2016. ¿Año de éxito turístico?
16 septiembre, 2016 (13:04:53)Aún no hemos terminado este 2016 y se avecina un año en el que el turismo va a batir casi todos los registros turísticos. Tras un verano de noticias resaltando los grandes indicadores turísticos de los que gozamos, políticos, empresarios y hasta sindicatos (por aquello de las contrataciones de verano) se han encontrado inmersos en una borrachera de éxito y parabienes para todos.
Y es verdad. En un año de una gran incertidumbre político-económica, el turismo ha vuelto (siempre lo hace...) a sacar la cabeza por nosotros como casi único sector en el que somos una potencia mundial. Según las previsiones de la UNWTO(Organización Mundial del Turismo), España está muy bien colocada para desbancar a EE.UU en la segunda posición en mayor número de viajeros recibidos (en 2015 Francia ocupaba el primer lugar con 84,5 millones seguida de EE.UU con 77,5 millones y España con 68,2 millones).
Según Turespaña y el INE, hasta el mes de Agosto nuestro país ha recibido un total de 64 ,9 millones de viajeros (casi 4 millones más que en mismo periodo en 2015), por lo que todos los presagios apuntan hacia más de 70 millones de turistas, una cifra récord jamás alcanzada en la historia turística del país. Tanto es así, que según la patronal Exceltur el PIB turístico aumentará en un 4,4%, por lo que se situaría por encima del 15% PIB.
Sin embargo, más allá del más del claro impacto positivo del turismo en nuestro país, debe ser nuestra misión analizar desde una perspectiva más amplia las consecuencias de este panorama tan favorable.
Desde el punto de vista de empleo, es incuestionable que el turismo tiene mucho que aportar, ya que el trabajo en este sector ya supone el 13,6% del empleo total de la economía española. Según los datos correspondientes al segundo trimestre del 2016, hay más de 2,86 millones de personas que trabajan en actividades turísticas, un 4,8% más que en el mismo período de 2015.
Si analizamos las variables económicas debemos fijarnos en el gasto medio, un indicador que ya no se presenta tan próspero como las cifras anteriores. Es verdad que llegan más turistas, pero cada vez gastan menos. En el primer trimestre del 2016 las entradas crecieron un 11% pero el gasto medio y medio diario retrocedieron. Esto es debido en parte a la estructura de nuestra demanda, la cual se caracteriza por unos mercados emisores como el británico o el francés, para los que España es el destino preferido entre sus clases con no un muy alto poder adquisitivo. En cualquier caso el problema es antiguo, ya que llevamos más de 15 años con una paulatina caída del gasto medio y no hemos sabido remediarlo.
Puede que el problema sea de posicionamiento y producto. Debemos ir a por segmentos con un gasto medio más alto, como es el caso del Turismo cultural, el Premium, Enoturismo o Foodies, y dejar de promocionar lo que ya todo el mundo entero sabe: el buen clima, las playas y el sol.
Pero..... ¿Cuántos turistas caben en España? ¿Cuántos somos capaces de soportar?
Estas son las dos grandes preguntas que debemos hacernos, tanto los empresarios turísticos como la sociedad española. En este año de records y de conexiones en directo desde la playa de la Concha y Benidorm, también los medios se han hecho eco de una realidad casi inexistente hasta ahora: el rechazo al turista.
Este ha sido el verano de las pancartas anti-turismo: "Tourist go home; Refugees welcome", "Stop guiris" y "El turisme destrueix la ciutat", son algunas de las proclamas blandidas por los vecinos de la Barceloneta, Magalluf, Palma de Mallorca, Ibiza o Formentera.
Esta ha sido la otra cara de nuestro gran año turístico: poblaciones cuyos vecinos comienzan a saturarse del turismo porque les perturba en su día a día. Y recordemos que este panorama de crecimiento probablemente seguirá a consecuencia del llamado "trasvase de turistas", provocado por la inestabilidad de los destinos competidores del Mediterráneo Oriental. La inestabilidad en estos destinos se ha traducido en una pérdida de más de 4,6 millones de turistas. Y este es un problema que a medio plazo parece no tener solución, por lo que desafortunadamente para ellos, España seguirá beneficiándose de esta penosa situación.
Por lo tanto, nos enfrentamos a unos años de crecimiento turístico, por lo que es importante que los diferentes destinos nacionales gestionen correctamente estos grandes flujos turísticos. Este tema se debe abordar y discutir con la madurez que necesita este sector, sin que unos sean acusados por otros de ir en contra del turismo, o los otros de cargarse el medioambiente y las sociedades locales. He aquí los retos:
- Infraestructuras: es la parte en la que arecemos más preparados. Tenemos una red de 48 aeropuertos que han acogido a 207,4 millones de pasajeros en 2015, pero tienen una capacidad estimada de 335 millones según AENA. Contamos con una moderna red de autopistas y autovías que conectan la península de sur a norte con una perfecta salida hacia Europa. En cuanto a la alta velocidad, somos el segundo país del mundo, con 1.963 kilómetros, por delante de Japón, Francia o Italia. Y en el transporte marítimo, contamos con 4 puertos entre los 50 primeros del mundo (Barcelona, Baleares, Las Palmas y S.C de Tenerife).
- Nuevos actores y tendencias: los millenials, el turismo mobile o la turismo colaborativo están cambiando la forma de viajar de los turistas, por lo que debemos conocerlos y adaptar la industria y destinos a las necesidades y retos que implican. El caso más claro lo tenemos con el alojamiento colaborativo. Plataformas como Airbnb o HomeAway están sumando plazas de alojamiento por miles en los principales destinos de moda, sin que las administraciones puedan, por ahora, modular este crecimiento. Esto está generando diferentes problemáticas, como en el caso de Barcelona, San Sebastián, Valencia o Madrid, en donde se están sucediendo las protestas vecinales y las denuncias.
- Medioambiente y energía: está claro que es la dimensión que más retos va a plantear con el progresivo aumento de la presión turística. El consabido problema de agua para riego y consumo humano debe ser resuelto en zonas como el mediterráneo español e islas, en donde se concentran más del 90 % de los turistas que visitan nuestro país. De igual forma el suministro eléctrico o la gestión de los residuos urbanos deben ser revisadas para no llegar a situaciones de riesgo que nos hagan morir de éxito. En cuanto a la gestión de espacios naturales más sensibles, se debe calcular de forma anticipada los umbrales máximos de turistas, para así determinar la capacidad de carga de los espacios y actuar en consecuencia.
- Cultura y patrimonio: a pesar de los problemas de posicionamiento cultural mencionados anteriormente, tenemos una serie de productos estrella muy visitados: la Sagrada Familia, Casa Batlló, Museo del Prado, Catedral de Santiago, La Alhambra, Altamira etc... Al igual que en el medioambiente, debemos gestionar de forma correcta los flujos de visitantes, tanto para cuidar los propios bienes como para que la experiencia de visita sea agradable. De otra forma, los bienes se degradarán y la experiencia de visita será negativa, con las consiguientes críticas Smartphone en mano, las cuales llegarán a millones de personas vía Tripadvisor.
- Sociedad: finalizamos este post con uno de los impactos más difíciles de gestionar y con el que comenzábamos. Existen ya ciertos destinos que comienzan a estar sobrepasados. Ibiza por ejemplo recibirá este año 20 turistas por cada habitante y con alta estacionalidad, lo que exige disponer de infraestructuras que quedan ociosas gran parte del año. Algo parecido, aunque en menor medida, ocurre con Menorca con 12 turistas por habitante, o incluso con Mallorca con 10, pero con una estacionalidad menor. Tenerife, con 'solo' seis turistas por habitante ya avisa de sus limitaciones derivadas en parte de su carácter insular.Se debe por lo tanto, hacer estudios de capacidad de carga sobre los destinos y en ellos se debe contar con las necesidades e inquietudes de la población local, los cuales deberán opinar sobre el precio a pagar a cambio del turismo.
En este sentido, se deberán poner en marcha acciones de sensibilización de la población local en pro del turismo, reconducción de flujos turísticos hacia otros destinos o recursos, establecimiento de umbrales máximos de visitantes o la implantación de una tasa turística son algunas de las medidas que se deben estudiar durante los próximos años.
Está claro que nos espera un futuro muy prometedor, pero debemos ser capaces de gestionar correctamente el idilio con nuestro principal sector económico. Recordemos que del amor al odio, sólo hay un pequeño paso.