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El Gobierno de Baleares y los hoteleros insisten en invitar al canciller alemán Schröder para que veranee en Mallorca

21 julio, 2003

«¿De dónde eres?», pregunta un taxista en Berlín. «De Mallorca». «¡Qué suerte tienes!». Reacciones semejantes antes eran las más frecuentes. Ahora, en cambio, se han cambiado las tornas. La ecotasa y el mensaje de «No sois bienvenidos» crearon un clima adverso en Alemania. Así lo refleja una encuesta realizada por el diario sensacionalista alemán Bild: ¿Dónde debería pasar el canciller su vacaciones? Mallorca quedó la última en el ranking, con sólo 4,8% de votos a favor. Con un 28,6%, quedó EEUU. Los votantes quieren una posible reconciliación con Bush. Las invitaciones al canciller alemán Gerhard Schröder a pasar sus vacaciones en otros destinos continúan siendo abundantes. Sin embargo, el Govern balear y los hoteleros siguen insistiendo en la invitación a Schröder. La Asociación de Hoteleros de la Playa de Palma ha sido quien se ha tomado más interés en la invitación a Schröder. Antes de conocer la decisión del canciller y, en previsión de que el dirigente alemán cambiara su destino vacacional, los hoteleros de Palma de Mallorca le ofrecieron pasar sus días de asueto en la Isla. Jordi Cabrer, presidente de la Asociación de Playa de Palma, envió una carta al embajador alemán en España, Georg Boomgaarden. En esta se pedía la trasladación de la invitación al canciller y al resto de ciudadanos alemanes, a los que expresa su gratitud por «venir, haber venido y seguir viniendo» a Mallorca. La carta recuerda que la isla es desde hace mucho tiempo «refugio de vacaciones de más de tres millones de alemanes anualmente», muchos de los cuales se han convertido en residentes habituales de Mallorca. Joan Flaquer, conseller de Turismo, remarcó que la mejor promoción de Baleares, precisamente para cambiar la mala imagen de los últimos años, sería que Schröder pasara sus vacaciones en Baleares. «Sería una noticia magnífica. No sólo a nivel de promoción sino también saldría muy económico», resaltó. Pero Schröder ya ha comenzado sus vacaciones en Hannover. Tras cancelar sus vacaciones en Italia, a raíz de las declaraciones del ya ex subdirector de Turismo del Gobierno italiano, Stefano Stefani, contra los turistas alemanes, el Bild se preguntó: «¿Por qué la Toscaza o Sicilia si Alemania no sólo es un país bonito, sino también más económico?». El canciller recibió muchas invitaciones de su país, como por ejemplo a Lauchenröden en Thüringen a casa de dos primas reencontradas hace sólo dos años Inge Siegel y Heidelinde Munkewitz. Asimismo, el pasado viernes el Ayuntamiento malagueño de Estepona también cursó su invitación. De hecho, el canciller también recibió invitaciones del Consejo de Turismo de la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA), trasmitiendo a Schröder una invitación a cualquiera de las ocho provincias de la comunidad. El hecho de que Schröder prefiera quedarse en Alemania ha creado una gran promoción turística para su país. Si finalmente el canciller cumple sus intenciones de quedarse en Alemania no será una buena noticia para Baleares y, en concreto para Mallorca. Es más, según comentan fuentes del sector turístico consultadas por este periódico, esta situación no ayudará a renovar la imagen de Mallorca en Alemania. Y ya muchos germanos se preguntan: «¿Para qué desplazarnos a Mallorca con lo bien que estamos en casa?». El canciller alemán pasó sus vacaciones en Mallorca hace tres años. Llegó a la Isla acompañado por su mujer Doris y la hija de ésta. Durante su estancia Schröder expresó su admiración por el paisaje mallorquín, sus montañas, playas, costas rocosas y, especialmente, los sitios tranquilos que todavía se encuentran en Mallorca. Tras reconocer que la cocina española «tiene un encanto especial», el político alemán afirmó que lo que más le gusta de Mallorca es «su buen tiempo y su paisaje». Durante su estancia en la Isla, Schröder no se relacionó con la prensa local, aunque nada más llegar a Alemania concedió una entrevista al periódico Bild, en la cual habló, entre otras cosas, sobre la relación entre mallorquines y alemanes. En referencia a la frecuente polémica, los periodistas quisieron saber si Schröder percibió que existiera «odio» en la relación entre mallorquines y alemanes. «Odio, no, pero sí dificultades», contestó el canciller. Y añadió: «Por eso he hecho hincapié en el hecho de que deberían tratarse con respeto. Sobre todo, los alemanes que pasan allí mucho tiempo deberían estimar la cultura y tradición de los mallorquines». Esa es la tarea del Govern o de hoteleros como Cabrer. (S.V.R./A.R., diario El Mundo- El Día de Baleares, 21/07/03)