los espacios de playa más valiosos para favorecer su preservación". Propone, por ejemplo, el alejamiento de los aparcamientos o la prohibición del acceso rodado hasta la orilla del mar en los lugares de mayor valor natural. Mas hace especial hincapié en la degradación que ha sufrido es Trenc en los últimos años. Explica que la retirada de la posidonia de la arena ha dejado la orilla indefensa ante el mal tiempo, que ha erosionado la costa y ha mermado la superficie de descanso. En ello también ha influido la creación de puertos deportivos en zonas próximas, que han modificado el flujo de las corrientes que aportan sedimentos. A estos problemas se suma el hecho de que los usuarios, ante la sensación de masificación en la orilla, tienden a ocupar las zonas interiores de la playa y se instalan en las dunas, que acaban dañadas. (N.T., Diario de Mallorca, 10/11/02)
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