El entorno innovador no nace, se hace

Publicada 16/11/09
El entorno innovador no nace, se hace
Llevamos un par de artículos reflexionando sobre los destinos, ya sea entendidos como entornos experienciales o de innovación. Hemos hablado de la importancia de los mismos como escenarios del disfrute turístico y como destinos de iniciativas y dinámicas de innovación. Hoy vamos a ver cómo Juan Freire conceptualiza esos entornos innovadores y marca las claves que pueden desarrollarlos.
Habla Juan Freire de aquellos agentes, actores o direcciones en las que debemos actuar para llegar a generar i-cosistemas, entornos donde la innovación se desarrolle de un modo más natural y lógico. Empieza así marcando como primer objetivo la educación. Parece lógico que un entorno que busca en las ideas y el conocimiento la base de su desarrollo trate de actuar en esos entornos donde el conocimiento y la intelectualidad son naturales. Para Freire ?se necesita un cambio radical en los modelos de aprendizaje que por una parte acepten y aprovechen al máximo el conocimiento accesible en la red y la educación informal y que partiendo de esas realidades trabajen mucho más en los procesos.? Estamos acostumbrados a asumir que el conocimiento tiene una serie de orígenes determinados y estructurados, la mayoría de ellos sostenidos en una serie de principios de autoridad que en ocasiones falsean el valor del propio conocimiento, dándoselo sin merecerlo o, en el caso contrario, minimizando el valor de un saber porque parte de una fuente no suficientemente valorada. Si hay algo que enseña la Red es que el conocimiento, el saber y las ideas están en cualquier lugar, y que los principios tradicionales de autoridad no sirven, debiendo asumir unas nuevas formas de valoración de la fuente basadas en la reputación informal, la difusión y la repetición de esa fuente.
 
Con el desarrollo de este tipo de estrategias de educación se pretende iniciar el camino hacia esos entornos innovadores, para los que resulta fundamental sustituir las políticas de subsidios por las políticas de incentivos. En una economía como la nuestra donde el peso de lo público es tal grande, resulta fundamental que el dinero que las administraciones invierten esté bien direccionado, favoreciendo las iniciativas innovadoras sobre las de conservación del statu quo. Como dice el propio Freire ?se subsidia lo que tiende a la obsolescencia o lo que presenta escaso dinamismo. Por el contrario, un incentivo bien diseñado logra dinamizar y orientar las actividades hacia los sectores más competitivos.? El dinero enfocado al resultado, al cambio productivo e innovador, a la integración del futuro en el presente, no al mantenimiento de entornos y dinámicas decadentes y con fecha de caducidad.
 
Un nuevo concepto de lo público
 
Todo ello ha de enmarcarse en unos espacios públicos adecuados, en los que el adjetivo ?público? esté lleno de contenido y no sea un concepto vacío más. ?Un espacio público es cualquier tipo de entorno, contexto, plataforma que permite la relación abierta y multidireccional entre personas. Por tanto un espacio público debe cumplir dos requisitos: facilitar la comunicación y unas reglas de gobierno que permitan un uso activo y compartido de los diferentes usuarios.? Por lo tanto no estamos hablando sólo de un concepto urbanístico, sino también social, donde las relaciones y la capacidad de comunicación tengan un lugar fundamental dentro de los valores a defender. Estos espacios han de ser los contenedores donde se desarrollan las acciones y estrategias innovadoras, los destinos turísticos donde los distintos agentes despliegan sus capacidades de adaptación, asimilación y desarrollo de valor. Han de ser abiertos en la gestión y capaces de integrar distintas formas de disfrutar y consumir ese espacio.
 
Cuando hemos hablado de una educación abierta e informal teníamos también en mente la importancia que internet está teniendo para la difusión y gestión del nuevo conocimiento. La libertad de relaciones y transmisión y una estructura radial que favorece la difusión viral de las ideas son un entorno ideal para que la innovación se asiente. La utilidad de las ideas está en su uso, en su difusión, y en la posibilidad de que cada nodo aporte valor a un conocimiento inicial más o menos simple y que al final del camino puede generar un proyecto complejo y ?disruptor". Junto a eso hemos de tener en cuenta y gestionar las limitaciones que suponen una concepción de la propiedad intelectual restrictiva. Este tipo de limitaciones, que dificultan la difusión partiendo de una forma de entender las ideas y conocimientos como propiedad, son un claro obstáculo para la difusión y generación de innovación. Los destinos turísticos que son incapaces de crear entornos de difusión de conocimiento, de colaboración interactores del propio destino pierden grandes posibilidades de innovación y se sumergen en un entorno de suma cero en el que se pretende generar valor excluyente desde la posesión y ocultación de las ideas y conocimiento.
 
Espacios para la creación
 
Finalmente es fundamental articular espacios de creación, espacios en los que no se limite la transmisión de información y conocimiento a una acción unidireccional, sino que se busca el diálogo, la conversación y la síntesis de ideas y conocimiento en pos de una mejora constante. En este caso se integran a todos los actores del entorno y del destino, sin importar si forman parte formal o no de la estructura productiva y si tradicionalmente lo han sido. La aportación del viajero se torna entonces fundamental, tanto por su visión extraorgánica como por ser el destinatario último del producto y servicio turístico.
 
La generación de i-cosistemas pone enmarca todo el potencial del entorno en el que se desarrolla y ofrece al destino más herramientas y capacidades para mejorar su respuesta ante los retos y cambios que se están generando en el sector turístico, algunos con un origen claramente en el propio sector, pero otros con uno muy exogámico y que necesita respuestas que una estrategia de límites y cerrazones mentales no puede solucionar.
 
Juan Sobejano (juan.sobejano@hosteltur.com)
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Comentarios 1
Gran tema el de la innovación Juan. Las propuestas de Juan Freire son muy interesantes y plantean cuestiones muy pràcticas para la innovación. Quisiera, pr mi parte, aportar dos reflexiones a lo que tan bien has expuesto. Primero, en un sector tan atomizado y con estructuras empresariales tan pequeñas, la innovación debería llevarse a cabo de manera cooperativa entre empresas, ya que los grupos de innovación dentro de las mismas empresas adolecen, a veces, de masa crítica para poder generar una dinámica de aprendizaje que facilite la innovación. Para conseguir esta innovación cooperativa, haría falta que las empresas facilitasen e incluso incentivasen la comunicación transversal entre profesionales de diferentes empresas. Evidentemente lo primero que puede parecer es que sería una manera de incentivar la fuga de información de las empresas. Ante todo, habria que preguntar a las empresas que sucede con la información y el conocimiento que pierden cada año cuando el personal termina la temporada y, muy probablemente ya no volverá a trabajar con ellos. También habría que tener en cuenta que es tarea de la empresa crear una cultura de cohesión que facilite la incproporación de concimiento externo y refuerce aquel interno. La segunda reflexión, precisamente va en este sentido, es decir, en el de reforzar el conocimiento interno en la empresa turístcia, a base de estrechar las buenas relaciones con y entre el personal a través de facilitar la socialización con actividades y espacios de reunión. Esta estrategia aporta beneficios a la innovación en dos sebtidos: primero, porqué con la socialización ayuda a romper barreras, que se generan siempre con la jerarquización en la empresa. En segundo lugar, porqué la socialización facilita la creación de confianza entre los trabajadores, para que fluya el conocimiento tácito en el trabajo y pueda recogerse, luego en forma explícita. El modelo japonés de socialización en la empresa y su combinación con el ciclo de generación de conocimi9ento de Nonaka y Takeuchi, serían los ejemplos que podrían servir para la empresa turística. En todo ello, las tecnologías 2.0 pueden ayudar de manera considerable.