Ibiza recibirá en 2003 la mitad de turistas alemanes que en 2000 tras otro recorte del 20%

Pesimismo y caras serias durante la Asamblea general del Fomento del Turismo celebrada ayer en el Casino de Eivissa. Tan sólo las risas de su presidente, Gonzalo Miragall, aliviaron por momentos el silencio y el desánimo que se hizo patente durante una reunión a la que acudieron únicamente medio centenar de personas, entre socios de la entidad y otras autoridades pitiusas. No es de extrañar que la alegría no fuera la protagonista de la cita. Durante los dos últimos años, Eivissa ha perdido el 30% del mercado alemán que visitaba la isla hasta entonces cada verano. Y las previsiones para la inminente temporada turística hablan de otro 20% menos sobre los datos del año pasado. En definitiva, durante los tres últimos años de gobierno del Pacte, Eivissa ha perdido la mitad de su mercado turístico más importante. Y no es una excepción. El número de visitantes británicos descendió un 6% en 2002 con respecto a los datos del año anterior. Mientras, en los destinos turísticos que son competencia directa de Eivissa, el turismo aumentó entre un 3% y un 6%. «Estamos experimentando una caída libre en la pérdida de nuestros mercados que no se ha repetido en otros destinos turísticos», objetó Gonzalo Miragall. «¿Qué estamos haciendo mal?», cuestionó. Según el presidente del Turismo, los representantes políticos han errado en muchas de las declaraciones que han realizado durante sus cuatro años de legislatura en Baleares. «Hemos tenido que escuchar un cúmulo de desdichadas frases como que aquí no hay agua, que sobran tres millones de turistas, o exhortaciones como que el que no tenga un euro que se quede en casa. A esto hay que añadir la aplicación de la ecotasa en el peor momento y de la forma más arbitraria», manifestó Miragall. En este sentido, el presidente del Fomento reconoció que la crisis que amenaza al sector turístico pitiuso quedó patente en la Feria Internacional de Berlín. «Nos enfrentamos a un pérdida radical de imagen y de posicionamiento global; los turistas dicen que no los queremos; los alemanes y británicos no es que ahora se queden en casa sino que han elegido otros destinos, como Turquía, Croacia, Albania, Rumanía y la Península», señaló. Del mismo modo, el presidente responsabilizó de los malos datos registrados en los últimos años a la escasa modernización hotelera que se ha producido en la isla. «Salvo honrosas excepciones, nos encontramos con una buena parte de la planta hotelera que, aunque renovada, tiene de media más de 30 años. Las piscinas y los cuartos de baño de antes no tienen nada que ver con lo que pide el cliente actual. Los destinos de nuestra competencia ha construido instalaciones hoteleras modernas con enormes y espectaculares piscinas, habitaciones de grandes dimensiones, e infraestructuras complementarias que los convierten en sí mismos en el objetivo del desplazamiento vacacional», expresó Gonzalo Miragall. El presidente corroboró, de esta manera, las «criticadas» palabras del presidente del Govern balear, Francesc Antich, durante la ITB de Berlín, que exhortaban a la reducción de las plazas hoteleras que se han quedado obsoletas. La misma situación la comparte, según el presidente, la oferta complementaria, que se encuentra «en una situación similar de antigüedad y, además, sobredimensionada». «Otras regiones han apostado por el turismo y se han dotado de todo tipo de instalaciones, como parques temáticos, oceanográficos, palacios de congresos, campos de golf, puertos deportivos», añadió Miragall. Además, el presidente del Fomento del Turismo culpabilizó también de la pérdida de mercados a una serie de problemas congénitos, como «las carreteras, la calidad del agua, la falta de arena en las playas, los vertederos incontrolados, las drogas, la evolución incontrolada de la seguridad ciudadana o la inmigración descontrolada», que no se han sabido solucionar. Gonzalo Miragall acusó finalmente a la población ibicenca de haber perdido la mentalidad turística. «Han desaparecido conceptos básicos de un destino turístico como son la amabilidad y la cortesía. Hemos transformado nuestra tradicional hospitalidad hasta el punto que parece que no estimamos nuestra única fuente de riqueza», constató. El presidente exhortó tanto a empresarios, políticos, periodistas y ciudadanos en general a «tomar conciencia de la importancia del turismo como único camino para tener futuro». Las últimas palabras de su discurso tornaron más optimistas y el presidente quiso destacar la belleza geográfica, la cultura, la historia y la gastronomía como principales bazas de Eivissa como atractivo turístico. «Todavía podemos volver a tener un magnífico destino, próximo a un mercado de más de 300 millones de personas, con un patrimonio y una belleza que exigen atención constante y que sin la mentalización de todos los ámbitos de la sociedad y la colaboración ciudadana será imposible», concluyó Miragall. (E.L., Diario El Mundo-El Día de Baleares, 26/03/03)