El sector turístico se resiste al cambio

Esta resistencia al cambio se produce en todos los sectores, pero es fundamental porque, como han coincidido en señalar los participantes en esta jornada, la revolución digital no se basa sólo en la tecnología sino también en la transformación de la cultura empresarial y de las propias competencias de los profesionales. Y es que, como ha afirmado Marián Muro, directora general para España del Grupo Julià, “no hay una estrategia de cómo aplicar la tecnología y hay carencia de talento”.

Ahora son necesarias habilidades como adaptabilidad, comunicación, flexibilidad, responsabilidad y, según ha indicado Patrick Torrent, director ejecutivo de la Agencia Catalana de Turismo, “además es importante la creatividad, que con frecuencia está poco estimulada en las organizaciones, la capacidad de aceptar errores, la generosidad, el espíritu crítico, la ética y los valores”.

Imagen de la mesa redonda celebrada en el marco de la jornada organizada por la Facultad de Turismo y Dirección Hotelera Sant Ignasi (HTSI) sobre transformación digital en el sector turístico.

Pero por encima de todo, según Juanjo Rodríguez, fundador de The Hotels Network, “el elemento clave para el éxito de las empresas sometidas a procesos de transformación digital es la flexibilidad”. No en vano, en palabras de Torrent, “cambiar el ADN de las compañías es muy difícil, aunque hay muchas del sector que están en ese proceso”.

Nueva oportunidad

Un proceso que se ve beneficiado porque, como ha destacado Christian Rodríguez, CEO de ByHours, “se ha generado una economía que nos ha ofrecido las herramientas para revolucionarlo todo”, asegurando que cada evolución y/o revolución es una nueva oportunidad para todos los sectores afectados. “Hoy cualquiera de nosotros tiene las herramientas para cambiar todo aquello que desee. Las oportunidades nos rodean, pero es imprescindible estar atentos”.

Como dato revelador ha apuntado que en el último lustro cinco de las seis primeras compañías del mundo son digitales: Apple, Facebook, Uber, Alibaba y Airbnb. Una de las claves es que no hay barreras de entrada como antes. Prueba de ello es que ninguna de ellas tiene activos propios o físicos y la gran mayoría se encarga de la intermediación.