Momentazo
29 diciembre, 2008 (10:23:17)(Los nombres de las personas y la empresa son inventados. La situación es real)
La sociedad de gestión inmobiliaria Marc Vigneron, una multinacional con presencia en 10 países y gran cliente del hotel, organizaba en el mismo una convención solidaria en favor de una asociación de diminuidos síquicos, acción que se encuadraba en una especie de plan de buenas causas que desarrollaba la empresa durante todo el año.Aquel día comenzaron a llegar los invitados al evento. La verdad es que era bastante emocionante ver las caras de alegría de las personas que iban llegando; había casos que, realmente incitaban a uno a darse cuenta de la suerte que se tiene cuando no tienes en tu vida situaciones como las que allí se veían y que iban desde parálisis cerebral, hasta Síndrome de Down. Aunque como todo, nunca sabes si en realidad te pierdes algo positivo al no vivirlo.
Pero esto forma parte de otro debate, así que, volviendo a la historia que os cuento, resulta que por el hall del hotel andaba un poco despistado un hombre de mediana edad que venía con el grupo. El hombre llevaba gafas, pantalones cortos con peto, calcetines por debajo de las rodillas y una mochila azul y roja. Estaba como despistado y Patricia, de recepción, quiso hacer su labor particular:
- Hola, bonito - le dijo - ¿Te gusta el hotel?.... A ver ¿qué te ha puesto tu mamá en la mochila? - le preguntó mientras le abría la mochila en la que halló un par de sandwichs y una botella de agua.
Él sonrió y Patricia le dio un beso.
- Bueno, guapo - ya verás cómo te gusta. Que te lo pases bien.
La verdad es que alguno de sus compañeros que la vieron se sintieron bien y creció en ellos la solidaridad por la causa.
La llegada de todo el grupo transcurrió perfectamente , todo lo bien que se espera de un hotel de esa categoría.
Una vez estuvo ubicado todo el grupo, Patricia y el jefe de recepción miraban comentaban. Y de pronto Patricia vio al director del hotel charlando con "su hombre"y comentó con el jefe de recepción:
- ¡Fíjate!, pobre señor Rodríguez (el director), lleva más de diez minutos aguantando el rollo de este pobre hombre.
- Bueno. Patricia, dijo su compañero, es lo menos que puede hacer. Es Jaime Neira el Director General de Marc Vigneron.
Jamás olvidará Patricia el subidón que le produjo aquello y, aún hoy, un año después, siente que le arde la cara cuando pasa por el lugar en el que le abrió la mochila a Jaime Neira.
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