Cruces amarillas en las playas catalanas: ¿el cementerio del turismo?
24 mayo, 2018 (07:32:35)CRUCES AMARILLAS EN LAS PLAYAS CATALANAS: ¿EL CEMENTERIO DEL TURISMO?
Germán Porras. Secretario General de la Mesa del Turismo.
Hemos visto estos días en los medios de comunicación nacionales fotografías y videos de playas catalanas sembradas de cruces amarillas, que traen a la memoria los campos de los caídos en los desembarcos aliados de Normandía para luchar contra el totalitarismo nazi. Es de temer que estas imágenes las veamos inmediatamente reproducidas en los medios de comunicación internacionales.
El presente comentario sobre estos sucesos no se centra en su aspecto político sino en el propiamente turístico. En el campo político hay analistas más cualificados que el autor de este artículo. Basta citar un ejemplo que resume a la perfección las implicaciones de esta situación: “La inundación de los espacios públicos con signos y símbolos políticos excluyentes es la antesala del totalitarismo” (José I. Torreblanca. El País 24/5/2018).
Desde el punto de vista de la comunicación turística difícilmente se podría haber diseñado un instrumento más letal para el turismo. La imagen que traslada al viajero potencial es desoladora: ¿Qué sentido tiene viajar en vacaciones a un lugar que está plagado de cruces, resultado de un clima de enfrentamiento civil? Vayamos a cualquier otro destino donde la experiencia vacacional no corre el riesgo de verse arruinada por un conflicto al que el viajero es totalmente ajeno. La percepción de seguridad es el requisito primario del viaje y hay tantos destinos pacíficos dónde escoger frente al que ofrece un riesgo que puede arruinar lavacación.
Podría preguntarse si este disparate es intencionado o un mero resultado de un inconsciente proceso no deliberado de suicidio colectivo. En todo caso los efectos serán peligrosamente negativos.
Si los incidentes del otoño pasado afectaron de manera importante al turismo urbano hacia Barcelona y a los viajeros del IMSERSO que desertaron de los destinos vacacionales catalanes, ¿qué pasará con los viajeros internacionales precisamente en las puertas de la campaña de verano?
La experiencia en la gestión de las crisis turísticas ha demostrado repetidamente que la inestabilidad política y social es más dañina para el destino turístico que los atentados, los accidentes, o las catástrofes naturales. La inestabilidad política y social no es esporádica como el atentado, la catástrofe o el accidente sino que aparece en la percepción del viajero como duradera en el tiempo e incierta en cuanto a su resolución.
“El Gobierno potenciará las campañas turísticas en Cataluña para que esta comunidad autónoma recupere su imagen dañada tras los atentados de agosto del 2017 y por la incertidumbre asociada al proceso independentista” ha declarado el Ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital durante el debate en las Cortes que llevó a la aprobación de los Presupuestos para 2018. Es de temer que este esfuerzo bien intencionado sirva para poco frente a la imagen de inestabilidad y conflicto social que las cruces amarillas en las playas catalanas transmiten a los turistas potenciales de nuestros mercados emisores tanto próximos como lejanos. Se trata de un problema de comunicación y de imagen ante el cual la promoción no es eficaz, ya que el mensaje promocional se ve anulado por la imagen negativa que refleja la realidad del destino.
Estos efectos negativos no se circunscriben a los destinos turísticos catalanes sino que se proyectan al conjunto de los destinos españoles, que en la percepción de los mercados emisores se ven como un todo, y pueden afectar significativamente a la marcha del turismo español en un año en que la recuperación de los destinos competidores, tanto de turismo urbano como vacacional de sol y playa, supone un retoadicional para el sector turístico español.
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