¿Futuras competencias en profesionales presentes?

Publicada 26/10/09
¿Futuras competencias en profesionales presentes?
A primeros de mes tuve la suerte de ser invitado a Argentina a dar unas charlas y en el transcurso de las mismas Javier Grosman me entregó una pregunta que en su momento no tuve la oportunidad de responder y cuya contestación, he de reconocerlo, he ido dilatando en el tiempo ante la magnitud de la pregunta. Porque la pregunta en cuestión se las trae: ¿Qué competencias deberían desarrollar los futuros profesionales en turismo teniendo en cuenta los usos de las nuevas tecnologías? ¡Toma ya!
Sin duda la pregunta es muy pertinente y necesaria para los tiempos que corren. Se nota un profundo desconcierto en los planes de estudios y los mismos enseñantes en cuanto a los cambios que se están produciendo en las formas y contenidos de las distintas carreras en las que las nuevas tecnologías influyen, que son prácticamente la totalidad. Lo malo es que una contestación completa requeriría un tratado de gestión para el que no tenemos ni espacio ni tiempo, por lo que voy a ofrecer una opinión puramente personal y, por lo tanto, viciada de mis experiencias, pensamientos previos y limitaciones intelectuales.
 
Hablar de profesionales del turismo, así, en general, imposibilita mucho la respuesta, porque la generalización en el turismo, un sector con una gran transversalidad, supone decidirse por la totalidad, y eso es imposible de gestionar. Por tanto voy a entender que la pregunta va encaminada a descubrir aquellos estudios que se suponen son indispensables para tener una visión global, más o menos profunda, del sector.
 
Mentalidad abierta
 
Creo que lo fundamental es disponer de una mentalidad abierta. Estamos viendo constantemente cómo las influencias y los cambios que se están produciendo en el turismo no vienen del propio sector. No es ya solo que las nuevas dinámicas de gestión, soluciones tecnológicas o ideas estén surgiendo de sectores distintos al turístico, es que dentro del propio sector estamos viendo cómo los centro de gestión se mueven e integran elementos antes conceptualizados como de la periferia, curiosamente el más importante, el cliente.
 
Estas nuevas dinámicas nos obligan a estar atentos a todas las opiniones e ideas que puedan ser recibidas desde el exterior del tradicional círculo de gestión. Además el conocimiento no se gestiona del modo tradicional, por lo que su difusión radial y su falta de control nos obliga a estar abierto a cualquier origen como lugar de transmisión de ese conocimiento.
 
Centrarse en lo que tradicionalmente se ha enseñado en las distintas carreras de turismo es un error, porque los cambios que se están produciendo van más deprisa que la velocidad con la que cambian los planes de estudio. Lo que ocurre s que yo creo que para trabajar en turismo lo mejor es no estudiar turismo. Yo apostaría por carreras como sociología, antropología social, empresariales, económicas o incluso filosofía. Sí, lo sé, no tienen nada que ver con turismo? o sí. La verdad es que los conocimientos específicos sobre el sector se pueden conseguir en un posgrado o con años de experiencia en el mismo (personalmente considero que tiene más valor lo segundo, pero supone más tiempo). De lo que se trata con los estudios referenciados es de conseguir esa mentalidad abierta tan necesaria en los entornos actuales y que tan difícil de conseguir parece que es para algunos.
 
Por supuesto, hoy en día si n se conoce Internet y las dinámicas que se mueven en torno a él estamos perdidos. Conocer los medios sociales, las herramientas que van apareciendo. La mayor o menor profundidad del conocimiento dependerá del tipo de negocio y del enfoque a nuestra presencia en el sector que le demos, pero el saber las dinámicas en las que se mueven estos entornos es fundamental.
 
Competencias psicológicas
 
Creo sinceramente que las competencias fundamentales de los nuevos profesionales turísticos son más psicológicas que de conocimiento. Repito que el conocimiento es algo que se adquiere y que depende mucho de los que necesitemos en nuestro trabajo. Sin embargo, una formación intelectualmente humanista va a ayudar a un conocimiento generalista de los fenómenos a los que nos enfrentemos y a no cerrar puertas ante cualquier posible solución o respuesta a un problema planteado.
 
Por favor, que nadie entienda un desprecio ante otros tipos de estudio o ante otros enfoques, lo que ocurre es que las personas y profesionales que he conocido y que más me han impresionado intelectualmente tienen siempre un enfoque y una visión generalista e integral, a partir de la cual llegan a los problemas particulares y a soluciones concretas.
 
Mi último consejo fruto de todo lo dicho: no se crea poseedor de la verdad ni se posiciones en una cima desde la que es imposible que los que van por el valle le den lecciones a usted. Hace poco leía la contestación de un lector que casi se ofendía porque decía que los agentes de viajes españoles debían de aprender algunas cosas de los argentinos. Me parece bien, cada uno tiene la opinión que quiere y se sitúa donde desea, pero yo prefiero moverme en la multitud del valle y dialogando constantemente con uno y otros que encastillarme en la soledad de la montaña hablando conmigo mismo. Creo que la primera opción ofrece una vida más rica, que al fin y al cabo es de lo que estamos hablando, de vivir, ¿no?.
 
Juan Sobejano  (juan.sobejano@hosteltur.com)

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