Menos pasajeros, más equipo médico y actividades que respeten las distancias

Navegar la COVID-19: los cruceros se adaptan a la nueva demanda

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Publicada 29/06/20 -Actualizada 06/09/23 20:28h
Navegar la COVID-19: los cruceros se adaptan a la nueva demanda
  • Las navieras tienen experiencia en evitar contagios e infecciones a bordo y en era pos-COVID reforzarán los procesos de higiene
  • Los cruceros no descartan test ni exigir información sanitaria previa; habrá menos ocupación y cambiará el concepto de los bufés
  • En España las pérdidas directas, indirectas e inducidas llegan a 299 millones de euros y 2.518 empleos por cada mes sin cruceros

La pandemia de COVID-19, con sus más de 90 días de cuarentena en España, nos han cambiado. Caminar por la calle con mascarillas y con guantes, y haber incorporado la costumbre de untarnos gel hidroalcohólico cada cierto tiempo, nos ha activado en la cabeza un chip de alerta. La industria turística sabe reaccionar, porque siempre han buscado ponerse en la piel del cliente para ofrecer buenos momentos. “Es una crisis sanitaria, no de demanda”, repiten todos, y puede que así sea, pero la estructura económica de las familias está tocada y la desconfianza a casi todo es una realidad palpable. Las empresas tendrán que ser paciente, pero no pasiva. Las navieras mucho más, porque un informe de Deloitte sobre tendencias de consumo durante la crisis derivada del coronavirus, que se actualiza cada 15 días, muestra que solo el 8% de los españoles está dispuesto a subir a un crucero.

Los números hablan

La industria de cruceros en España genera 4.500 millones de euros anuales y crea más de 33.000 puestos de trabajo, pero con el sector paralizado los números están en rojo. “Estimamos que cada día de suspensión se produce la pérdida de 30 puestos de trabajo directos y 84 en total en España”, explica a HOSTELTUR Alfredo Serrano, Director General de CLIA España. Y profundiza: “cada mes, el quebranto económico, incluyendo las pérdidas directas, indirectas e inducidas, equivale a unos 299 millones de euros; 2.518 puestos de trabajo y 86 millones de euros en salarios”.

Por cada día sin cruceros se produce la pérdida de 30 puestos de trabajo directos y 84 en total en España

En el corto plazo el panorama no es alentador, porque muchas de las compañías que tenían previsto volver a navegar en el verano han decidido posponer su regreso hasta el otoño, momento en el que se espera más claridad sanitaria. De acuerdo a un calendario elaborado por MedCruise, Asociación de Puertos de Crucero del Mediterráneo, hay al menos siete navieras que mantendrán sus operaciones suspendidas hasta finales de septiembre-noviembre, y otras que no volverán hasta el 2021.

Muchas navieras que tenían previsto navegar este verano han decidido posponer el regreso hasta el otoño.

Hay un por qué: las restricciones de viajes, la falta de conectividad aérea, la ausencia de una legislación homogénea en puertos y el desconcierto sobre la evolución de la pandemia.

Escenario pre-vacuna

Mientras en el mundo no haya una vacuna contra la COVID-19 la normalidad -como la vivíamos- no va a ser posible y los viajes tampoco. “Habrá una adaptación en el desarrollo del producto y la experiencia”, asegura Serrano y cuando el miedo al virus pase “poco a poco todo volverá a su cauce, pero contamos con un período temporal en que tendremos que tomar medidas excepcionales”.

Mientras no haya una vacuna contra la COVID-19 "habrá una adaptación en el desarrollo del producto y la experiencia en los cruceros", asegura Alfredo Serrano

Las empresas están poniendo mayor atención a la higiene. Incluso las líneas de cruceros, sector que, como explica el director general de CLIA España “tiene experiencia en evitar contagios e infecciones a bordo” y cuenta con “requisitos estrictos y presencia de médicos y enfermeras acreditados para proporcionar una constante vigilancia“.

De hecho, las navieras están trabajando “en forma estrecha con epidemiólogos para comprender realmente la naturaleza, evaluar propuestas y procedimientos de embarque aún más estrictos, protocolos adicionales de salud pública y saneamiento, monitoreo, protocolos en caso de evacuación, cuarentena y atención en tierra para los huéspedes y la tripulación”, enumera Alfredo Serrano.

El director general de CLIA España, Alfredo Serrano, sostiene que hasta que el miedo pase la industria “deberá tomar medidas excepcionales”.

¿Qué cambiará?

Agustín Quesada, director general de Mundomar Cruceros, operador especializado y representante de Princess Cruises y Cunard Line para España, Portugal y agencia preferente para México, considera que en el corto plazo “el producto se adaptará debido a las limitaciones derivadas de la disminución de los aforos, al distanciamiento social y las restricciones impuestas para controlar contagios”. Cada compañía tomará sus propias decisiones en base a lo consensuado con las autoridades sanitarias, al Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos y a la Organización Mundial de la Salud (OMS), pero el objetivo será el mismo: evitar la presencia de COVID en los barcos.

Es posible que a las personas pertenecientes a grupos de riesgo, se le solicite información sanitaria adicional para garantizar su seguridad”. Además, cree que la exigencia por parte de las autoridades “va a implicar que las navieras más populares deban incrementar los ratios de tripulante por pasajeros”, como ocurre en las compañías premium y de lujo.

CLIA España plantea que también habrá cambios en el manejo de maletas; se prevé la implementación de tecnología que podría incluir rayos infrarrojos y portales que miden la temperatura y la respiración y “se considerarán en los protocolos los test del COVID-19 a la tripulación y clientes”. Los embarques y desembarques serán escalonados, para que haya menos personas en las terminales de cruceros y en las pasarelas de los barcos, y aunque eso podría derivar en la necesidad de más recursos técnicos y humanos, no hay dudas que se afectará la fluidez.

Un denominador común en la flota de todas las compañías será el aumento en la frecuencia de limpieza en zonas comunes y habitaciones; desinfectantes de manos en las entradas a áreas públicas; el uso de rociadores electrostáticos durante todo el viaje y la instalación de filtros de aire de grado médico, H13 HEPA, que eliminan el 99.95% de los patógenos transportados por el aire

En lo que alcanza directamente al viajero, se esperan cambios en los bufés y el entretenimiento a bordo. La compañía Norwegian Cruise Line (NCL) ya confirmó la “suspensión del autoservicio para los huéspedes en todos los restaurantes y estaciones de alimentos y bebidas” y Michael Bayley, CEO de Royal Caribbean, ha anticipado en una conferencia online que “con toda probabilidad no habrá un bufé clásico” sino “algo más parecido a un restaurante”.

En sus barcos, NCL planea “continuar con todas actividades a bordo” pero limitando el número de personas para garantizar el distanciamiento; se aumentará la señalización para evitar aglomeraciones y se cambiará la capacidad máxima en elevadores. MSC Cruceros también aplicará cambios en el funcionamiento del entretenimiento en sus barcos.

En los barcos el gran desafío será que las nuevas exigencias no repercutan negativamente en la experiencia a bordo.

El gran desafío de las compañías, dice el director general de Mundomar Cruceros, es que “todas las nuevas exigencias no repercutan en un cambio muy sustancial de la experiencia a bordo”, algo que los clientes demandarán tanto como la seguridad y la higiene.

Incluso las excursiones en destino se verán afectadas. Agustín Quesada espera “que se ofrezca mayor variedad y orientadas a actividades experienciales de pequeños grupos”. Esto debido a las nuevas normas que se están implementando en muchas ciudades turísticas con respecto a la pre-reserva en las visitas, el tamaño de los grupos y el transporte en tierra.

Aforos vs rentabilidad

El Director General de MSC Cruceros en España, Fernando Pacheco, reconoce ante HOSTELTUR que “por lo menos durante los primeros meses, es posible que tengamos que navegar con capacidades más reducidas”, una respuesta inmediata para reactivar la actividad, “pero veremos una vuelta a la capacidad normal el próximo año”.

Es que como explica Juan Rodero, director general de Un Mundo de Crucerosy de la marca especializada StarClass,“las aerolíneas no han podido sostener la propuesta de la fila de en medio que suponía un 33% de reducción. Tampoco muchos hoteles van a abrir al 50%. La viabilidad al 50% de capacidad, teniendo en cuanta las grandes inversiones que deberán hacer las navieras, la veo difícil”. No es económicamente sostenible.

¿Esta nueva normalidad será entonces una oportunidad para embarcaciones de menor tamaño? Rodero plantea que “quizás los cruceros fluviales y los barcos más pequeños tienen más posibilidades de regresar antes”, porque ofrecen “mucho espacio por pasajero”. Pero Alfredo Serrano de CLIA aclara que en realidad “lo importante no es la dimensión del barco, sino que a bordo se lleve a cabo una gestión adecuada que evite contagios o los aborde correctamente en caso de producirse”.

Hacer frente a un contagio

Por la seguidilla de COVID positivos a bordo y las noticias sobre barcos que no lograban atracar en ningún puerto, tal vez los cruceros hayan sido los primeros golpeados por la crisis del coronavirus. CLIA España remarca que “el crucero no es la fuente ni la causa” y que para dar respuestas rápida “la tripulación recibirá una apropiada capacitación en protocolos de limpieza y sanitización, así como entrenamiento específico en cuanto a vigilancia y monitoreo de enfermedades”. También para que haya un aislamiento rápido en caso de contagios e identificación de contacto cercano para casos sospechosos.

Los barcos de NCL, por poner solo un ejemplo, tienen previsto sumar más personal médico, incrementar el inventario de medicamentos para tratar la COVID-19, contar con mayor suministro de equipos de oxígeno a bordo y nuevo suministro de vacuna para prevenir la enfermedad neumocócica, que es una infección bacteriana que puede causar neumonía o meningitis, entre otras.

Los primeros ganadores

La vuelta a la normalidad será paulatina y se comenzará a navegar en las zonas donde los puertos ofrezcan mayores garantías sanitarias.

“Creo que comenzará en primer lugar en el Caribe, probablemente a finales de septiembre, y posteriormente en puertos asiáticos, como Japón y quizá Australia. Muy probablemente este invierno también se abran rutas a las islas atlánticas, como Canarias y Azores”, comenta Agustín Quesada, para quien “es posible que el comienzo en el resto de Europa sea más escalonado y lento”

La tendencia de los pasajeros más conservadores va a ser “realizar itinerarios más cortos y en destinos más locales” y añade que “en cuanto a pasaje, los barcos serán menos internacionales, ya que se nutrirán esencialmente de los países cercanos al área de navegación”.

Según Juan Rodero, en un primer momento es posible que “ganen peso los cruceros fluviales con capacidad en torno a 100 o 200 pasajeros, o los puertos de embarque donde sea posible ir conduciendo”. A medio plazo será el turno de los barcos de hasta 500 pasajeros y “también los cruceros de expedición, que ya eran una tendencia antes de esta crisis”.

Y el Director General de CLIA España reconoce que los itinerarios estarán diseñados con “consideraciones de salud pública” y “los puertos y destinos españoles tendrán que rivalizar con otros competidores. Esa competencia deberá ir marcada por una transformación verde y sostenible que será una exigencia de nuestro sector”.

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