Según el experto Jordi Cuenca, socio-fundador de Área Arquitectura

El éxito de la franquicia hotelera empieza por el interiorismo

Seguir los estándares de las grandes marcas no está reñido con un diseño con personalidad

Publicada 27/12/18
El éxito de la franquicia hotelera empieza por el interiorismo
  • Las especiales características de cada edificio ya lo condicionan enormemente y lo hacen especial, sin olvidar su entorno e historia
  • El incluir los estándares de calidad de una marca es mejorar el producto, pero conservando siempre su personalidad diferenciadora
  • La clave está en poner en valor los atributos del hotel y de su entorno, sumándoles los estándares de calidad de una marca internacional

Seguir los estándares de calidad de las grandes cadenas internacionales no está reñido con un interiorismo hotelero con personalidad propia, lo que sí supone un gran valor añadido para el establecimiento, según el experto Jordi Cuenca, socio-fundador de Área Arquitectura.

En ocasiones algunos propietarios son muy reticentes a reconvertir sus establecimientos bajo el paraguas de una franquicia hotelera por el miedo a perder su carisma o personalidad al tener que someterlo a los estrictos estándares de calidad de una gran marca internacional, aún a sabiendas de que el cambio pueda suponer una excelente oportunidad de negocio para llegar a un tipo de cliente internacional que de otra manera sería imposible conseguir.

En opinión del experto Jordi Cuenca, socio-fundador de Área Arquitectura, “asumir la conceptualización de un hotel con una marca y modificar las instalaciones para adaptar el establecimiento a sus requerimientos y estándares de calidad no debe restarle personalidad en absoluto”.

En el diseño del DoubleTree by Hilton Madrid Prado se han aunado las necesidades de estandarización de la marca y la funcionalidad con la historia y arquitectura del edificio.

Cuenca ha llevado a cabo el reposicionamiento de numerosos establecimientos hoteleros, algunos de ellos bajo prestigiosas marcas internacionales, y es conocedor de la importancia de guardar el carácter propio de cada uno de ellos. “Tendemos a pensar que el hotel pasará a ser un producto más, como hecho en serie, pero no es así, primero porque las especiales características de cada edificio ya de por sí lo condicionan enormemente y lo hacen especial, pero además no hay que olvidar su entorno, historia, la cultura del lugar donde se halla…”.

Sin duda, añade, “el incluir los estándares de calidad de una marca es mejorar el producto, no es repetir un hotel igual que otro en una y otra ciudad, eso no sería beneficioso ni para el hotelero ni para el cliente ni tampoco para la marca que representa”.

Dos ejemplos de reconversión

Y pone dos ejemplos de reconversión para grandes marcas hoteleras internacionales que ha llevado a cabo. DoubleTree by Hilton Madrid Prado ha sido “uno de los proyectos más especiales”, en el que “en todo momento se tuvo en consideración la historia y arquitectura del edificio, que en parte está protegido por ser patrimonio histórico de la ciudad. En él conseguimos aunar las necesidades de estandarización de la marca y la funcionalidad, gracias a una estudiada mezcla de diseño actual con el estilo arquitectónico clásico. Logramos mantener la esencia del establecimiento con un diseño atemporal con sabor a modernidad y acento clásico a la vez”.

Mercure Barcelona Condor es, explica el experto, “otro buen ejemplo de reposicionamiento, también en este caso como el anterior realizado para el mismo gestor, la compañía Panoram Hotel Management con Guillermo Pérez Palacios al frente, subiendo de categoría al anteriormente denominado Hotel Alberta. El hotel debía renovarse para adaptarse a la filosofía de la marca, basada en una inmersión completa en el destino en la que la decoración tiene una importancia básica para destilar un gran respeto por la cultura local, por la esencia y la personalidad de la ciudad en la que se encuentra”.

El Mercure Barcelona Condor debía renovarse para adaptarse a la filosofía de la marca, basada en una inmersión completa en el destino en la que la decoración tiene un papel protagonista.

El objetivo se logró captando la atención de los clientes con un relato artístico en todo el hotel. En sus 78 habitaciones, por ejemplo, los huéspedes encuentran un guiño a la literatura del siglo XX ya que en los cabeceros de las camas se han incluido poemas del escritor y periodista Josep Pla. Por otra parte, el diseño de los baños está inspirado en los dibujos de los pavimentos hidráulicos tan típicos de la Barcelona de los años 20. Detalles que buscan retomar la esencia del edificio a través de la cultura y el arte, sin perder de vista la importancia de su nueva condición de hotel puesto en el mapa internacional gracias a la marca que representa.

Ambos casos, concluye Jordi Cuenca, “son ejemplo de la puesta en valor de los atributos propios del hotel y de su entorno, sumando los estándares de calidad de una reconocida marca hotelera a nivel internacional, lo que es una combinación ganadora a tener en cuenta por los propietarios hoteleros”.

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