Del enoturismo al emoturismo
14 abril, 2013 (08:51:58)Sí, otro palabro más, aunque seguro que no se me ha ocurrido a mí y ya hay por ahí artículos sobre ello. Emoturismo. Es decir, la transmisión de emociones a través de servicios turísticos. Emociones, experiencias, vivencias...podemos llamarlo como queramos, pero ante todo, que sea memorable.
Y vinculo específicamente el enoturismo al emoturismo porque creo que es un canal excepcional para generar esas deseadas emociones. No es el único, por supuesto. Creo que actividades como el turismo marinero, el turismo creativo o el turismo espiritual son también actividades turísticas con un plus, que nos implican más mental y físicamente y, con ello, hacen de la vivencia algo más perdurable.
Pero volvamos al enoturismo. En estos momentos me encuentro en un tren volviendo de un viaje en el que, como no, he visitado una bodega. Durante estos últimos años he tenido la suerte de participar en numerosos proyectos de consultoría relacionados con el turismo del vino. Lo sé, soy un privilegiado. Y en estos años he visto una evolución espectacular en la forma de presentar el vino y toda su historia ante los turistas. Se ha avanzado en el diseño de actividades que no se centran tanto en la mera producción del vino, sino en toda la leyenda que lo rodea, en todo su misticismo, y la vez, el pragmatismo del agricultor que cuida con mimo su viña desde hace décadas.
El enoturismo nos acerca a la microhistoria de los destinos y las empresas, sus fiestas, tradiciones, leyendas y chistes. También apela a todos nuestros sentidos. Nos divierte, nos educa, nos motiva a saber más, a leer más. Gracias al desarrollo de las Rutas del Vino, el mundo de la producción se da la mano con el mundo del ocio, generando propuestas turísticas memorables.
Y es hacia aquí hacia donde debemos ir. Probablemente ya no es necesario mostrar todas las instalaciones. Quizás debamos centrarnos más en las historias, en generar momentos únicos, en diseñar propuestas enoturísticas más innovadoras y que hagan de cada visita a un territorio enoturístico, a cada bodega, algo único. Solo así lograremos que este sector transmita algo más que conocimientos y cifras. Que transmita emociones. Emoturismo.
Fuente: Ruta del Vino de Lleida
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