Alojamientos alternativos, un trasvase de turistas que continúa

La COVID los impulso ante turistas que evitaban la masificación

Publicada 21/12/22 -Actualizada 15/01/23 02:01h
Alojamientos alternativos, un trasvase de turistas que continúa

Huida de la masificación y del contacto con otros turistas, apuesta por destinos de naturaleza... Son algunas de las razones por las que los viajeros cambiaron durante la COVID los hoteles por otro tipo de alojamientos (campings, caravanas o vivienda vacacional), un trasvase en la demanda que ha venido para quedarse, al descubrir los usuarios las bondades de esta oferta. Pero compiten con los establecimientos, a lo que hay que sumar los hostels, por sus precios más ajustados, y por su gran tirón entre una clientela muy fiel a los viajes: los jóvenes.

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Antes de la COVID, los alojamientos alternativos a los hoteles (campings, glamping, caravanas y apartamentos turísticos...) ya experimentaban un auge en la demanda, un boom que ha consolidado la pandemia ante la apuesta de los viajeros por lugares de naturaleza y espacios no masificados que permiten un menor contacto con otros turistas. Un descubrimiento de otros segmentos que puede llevar a un trasvase en la demanda tras haber comprobado el viajero las ventajas de esta oferta, por lo que van a seguir suponiendo una importante competencia a los establecimientos hoteleros. Es más, las turbulencias económicas derivadas de la guerra de Ucrania van a decantar la balanza hacia otro sector al alza, los albergues, por sus precios más ajustados y su gran tirón entre una clientela que pase lo que pase no renuncia a los viajes: los jóvenes.

“Desde la pandemia hemos ‘robado’ muchos clientes hoteleros que han descubierto esta magnífica oferta vacacional”, explica Sergio Chocarro, gerente de la Federación Española de Campings, que incide en que el sector ya venía de registrar datos de ocupación “muy buenos” antes de que estallara el calvario del coronavirus. “Las inversiones de estos establecimientos han hecho que los campings sean la segunda oferta alojativa vacacional por detrás de los hoteles. Es cierto que hemos sido el alojamiento menos afectado por la pandemia, ya que los clientes ahora demandan más estar al aire libre y en contacto con la naturaleza, y para eso los campings somos la mejor opción”, sostiene Chocarro, que vaticina un futuro del sector “muy positivo” dado que cada vez más clientes nacionales se han sumado a esta modalidad. “Somos alojamientos ubicados en sitios incomparables, no solo en primera línea de playa, sino en las montañas más escondidas, parques naturales, pantanos, etc… Todo al aire libre, con multitud de actividades para todos”, defiende.

En este sentido, recuerda que las grandes inversiones llevadas a cabo en la última década por los empresarios de los campings “están dando sus frutos”. “Por eso competimos con todos los subsectores turísticos en términos de calidad, servicios y confort”, sostiene Chocarro, que apunta que los bungalows son el “producto estrella y lo seguirán siendo en la próxima década”. Paralelamente, ilustra con el ejemplo de una modalidad al alza: el glamping. “Está de moda en España. La combinación del camping más glamour es muy atractiva para aquellos clientes que quieren vivir una experiencia sin renunciar a ningún tipo de comodidad. Cabañas en los árboles, tiendas safari, iglús, etc… y además en plena naturaleza, han hecho que se dispare la demanda de este tipo de alojamientos”, asevera.

El gampling se ha convertido en uno de los productos estrella de los últimos años. Foto: FEEC.

¿Puede favorecer la incertidumbre económica que ha desatado el conflicto bélico en Ucrania que la demanda se decante todavía más por este segmento, a priori más asequible? Socarro deja claro que no todo lo relacionado con el sector es sinónimo de barato. “Queda muy atrás eso de que el camping es una opción económica. Los precios de los bungalows no distan mucho de una habitación de hotel”, puntualiza el gerente de la Federación, que advierte de que la espiral inflacionista que azota a los consumidores también les pasa factura.

“La crisis por supuesto que nos afecta y mucho, aunque dispongamos de las parcelas que son más asequibles. La incertidumbre que se está generando no es buena para nadie, pero sí es cierto que el sector del camping es muy resiliente y al ser mayoritariamente empresas familiares saldremos adelante”, asegura.

Boom del caravaning

Del mismo modo, también la actividad en el segmento del caravaning avanzaba en los últimos seis o siete años “de una manera exponencial”, indica Raúl Vaquero, delegado ejecutivo de la asociación española del caravaning (Aseicar). “En las cifras de 2019 habíamos crecido en los últimos cinco años un 300%. Es algo que estaba en boga en Europa, y a nosotros nos llegó más tarde”, detalla.

Así las cosas, pese a la distorsión que supuso la crisis de la COVID, el caravaning logró que calara su mensaje: que se trataba de una forma de actividad turística muy idónea para mantener esa necesidad de distancia social y una total libertad de movimientos. “Mucha gente que no conocía nuestro sector se acercó, por lo que a pesar de la desgracia de lo que ha sido la pandemia, permitió que hayamos crecido bastante en estos años”, informa Vaquero. “Hay muchas familias que han vuelto a alquilar porque le ha gustado la actividad y la experiencia. Y muchos de ellos han comprado caravanas, y eso demuestra que al final es gente que has captado y se ha quedado en nuestro sector para continuar realizando este turismo”, resalta.

Precisamente, las autocaravanas y caravanas ya fueron uno de los productos triunfadores del verano de 2021, un gran tirón que ha quedado truncado este año por el mismo problema que ya lastra a todo el sector de la automoción: la crisis de componentes. No obstante, las perspectivas son alentadoras para el caravaning una vez que se solvente el problema de suministros y finalice el conflicto bélico en Ucrania. “Entendemos que cuando esta circunstancia coyuntural industrial se supere o mejore también el tema económico sigamos por la senda de crecimiento que teníamos, que era de entre el 5 y 10% cada año”, incide.

Vaquero constata cómo la pandemia ha supuesto un gran empuje para el sector, si bien rehúsa que el caravaning haya robado necesariamente clientes a otros alojamientos y puntualiza que a raíz de la COVID estos han podido descubrir una nueva opción a su alcance. “No somos competencia para nadie, sino justamente una oportunidad para alojamientos como los campings, porque tenemos el vehículo y lo alojamos allí. Y en cuanto a hoteles, son clientes que en otras epocas del año acuden a hoteles o casas rurales, pero cuando van con su vehículo optan por practicar otro tipo de turismo. No es que se hayan ido del hotel para venir al caravaning”, concluye.

Albergues

Dos son los factores que en esta etapa de turbulencias económicas van a hacer más competitivos a los albergues: sus precios más ajustados y que entre su clientela predomine mayoritariamente un tipo de turistas muy fiel a los viajes, como son los jóvenes, indica Sergio Montoya, gerente de la Red Española de Albergues Juveniles (REAJ). “Tenemos esa ventaja competitiva frente a los hoteles, unos precios más económicos, lo que no significa menor calidad”, aclara Montoya, que incide que todos los establecimientos de la red cumplen unos estándares mínimos de calidad, recuerda que ya hay muchos albergues que ofrecen habitaciones dobles y apunta la tendencia creciente en el sector de cambiar habitaciones de mayor capacidad por otras para 4 personas, “ideales para las familias”.

A esto agrega su éxito entre los jóvenes. “Hay teorías que dicen que cuando las cosas van mal dadas, los jóvenes, la gente que utiliza principalmente los hostels, son los primeros que viajan porque tienen menos miedo. Y lo estamos notando, porque vemos que hay mucho público en nuestras instalaciones”, apunta.

Las cifras que manejan los albergues para este verano superan a las de 2019. Foto: REAJ.

También los albergues venían de tocar techo en las pernoctaciones antes de la COVID, con 3,2 millones, una buena evolución que se frenó tras la pandemia, de la que si bien es cierto que el sector no salió tan bien parado como los campings o apartamentos, sí registró mejores datos en los albergues ubicados en el medio rural. Y si en 2021 hubo una recuperación importante de la mano del turismo nacional, este verano ya se ha consolidado del todo con el regreso del viajero internacional. ”Hemos visto un boom y las cifras que estamos manejando son mejores que las de 2019”, asegura. Junto al impulso del turismo internacional, Montoya añade otro elemento que pone de relieve cómo el sector pisa el acelerador: el hecho de que grandes cadenas internacionales se estén haciendo cada vez más con propiedades en España. “Hay mucho movimiento de aperturas. Los hostels se están instalando en las grandes ciudades porque este tipo de movilidad está en auge y genera muchos beneficios”, destaca.

Apartamentos turísticos

También el coronavirus ha llevado a los viajeros a conocer de primera mano las viviendas turísticas. “Ya durante la pandemia tuvimos un montón de demanda. Porque si tú te sentías seguro en tu casa, ¿por qué no te ibas a sentir seguro en otra casa? La percepción por parte del público es de absoluta normalidad y total seguridad de alojarse en una vivienda vacacional (bien entendida esta que sea una vivienda legal operada por una persona o empresa que sea legal y cumpla con todo que hay que cumplir)”, señala Miguel Ángel Sotillos, el nuevo presidente de la Federación española de asociaciones de viviendas y apartamentos turísticos, Fevitur. “La crisis de la COVID ha favorecido que los viajeros probaran opciones nuevas que a lo mejor no se habían planteado y a una parte de esa demanda que ha probado les ha gustado. Ahora, a la hora de salir de viajes tienen más opciones, el tiempo dirá cuáles prefieren elegir para alojarse en el futuro”, destaca Sotillos, que confirma que una vez acabada la pandemia la demanda sigue muy fuerte.

Una buena muestra de ello son los datos de este verano: “Ha sido como una botella de champán cuando la abres. La gente llevaba dos años y medio sin salir en condiciones. Los niveles de ocupación están muy parejos al 2019 en verano, con hasta un 93% en agosto en destinos como a Comunidad Valenciana, un lleno técnico”, avanza Sotillos, que aclara que pese a que también se está facturando más, teniendo en cuenta los precios desbocados que ha dejado la guerra “está por ver que el beneficio vaya a ser igual que en 2019”. “Que va a ser un año mejor en cuanto trabajo y facturación sí, aunque probablemente se lo coma la inflación y la subida de costes”, lamenta.

¿Es esta una nueva clientela prestada de los hoteles? “La demanda es demanda. Los viajeros a veces van a un hotel, a un camping o apartamentos”, insiste el presidente de Fevitur, que subraya que lo importante es que los destinos dispongan de todo tipo de oferta de alojamiento porque en base a la necesidad en cada momento vital de cada persona, esta podrá elegir dónde pernocta. Es decir, que haya todo tipo de alojamientos para satisfacer a todo tipo de clientes. “Un destino que no tenga apartamentos, un tercio de la demanda la está perdiendo, porque las estadísticas dicen que aquellos que prefieren la vivienda vacacional si no existiera ese segmento no irían a ese destino. Y es un tercio de la demanda”, incide.

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