Un post de Luis Javier Alonso

El bajo coste como opción de negocio

Ofertas "Low Cost": ¿Amenaza u oportunidad?

Publicada 29/04/11 -Actualizada 06/09/23 20:57h
El bajo coste como opción de negocio
  • Lo que en un primer momento empezó con low cost en viajes de avión, que ya supuso una importante revolución en el mercado de los vuelos, se extiende ahora al resto de los servicios turísticos

¿Puede ser el low cost una opción de negocio razonable y conveniente? Es cierto que el sector ve con desconfianza todo lo que sea bajo coste, pero ¿qué opina el cliente? Este post de Luis Javier Alonso plantea la posibilidad de que este modelo de negocio sea algo buscado por el cliente y no siempre sinónimo de falta de calidad. Ofertas "Low Cost": ¿Amenaza u oportunidad?

El incremento de la oferta de servicios turísticos a bajo precio unido al cambio de comportamiento de los consumidores en un momento especialmente problemático en la economía doméstica, hace que prolifere un nuevo perfil de turista que, sin renunciar a la calidad, opta por prescindir de lo superfluo buscando lo práctico y lo barato. ¿Riesgos ante esta situación? Haberlos haylos.Uno de ellos. sin lugar a dudas, es que la calidad sí sea sacrificada en beneficio del bajo precio. Pero no podemos ocultar que los consumidores ahora gastan de forma mas inteligente y valoran con mas detalle todos y cada uno de los aspectos que configuran el servicio turístico. En función de lo que se les ofrece, así estarán dispuestos a pagar una u otra cantidad. Ello además unido a la facilidad de intercambiar opiniones sobre los servicios turísticos, a través de las redes sociales, convirtiendo éstas en procesos abiertos y públicos de auditoría permanente de la calidad de la oferta.

Lo que en un primer momento empezó con low cost en viajes de avión, que ya supuso una importante revolución en el mercado de los vuelos, se extiende ahora al resto de los servicios turísticos: taxis, hoteles, gimnasios, apartaments turísticos... Se da la paradoja de que un turista que paga 8 euros por un billete de avión, puede reservar un hotel de 200 Euros noche o que el taxi desde el aeropuerto de destino hasta el hotel de alojamiento duplique en su precio al del pasaje de avión, aún siendo éste internacional.

Pero todo está cambiando. Si las compañias de vuelos pueden ofrecer servicios a bajo coste, prescindiendo de extras que la mayoría de los usuarios nunca llegan a usar, o que al menos son prescindibles sin amenazar la calidad del servicio y sin poner, por supuesto, en riesgo la seguridad del viaje, ¿por qué no puede suceder lo mismo con hoteles, apartamentos u otros servicios turísticos?. Aparecen en el mercado de la turoperación profesionales que elaboran paquetes cuyos servicios, todos ellos, están tipificados como low cost. Tal es el caso del grupo lowcost travel, cuyo portal de internet, www.lowcostholidays.es, ofrece hoteles en Turquía a 2,00 € por persona y noche o bungalows en Maspalomas a 8,00 € persona y noche.

No quisiera convertir mi artículo en una apología al saldo, que no siempre es posible en materia turística y que mis seguidores habituales saben de mi escepticismo y espíritu puntilloso a la hora de valorar determinadas ofertas de las que salen de ojo por su bajo coste. Pero, no podemos cerrar ése y el otro ojo ante la realidad, si no queremos darnos de bruces contra la vida misma. Más aún cuando al cierre de uno de los periodos turísticos más potentes del año, la Semana Santa, hay hoteleros que lamentan la bajada en los niveles de ocupación con respecto a años anteriores, lanzando responsablidades y buscando las causas en la falta de promoción de los destinos o en una equivocada política turistica. Lo que no dicen es que los precios de sus habitaciones, en reserva anticipada o puntualmente a última hora, lejos de ser competitivos, en algunos casos han sido irrespetuosos e incluso irreverentes con las posibilidades del bolsillo de sus potenciales clientes. Que una habitación que habitualmente puede ser contratada por 50 € nada hay que justifique que su precio de repente suba a 250 €, es decir que se multiplique por 5 en estas fechas, sin que ello pueda ser considerado por los turistas como un abuso, con la consiguiente pésima imagen para el establecimiento. Ahora bien, esto ya es harina de otro costal.

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