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Croacia: un competidor que se está despertando

El país cerró 2017 con 16,5 M de turistas internacionales, un 14% más

Publicada 13/04/18 -Actualizada 03/07/18 22:58h
Croacia: un competidor que se está despertando
  • El objetivo es posicionar al país como destino para todo el año promocionando productos como el turismo de salud, cultural, la enogastronomía o las vacaciones activas
  • Según las últimas cifras disponibles correspondientes a 2016, el 79,6% de los 6.232 alojamientos existentes se incluye dentro de la categoría de “otros”, que bien pueden ser viviendas privadas, frente al 11,5% que representan hoteles y aparthoteles
  • El conflicto de los Balcanes permitió al país observar y aprender de lo que estaba ocurriendo en la cuenca mediterránea e influyó en su decisión de ser muy cautos con la ‘cementización’ del destino y buscar el crecimiento sostenible

Croacia cerró el año pasado con 16,5 millones de turistas internacionales, un 14% más, que realizaron 89,8 millones de pernoctaciones (+12%). Aunque según apunta el director de su Oficina Nacional de Turismo, Kristjan Staničić, el objetivo es posicionar al país como destino para todo el año “promocionando productos como el turismo de salud, cultural, la enogastronomía o las vacaciones activas”.

Como mercados emisores destacan Alemania (20,7 millones de pernoctaciones en el último año), Eslovenia (10,1 millones), Austria (7,6 millones), Polonia (6,3 millones) y República Checa (5,4 millones). Así lo ha detallado Sania Jelic, actualmente directora de Cuentas Estratégicas en TravelClick pero que durante nueve años estuvo al frente de la Oficina de Turismo de Croacia en España hasta el cierre de la delegación.

Precisamente la reducida diversificación de países emisores es una de las debilidades del turismo croata, según ha señalado Sania Jelic. A ella se suman “una pronunciada estacionalidad, una demanda que supera la oferta de alojamiento, con un número limitado de plazas hoteleras, lo que puede incidir en precios poco competitivos; infraestructuras viales insuficientes para absorber el tráfico que se genera en fechas punta; así como el peligro de masificación del destino en los picos de llegadas en agosto”.

A todo ello se añade la creciente oferta de vivienda vacacional, favorecida por el reducido número de plazas hoteleras citado por Jelic. Así, según las últimas cifras disponibles correspondientes a 2016, el 79,6% de los 6.232 alojamientos existentes se incluye dentro de la categoría de “otros”, que bien pueden ser viviendas privadas, frente al 11,5% que representan hoteles y aparthoteles.

Por número de plazas ocurre lo mismo: del 1,13 millones, el 59% se ubica en viviendas privadas (y creciendo hasta alcanzar las 668.830), mientras que el 20% se encuentra en campings (227.559) y el 12% en hoteles y aparthoteles (137.222).

Veraneantes en el Parque Nacional de Krka, en Croacia, destino donde los paisajes
naturales constituyen uno de los principales atractivos.Veraneantes en el Parque Nacional de Krka, en Croacia, destino donde los paisajes naturales constituyen uno de los principales atractivos.

El gran reto del turismo en Croacia, como ha subrayado Sania Jelic, es “combatir la estacionalidad, no permitir la masificación del destino en los momentos pico de la temporada alta y ampliar la oferta turística a todo el territorio nacional, no únicamente los principales destinos de la costa como Dubrovnik”. De hecho, añade, “uno de los principales objetivos para 2020 es incrementar los ingresos, más que el número de llegadas”.

Para ello cuentan con las fortalezas turísticas del país: “su relativamente escasa masificación y virginidad y diversidad de paisajes, limpieza, seguridad, profesionalidad, amabilidad, relativa buena relación calidad-precio, diversidad de tipo de alojamiento, facilidad de llegada gracias al creciente número de rutas aéreas desde distintos puntos de Europa, relativamente buena conexión del continente con las islas y uso habitual de diferentes idiomas”.

Trayectoria histórica

El turismo comenzó en Croacia a finales del siglo XIX cuando los aristócratas del Imperio Austrohúngaro llegaban a la región de Kvarner (Opatija) a pasar el invierno para beneficiarse de su clima. Allí construyeron sus palacios, que también empezaron a ocupar en verano. A partir de ahí, según Sania Jelic, “se invierte en la edificación paulatina de establecimientos hoteleros por la costa. El gran boom llegó en los años 1960 y 1970, cuando comenzó el desarrollo de la turoperación en Europa y los operadores alemanes y británicos contrataban servicios en el destino”.

El conflicto de los Balcanes en la década de 1990, según ha reconocido Jelic, “frenó el hasta entonces continuo crecimiento de llegadas de turistas extranjeros. Pero también abrió un plazo de tiempo que permitió al país observar y aprender de lo que estaba ocurriendo en la cuenca mediterránea en esa década, caracterizada por una ferviente inversión hotelera en todos los países; lo cual influyó en la decisión de ser muy cautos con la ‘cementización’ del destino y querer crecer de forma sostenible y controlada. Y en ello estamos”.

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