Ni queso, ni jamón: si vuelas con estos ingredientes te podrán multar

La medida, que responde a una legislación de la UE en vigor, busca evitar riesgos para la sanidad animal. European Waterways, una organización especializada en viajes, ha difundido un comunicado en el que subraya la importancia de cumplir con esta regla. Maryanne Sparkes, experta en viajes de la entidad, explicó que “si viaja a la UE desde un país no perteneciente a la UE, no está permitido llevar carne ni productos lácteos, ni siquiera si forman parte de un sándwich o comida preparada”.

Muchos pasajeros llevan alimentos para consumir durante el vuelo, lo cual sigue siendo posible. De hecho, Sparkes aclara que se puede consumir este tipo de alimentos dentro del avión o en el aeropuerto antes de embarcar. El problema surge si se intenta introducirlos en el país de destino.

Entre los productos permitidos en pequeñas cantidades se encuentran ciertas frutas, verduras, huevos, ovoproductos y miel. En el caso del pescado o productos pesqueros, el límite es de 20 kilos o el peso equivalente a un pescado entero, lo que resulte mayor.

La norma incluye alimentos como sándwiches, quesos, embutidos y carnes. Fuente: Adobe Stock

La normativa no solo afecta los desplazamientos hacia el continente. Desde abril, desde el 12 de abril, Reino Unido prohíbe de forma temporal el ingreso de carne y productos lácteos provenientes de Europa, incluidos aquellos que transportan los propios ciudadanos británicos al regresar a casa. La decisión se tomó tras detectarse un incremento en los casos de fiebre aftosa en varios puntos del continente.

Las autoridades advierten que los viajeros que transporten estos productos deberán entregarlos al llegar a su destino. En caso contrario, serán confiscados y destruidos. La norma incluye alimentos como sándwiches, quesos, embutidos y carnes crudas, incluso si fueron comprados en tiendas libres de impuestos o vienen en envases sellados.

Quienes incumplan la medida no solo se exponen a perder los productos, sino también a recibir multas que podrían alcanzar las 5.000 libras (alrededor de 5.845 euros) o incluso enfrentar cargos penales en los casos más graves. Las autoridades recuerdan que estas restricciones buscan preservar la bioseguridad y la salud pública en ambas partes.