Entrevista con Antoni Riera, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de las Islas Baleares

Antoni Riera: "En esta época lo más relevante es inyectar conocimiento"

Publicada 06/03/18 -Actualizada 03/07/18 22:58h
Antoni Riera: "En esta época lo más relevante es inyectar conocimiento"
  • "En el año 87 Jafar Jafari introdujo el término de sostenibilidad turística y nos pareció algo muy lejano. Hoy todas las agendas políticas y planes turístico incorporan el concepto"
  • "El turismo es una amalgama de actividades, impacta sobre muchos sectores y eso dificulta esa transmisión de conocimiento efectivo y que podamos hacer políticas turísticas"
  • "Los puentes entre academia y empresa se irán desplegando a medida que un destino adopte estrategias de crecimiento turístico más orientadas al valor"

"Vivimos una época en la que lo relevante será inyectar conocimiento", señala Antoni Riera, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de las Islas Baleares (UIB), que intervendrá como ponente en el T-Forum de Inteligencia Turística que se celebrará en Palma de Mallorca del 11 al 13 de marzo. Centrará su ponencia en la sostenibilidad, un concepto muy recurrente actualmente, pero cuya implantación requiere todavía una gran esfuerzo, según explica. Respecto al objetivo de este encuentro, destaca su importancia como espacio para tender puentes entre el mundo académico y la industria turística. Es decir, para avanzar en un reto importante: cómo trasladar parte del conocimiento de un alumno o de un investigador a la empresa y, viceversa, cómo lograr que las necesidades empresariales formen parte de los planes de formación y de investigación.

El T-Forum se plantea como un espacio para tender puentes entre el mundo académico y la industria turística, ¿realmente están tan distantes?

El problema no está tanto en la proximidad física como en las dificultades para trasladar conocimiento a la toma de decisiones y a la operativa empresarial y viceversa. Es decir, cómo las necesidades de los empresarios tienen también su traducción en el quehacer diario de los centros de investigación y de las organizaciones.

¿Tan difícil es resolver esa transmisión de conocimiento?

El turismo es una industria que no está perfectamente tipificada dentro de lo que habitualmente tratamos como sector –agrícola, industria, servicios-. Es una amalgama de actividades, impacta sobre muchos sectores, donde cada ministerio o cada consejería tiene sus propias competencias, lo que dificulta la transmisión de conocimiento efectivo y que podamos hacer políticas turísticas. La cadena de valor turística es altamente compleja y eso hace mucho más difícil cualquier tipo de tarea, tanto su propio estudio, como su propio desarrollo, como su diseño y estrategia. Se trata de una ciencia muy joven, que toma conocimientos también de muchas áreas, de la sociología, la antropología, la economía o de la geografía.

Si se consigue esa mayor unidad entre ambos ámbitos, ¿en qué media podría contribuir a mejorar la gestión de un destino o de fenómenos como la turismofobia?

La mayor parte de los conflictos se producen por cuestiones relacionadas con la cantidad y las respuestas a esas situaciones se están dando en términos de cantidad. Ese decir, limitación del número de turistas, de plazas o de vehículo. Deberíamos ser capaces de dar respuesta en términos de valor y analizar el éxito o el fracaso de una temporada turística en términos de valor. Eso obliga a crear nuevos instrumentos de medida. Si medimos llegadas, pero no el valor de un turista, las decisiones se toman en términos de cantidad y no de valor. Ahí quiero insistir en que Baleares no había tenido nunca tanto conocimiento disponible para tomar decisiones basadas en valor y, sin embargo, seguimos tomando decisiones muy basadas en restricciones de cantidad.

Por su experiencia en la UIB, ¿las empresas se implican más en la formación turística gracias a la presencia de esta actividad en la Universidad?

En estos momentos estoy dirigiendo un Doctorado en Monitorización y Evaluación de la Actividad Turística. La proximidad física entre empresa y academia es alta en un territorio pequeño como las islas, donde el turismo representa más del 40% del PIB y, además, muchos estudiantes, tanto de grado como de posgrado, se orientan a trabajar en ese sector. Pero creo que tan importante como el número de contactos que pueda haber entre empresa y academia es la efectividad de los mismos. Cómo conseguimos trasladar parte del conocimiento de un alumno o de un investigador a la empresa y, viceversa, cómo conseguimos que las necesidades empresariales tengan también eco dentro de la academia y formen parte de los planes de formación y de investigación. Y ahí es donde está esa distancia, llamémosla virtual, y habrá que seguir trabajando para acortarla.

Antoni Riera.Antoni Riera.

Jafa Jafari, impulsor del T-Forum, es doctor honoris causa por la Universidad de de las Islas Baleares, ¿mantienen una colaboración habitual con él?

El doctor Jafari es un inspirador. Más allá de los trabajos académicos que podamos contrastar con él, lo importante es la capacidad que tiene de inspirar nuevos proyectos. Su visión holística sobre la cadena de valor turística, sus contactos internacionales y toda la experiencia que acumula son una joya para nosotros. En la UIB mantenemos un contacto permanente con él, su presencia es habitual en reuniones y proyectos de investigación.

¿En qué va a centrar su ponencia en el T-Forum?

Mi trabajo gira fundamentalmente en torno a sostenibilidad turística, soy experto en Economía Ambiental. Fue precisamente el doctor Jafari quien en el año 87 introdujo el término de sostenibilidad turística y a todos nos pareció algo que sonaba bien, pero que parecía muy lejano. Hoy todas las agendas políticas, todos los planes de desarrollo turístico incorporan el concepto de sostenibilidad. Bien es cierto que tenemos todavía muchos quebraderos de cabeza sobre su verdadera implantación.

Hay, por tanto, mucho trabajo por hacer todavía...

Sí, hay que seguir reflexionando, para que derive también en acción. Hemos pasado de un concepto que parecía de moda a un concepto que está presente y forma parte de todos los discursos. Creo que tenemos mucho conocimiento y de lo que se trata precisamente es de inyectar conocimiento en toda la toma de decisiones, desde el propio turista a las empresas que operan el sector como a la Administración. Ahí está el reto. Vivimos una época en la que lo relevante será inyectar conocimiento, estoy convencido de ello.

¿Cuáles son los principales desafíos de la investigación académica en turismo?

El principal es identificar las necesidades que tiene el sector, qué cuestiones le preocupan. Muy a menudo el trabajo académico se plantea cuestiones que los investigadores deben ir respondiendo, pero a veces, por más relevantes que sean desde la perspectiva académica, no tienen una traducción real en el entorno donde operan los académicos. Por lo tanto, el principal reto está en propiciar mejor la interacción entre empresa y academia, pero en la detección de esas necesidades.

¿La relación entre la industria turística y el ámbito académico está mejor resuelta en otros países?

Depende de la importancia que se le dé al factor capital humano. En Baleares todavía prima más la fuerza laboral, entendida como mano de obra, que los conocimientos, habilidades y experiencia que incorporan esas personas. Y el hecho de que el capital humano sea todavía un factor menos relevante que la mano de obra dificulta esta comunicación entre empresa y academia. Otro elemento importante es el tipo de desarrollo por el que opta una región.

¿Se refiere a si apuesta por volumen o por valor?

Sí, si es un desarrollo más focalizado en términos de volumen o de valor. Hay destinos donde la dependencia del volumen es muy elevada, como Baleares, pero hay otros donde no es tan importante el número de turistas como la capacidad de desarrollar experiencias turísticas de mayor valor añadido. En ese intento, factores como la tecnología, el capital humano o el conocimiento juegan un papel más importante. Por tanto, esos puentes entre academia y empresa se irían desplegando a medida que la región adopte estrategias de crecimiento turístico más orientadas al valor y más intensivas en factores no tradicionales, fundamentalmente tecnología, conocimiento en sentido muy amplio, pero también capital humano.

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