Por SA AS, en Distribución

El otoño en Nikko: una experiencia de por vida

17 septiembre, 2019 (11:37:16)
Imagen nota de prensa Hosteltur

Los otoños de Nikko son uno de los grandes atractivos naturales de Japón. Su paisaje exhibe uno de los retratos más hermosos del país en esta estación.

Así, Turismo de Nikko invita al viajero a descubrir el rico colorido de sus bosques y lagos en esta época del año, pero también su singularidad cultural y gastronómica.

La ciudad de Nikko se encuentra a dos horas de Tokio en tren exprés, acercando al viajero la experiencia de visitar uno de los parajes más bellos de todo Japón. Nikko, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1999, hace gala de una diversa y variada oferta cultural y arquitectónica a los turistas, pero también una irrepetible e inolvidable riqueza natural, referente en cuanto a belleza a nivel nacional e internacional.

Con la llegada del otoño, Turismo de Nikko ofrece la oportunidad de descubrir uno de los aspectos más hermosos de esta región, popular en el pueblo japonés, pero también por los visitantes que llegan a descubrirla.

El lago Chuzenji es una de las dos joyas de la corona otoñal de Nikko. Este fabuloso lago se encuentra a 1269 metros respecto al nivel del mar, lo que hace de este uno de los lagos naturales más altos del mundo. El carnaval de los colores con los que se visten las hojas, reflejándose sobre sus prístinas aguas, brinda un espectáculo visual irrepetible repleto de tonos rojizos que se pueden disfrutar a bordo de un barco gracias a la “Ruta de Momiji Mawari”.

El segundo gran atractivo de Nikko en otoño viene dado por el teleférico y el mirador de Akechidaira, que permiten contemplar desde las alturas el excepcional paisaje de la región. El lugar tiene la merecida reputación de ser el mejor sitio para contemplar la vista de Nikko. Se localiza en mitad de la carretera turística de “Daini Irohazaka” que une el barrio de Nikko con el Lago Chuzenji y Oku Nikko. Gracias a este bello paseo, el viajero tiene la oportunidad de disfrutar durante 3 minutos de las emblemáticas localizaciones de la Cascada de Kegon, del Monte Nantaisan y del Lago Chuzenji, entre otros.

Los grandes tesoros de Nikko en otoño

Otros de los grandes tesoros de Nikko en otoño es el Seto Aikyo, que se recorre atravesando el asombroso Puente Colgante Watarassha, el cual cruza los barrancos de la región. Esto permite otear desde arriba la presa de Kawamata y su embalse, así como vistas que dejan sin aliento a quienes las contemplan.

Por otro lado, otoño también es un momento perfecto para visitar uno de los santuarios más importantes de la ciudad es Nikko Toshogu, Patrimonio Mundial de la UNESCO, que fue restaurado en marzo de 2017. Entre sus elementos más destacados se encuentra el Portón Yomei, reconocido como tesoro nacional. Sus brillantes colores y el lacado de 508 esculturas representando leyendas de la antigua China, adornos dorados con láminas de oro, pilares blancos y los tres famosos monos con los oídos, boca y ojos tapados – que significan “no escuchar, no ver, ni decir el mal” – son algunos de sus detalles más llamativos.

Este santuario es, sin duda alguna, el más importante y famoso de los templos de Nikko y representa una de las vistas más fascinantes de Japón en esta época del año, El contraste de colores rojos y dorados de la arquitectura y de las hojas de los árboles circundantes dotan al lugar de una identidad propia y característica.

Finalmente, como atractivo para paladares exigentes, destaca Funabatei, un restaurante al estilo de casa privada antigua, construido en la orilla del río Kinugawa. En él se degusta la tradicional trucha de otoño, la ”ochi-ayu”, pescada en el mismo río y llamada así porque baja para desovar entre otoño e invierno, el momento idóneo para degustar su carne. Es posible disfrutar de los platos preparados con esta singular variedad de pescado alrededor del fogón tradicional hundido en el suelo, mientras se observa el paso de las aguas del Kinugawa,