Vive la Semana Santa de Benavente y descubre su patrimonio religioso
10 abril, 2019 (19:33:17)La localidad zamorana de Benavente se prepara para celebrar un año más la Semana Santa, manifestación cultural y religiosa profundamente arraigada en el sentir de los benaventanos que, como en otros muchos lugares, se caracteriza por su sobriedad.
La Ermita de la Soledad es el punto de partida y final de prácticamente todas las procesiones de la Semana Santa de Benavente, pues es aquí donde se inician y a donde vuelven los pasos y devotos a la finalización de las mismas. Construida por la Cofradía de la Cruz a comienzos del siglo XVI para sustituir a la que hasta entonces era su antiguo y primitivo emplazamiento, situado en el solar que hoy en día ocupa el Hospital de la Piedad, el templo ha tenido una larga y fructífera historia. El escudo franciscano que podemos admirar en su fachada nos habla de la importante vinculación que tuvo con la orden franciscana, impulsora y propagadora del culto a la Pasión del Señor y con el desaparecido convento que tuvo en la ciudad.
Desde sus orígenes y hasta la actualidad ha sido la encargada de guardar la mayor parte del patrimonio escultórico de la Semana Santa benaventana, un legado que a lo largo de los siglos ha sufrido reveses, en muchas ocasiones irreparables, como fue el infringido por las tropas napoleónicas durante la Guerra de Independencia y que finalizó con la quema de numerosas y bellísimas imágenes. Un triste acontecimiento que dejó por escrito Pascual Madoz en su Diccionario Geográfico, Histórico y Estadístico de España y sus Posesiones en Ultramar.
La imaginería de la Semana Santa de Benavente es un completo catálogo de diferentes etapas históricas y gustos estéticos que posee un importante merito artístico. Anónimas algunas, otras ejecutadas por escultores y tallistas de prestigio, las hay también creadas por artesanos y entalladores locales. En el trabajo escultórico podemos admirar imágenes con un claro sabor medieval como el Ecce Homo, otras cargadas de efectismo barroco como el Paso de la Desnudez o “Redopelo”, sin olvidarnos de la imaginería de finales del siglo XIX impulsada por la burguesía de la época como Nuestra Señora de las Angustias o La Soledad.
Pero es durante los años veinte del siglo pasado cuando se produce una auténtica renovación del fenómeno procesional con la llegada de numerosos pasos e imágenes que vienen a enriquecer el repertorio icnográfico. Y esto es posible gracias a las obras del afamado escultor valenciano Pío Mollar, El Yacente o La Oración del Huerto, caracterizadas por el colorido y la luminosidad levantina. Esta transformación de la imaginería benaventana que se completa en los años cincuenta con dos aportaciones muy significativas: el grupo de la Crucifixión, llamado también de la Cuarta Palabra y el Flagelado o Cristo Atado a la Columna obra del escultor local José Luís Alonso Coomonte.
Diferentes han sido los actos llevados a cabo durante el año con el objetivo promocionar la Semana Santa; presentaciones en la Feria Internacional de Turismo de Interior de Valladolid y en la Ermita de Nuestra Señora del Amparo de Medina del Campo, exposiciones, conciertos…, hasta llegar al pasado sábado día 30 que tuvo lugar el Pregón Oficial en la Iglesia de Santa María la Mayor. Así mismo, la semana anterior tendrán lugar otros actos como la Ronda Lírica Pasional (viernes 12) y a continuación el concierto del coro de la Escuela de Música “Duquesa Pimentel”.
Pero es el Domingo de Ramos cuando oficialmente se puede decir que comienza la Semana Santa benaventena con la Procesión de las Palmas (domingo 14, 11:00 horas), en la que desfila el Paso de Jesús en la Borriquilla. Imagen realizada a mediados del siglo XX, presenta una estética muy al gusto de la época y que idealizaba la figura de Jesús.
La siguiente de las procesiones tendrá lugar el Martes Santo. A las 21:15 horas en la Ermita de la Soledad dará comienzo la Procesión de las Tinieblas y en ellas desfilan las imágenes de La Verónica, obra de 1952; la Virgen de las Angustias del primer tercio del siglo XIX y el Cristo Yacente, realizado en el año 1930 por el escultor valenciano Pío Mollar.
El Miércoles Santo es el día reservado para la Procesión del Silencio (a partir de las 20:00 horas) que comienza en la Parroquia de Santa María del Carmen de Renueva y en la que desfilan las imágenes de Nuestro Señor Flagelado, realizada a mediados del siglo XX por el escultor benaventano José Luís Alonso Coomonte y el Santísimo Cristo de la Salud, talla anónima del siglo XVI.
Y llegamos al Domingo de Resurrección, último día de la Semana Santa, con la celebración de la Procesión del Santo Entierro (12:40 horas) acompañada por los niños de la Cofradía de Nuestro Señor Jesús a la entrada de Jerusalén y en la que participan las imágenes del Cristo Resucitado y Nuestra Señora de las Angustias.
Una interesante propuesta que hará que vuestra visita sea más enriquecedora es descubrir el patrimonio religioso de la ciudad de Benavente. Además de la Ermita de la Soledad, de la que os hemos hablado al principio de este artículo, son dignas de ser visitadas las iglesias de San Juan del Mercado, la de Santa María del Azogue y el Hospital de la Piedad.
La iglesia de San Juan del Mercado fue construida en el siglo XII por iniciativa de doña Eldoncia, hija de los Condes Osorio y Teresa, y con el apoyo económico de la Orden del Hospital de San Juan, pasando a estar bajo la protección de ésta y tomando la advocación de San Juan, que todavía hoy mantiene. Edificada bajo un puro estilo románico, cuenta con tres portadas destacando la situada al mediodía y que presenta un importante desarrollo iconográfico. El tema central esta dedicado a la Adoración de los Reyes Magos y esta rematada con escenas relacionadas con el nacimiento de Jesucristo; de interés son también las figuras que presentan algunos restos de la policromía original. En el interior podremos admirar restos de pinturas destacando un fresco que representa la escena de la Virgen con su hijo muerto en sus brazos junto a la cruz, esculturas procedentes de iglesias de Benavente ya desaparecidas y un retablo gótico atribuido a algún discípulo de Juan de Borgoña.