Este recóndito archipiélago es uno de los últimos lugares en recibir el 2020
16 diciembre, 2019 (10:03:56)Comienza la cuenta atrás para despedir el año, y muchos ven con nostalgia abandonar este 2019. Para los que quieran exprimirlo hasta el último minuto existe la posibilidad de recibir el nuevo año más tarde que el resto en uno de los lugares más recónditos e inexplorados del planeta: las Islas Cook.
Con una diferencia horaria de 12 horas con respecto a España, este archipiélago situado en el Océano Pacífico perteneciente a la Polinesia Neozelandesa, es un destino perfecto para celebrar la Nochevieja de una forma poco convencional, ya que será uno de los últimos rincones en dar la bienvenida a 2019.
La cultura de las Islas Cook entremezcla una identidad única con un inconfundible halo de leyendas, aventuras y tesoros escondidos. Se trata del destino ideal para aquellos que anhelan alejarse de las rutas turísticas más saturadas, un paisaje diferente ribeteado en playas de arena fina, arrecifes de coral y verdes cimas volcánicas.
Comienza el año bailando una danza polinesia
Una de las actividades más populares en estas recónditas islas es el baile. Al pensar en las danzas polinesias, vienen inmediatamente a la mente Tahití y Hawaii, lugares turísticos más populares que las Islas Cook, pero es precisamente en este archipiélago donde encontramos los bailarines más hábiles. El golpeteo rítmico del tambor, talento enseñado desde la infancia, acompaña el baile.
El “hura” de las Islas Cook es quizás el baile más sensual e intenso. Se realiza en honor a Tangelo, dios del mar y la fertilidad. Cualquier ocasión es buena para bailar, pero los mejores momentos son las frecuentadas noches de la isla, en la que los bailarines invitan a los extranjeros a subir al escenario para unirse a la danza, y especialmente fin de año.
Además, para los que les encante esta danza las islas celebran también en julio su Festival de danza Te Maeva Nui.
Islas paradisíacas
Las Islas Cook se componen de 15 islas, cada cual más exuberante y única, rodeadas de aguas tan cristalinas que permiten ver hasta a 30 metros de profundidad.
Presidida por la que fuera una poderosa pirámide volcánica, la exuberante y verde Rarotonga es capital y centro del archipiélago. Se trata de la isla más joven del grupo por lo que, a diferencia de sus erosionadas hermanas, Rarotonga destaca por sus riscos escarpados cayendo a plomo sobre deliciosas terrazas moteadas de plátanos, cocos, papayas y piñas.