El comercio británico de Benidorm lucha contra el turismo de borrachera
5 febrero, 2020 (16:52:08)Los empresarios y comerciantes que trabajan en la zona inglesa de Benidorm, muchos de ellos de origen británico, se unieron hace años en una asociación para tratar de buscar soluciones y aportar ideas a los problemas de este barrio. Ellos llevan años solicitando que se aumenten los esfuerzos para afrontar las consecuencias del «turismo de borrachera» en la ciudad. Y entre las posibles soluciones estaría la de contar con una normativa específica que sancionara las conductas incívicas.
Así lo explicó a este diario la presidenta de la Benidorm’s British Businesses Association, Karen Cowles. Esta asociación, que engloba a los empresarios de la zona, lleva años reclamando medidas para acabar con los problemas derivadas de ese turismo que acude a la ciudad sólo para pasar unos días en los que el alcohol se convierte en el único protagonista o para celebrar desenfrenadas despedidas de soltero que ya arrancan en el lugar de origen de estos turistas británicos.
El Ayuntamiento de Benidorm lanzó en 2018 un borrador de una ordenanza cívica en la que se incluían como sancionables algunas de estas conductas, como beber en la calle. Pero desde entonces está en un cajón.
En Baleares se ha aprobado un decreto ley por parte del Gobierno autonómico para prohibir alguna de estas prácticas en zonas como Magaluf o San Antonio. Entre ellas contemplan acabar con las barras libres, las excursiones etílicas, las promociones «happy hours», o los «2×1» o «3×1», entre otras. Estas medidas hicieron que Cs y parte del sector turístico de Benidorm, como ya publicó este diario, hayan reclamado que se recupere la normativa municipal para intentar paliar ya unas conductas que se repiten por algunos turistas, sobre todo en temporada alta.
Desde el colectivo de empresarios británicos también están de acuerdo en «resucitar» esa propuesta de normativa. «Veo perfecto que se planteen prohibiciones y que lleven aparejadas consecuencias como las multas», apuntó Cowles. «Cuando de verdad les sucede algo a aquellos que no se comportan bien, a la segunda, se lo piensan dos veces», añadió.
En cuanto al decreto que se ha aprobado en Baleares, la responsable de esta entidad mostró sus dudas: «Habrá que verlo» aunque «yo creo que no va a funcionar» y además afirmó que «no es una solución rápida».
Cowles indicó que «una vez que tienes el problema es muy difícil prohibirlo. «Quitar un 2×1 no creo que solucione el problema», argumentó, ya que, según la presidenta del colectivo, se tiene que atajar mucho más «de raíz». Para ella es «una cosa global» que debería arrancar en el propio aeropuerto donde los turistas ya empiezan «a consumir alcohol» en los vuelos.
Desde el colectivo apuntaron que las medias que hay que tomar para atajar problemas como el «turismo de borrachera» tienen que ser «cosa de todos»; es decir, de las autoridades, los cuerpos de seguridad, los comerciantes, los touroperadores (que son quienes ofrecen ese tipo de viajes) y también los empresarios de los locales: «Si tenemos una zona en la que se ofrecesexo en vivo, siempre está relacionado con un 2×1 o similar». De ahí que apunte que una ordenanza que sancione algunos excesos permitiría controlar más esta situación.
Con todo, alegó que «sobre todo lo que daña es la imagen, y es algo por lo que llevamos luchando muchos años». «Una imagen vale más que mil palabras», añadió Cowles.Nueva normativa: Baleares castigará el «balconing»El decreto de Baleares, aprobado el pasado viernes, prohíbe en tres zonas turísticas de Mallorca e Ibiza la publicidad referida al consumo de alcohol y las barras libres, las excursiones etílicas, las promociones «happy hours», los «2×1» o «3×1», así como la venta de bebidas alcohólicas en tiendas entre las 21.30 y las 8.00 horas.
También se refieren al «balconing»: cualquier hotel de Baleares podrá expulsar «inmediatamente» del establecimiento a alguien que lo practique y se enfrentará a multas de entre 6.001 a 60.000 euros. El decreto limita además las «party boats» (fiestas en barcos), entre otras cuestiones.
Desmadre a la inglesaBenidorm es uno de los destinos favoritos de los ingleses para las despedidas de solteroEn la película «Resacón en Las Vegas» cuatro amigos celebran la despedida de soltero de uno de ellos y, sin saberlo, ingieren una droga que les hace perder la consciencia y correrse la gran juerga de sus vidas. En Benidorm, los británicos no tienen que recurrir a demasiadas sustancias, más allá de la cerveza fría, para pegarse una de esas farras que hacen historia.
Para prueba, un botón. Martes 16 de septiembre, una del mediodía. Centenares de personas se agolpan en la terraza de un local situado en primera línea de la Playa de Levante, donde bailan, beben y disfrutan de música en directo. Este establecimiento se ha convertido en el epicentro de la marcha inglesa en las primera horas del día. Y cómo no, de las despedidas de soltero. El 30% de sus clientes, según el encargado, celebran el fin de la libertad de algún compañero o compañera antes de pasar por la vicaría. Aquel martes, en el centro de la terraza, un joven de poco más de veinte años, está atado por la cintura a uno de los postes. Forma parte de un grupo de británicos que celebra una despedida de soltero y, por su indumentaria, tiene toda la pinta de ser el novio. Bueno, por su indumentaria o por la carencia de la misma. No lleva nada. Sus camaradas le han dejado atado como Dios lo trajo al mundo y las chicas de alrededor no parecen estar demasiado ofendidas o ruborizadas. Se ríen, siguen la broma, no parece que estén viendo algo fuera de la normal… Es parte del desmadre británico en Benidorm.
Inglesas protagonizando escenas eróticas con muñecos hinchables, partidos de voley playa un tanto etílicos en el que todos los jugadores, nadie saber por qué extraña razón, también acaban en pelotas. Los límites del desmelene sólo los pone la imaginación de estos vecinos de Reino Unido.
El reconocido fisioterapeuta Pedro Torres junto con José Antonio Gilbert, propietario de la empresa Despedidas Farley, subraya que el británico vive este tipo de celebración de manera muy diferente al español. «Lo primero es que dura más días, ya que al desplazarse se pasan entre tres y cuatro noches aquí. Lo segundo es que son más intensas. Ellos beben desde que se levantan hasta que se acuestan. Los españoles son más de organizar actividades durante el día -en el caso de que el plan vaya más allá de una noche- y después salir. A un inglés dale cerveza, música en directo y playa. No se complican», indica. Este experto en despedidas tiene claro el perfil de británico que disfruta de una de estas fiestas en Benidorm: «Son mucho más desinhibidos que los españoles en el plano sexual. Les importa menos quedarse en pelota picada por la calle. Sólo hay que ver sus disfraces. El triquini en los chicos es el más popular. Las chicas, por su parte, se sofocan mucho menos. De hecho, si les hacen “un calvo” o les muestran sus calzones, u otras partes más comprometidas, no se enfadan, lo toman a broma. Aunque en ese sentido van más locos, cuando el encargado de un pub o el personal de seguridad les llama la atención son mucho más obedientes. Si tiran a uno de un local por hacer el tonto, se va y sus colegas no rechistan. Nosotros, en esos casos, nos ponemos más gallitos», argumenta.
El encargado del local, Filip Kalista, está de acuerdo con esto al 100%. Precisa que algunos grupos de españoles le han llegado a dar más problemas, y en algún caso ha requerido la presencia policial. Kalista también explica que los británicos llegan a su establecimiento al mediodía y a las tres de la tarde enganchan con la apertura de los bares de la calle Mallorca y alrededores. La fiesta es «non stop».
Hayley Waterman es una londinense que se encuentra este fin de semana en Benidorm de despedida de soltera. Mientras ella y sus amigas se toman su tercera o cuarta cerveza al mediodía, la novia, Fiona, está durmiendo la mona en la playa. Al parecer, le cuesta aguantar el ritmo. Este grupo de féminas comenta que han elegido esta ciudad por el «buen tiempo, la fiesta y, sobre todo, porque es barata». El presupuesto de cada una de ellas no sobrepasará los 300 euros.UN NICHO DE MERCADOLas despedidas de soltero para británicos en Benidorm no son demasiado caras. La empresa de Paul Smith ofrece packs especiales por 79 euros en temporada baja y 107 en alta. Estas ofertas incluyen tres noches de hotel o apartamento, traslados al aeropuerto, un guía y una excursión por bares de la zona. Si se trata de chicos también les introduce un pase vip para una sala de striptease y si son chicas una sesión de spa o una cena especial. Smith trabajaba en el touroperador Thomas Cook, y decidió montar su propio negocio viendo un nicho de mercado, entre otras cosas, en el mundo de las despedidas. Desde Benidorm organiza este tipo de viajes con público británico a diferentes puntos de España y Reino Unido. En Benidorm comenzó hace ocho años y «el primero sólo trajimos a unos 400 ingleses. Hemos hecho mucho trabajo de promoción en Inglaterra, introduciendo publicidad en medios de comunicación de allí, y en 2014 podemos presumir de haber aumentado la cifra hasta los 10.000. Para el año que viene ya tenemos alrededor de 6.000 reservas hechas», anuncia el empresario.
La temporada para ellos arranca en febrero y se alarga hasta julio. En agosto, según precisa, baja, ya que es el mes en el que más se casan los ingleses. En septiembre y octubre vuelve a resurgir un poco. Smith, que tiene dos mercantiles dedicadas a este mercado (Ultimate Stag para chicos y Extreme Hem para chicas), afirma que los hoteles tampoco les ayudan mucho a potenciar su negocio, «ya que los precios de las habitaciones cada vez nos los ponen más caros. Si no rebajan, lo potenciaremos más en otras ciudades. Nosotros traemos aquí a gente que se gasta, de media, 500 euros sólo en beber y comer durante tres o cuatro días», reseña.
Ramón Román, propietario junto a su hermano de muchos de los locales de la zona inglesa, da buena fe de ello. «Es gente que no deja de beber y eso siempre interesa. Tampoco son demasiado polémicos. Son chavales que vienen en grupo a pasarlo bien. Siempre hay alguna oveja descarriada, pero suelen ser casos muy concretos. En los últimos años ha subido mucho. Para nosotros suponen más del 50% de nuestra clientela. Yo creo que las despedidas nos han salvado las últimas temporadas», confirma.