Los inicios de la Inteligencia Artificial en el sector hotelero

El pasado mes de junio, Amazon presentó “Alexa para el sector hotelero”, una versión adaptada de su asistente de voz que se distribuye a hoteles y alquileres turísticos a través de invitaciones. Su configuración ha sido personalizada a cada establecimiento hotelero, de modo que los huéspedes pueden pedir servicio de habitación o ajustar el termostato a través del correspondiente control de voz. También pueden hacer preguntas específicas sobre los alrededores, a qué hora cierra la piscina o dónde está el gimnasio.

Las repercusiones jurídicas son considerables, empezando por la protección de los datos generados entre Alexa y el huésped. De forma preventiva, las grabaciones de los comandos se borran diariamente y los hoteles no tienen acceso a las grabaciones de voz o las respuestas a los clientes.

Todo y así, tenemos constancia que el asistente grabó hace unos meses una conversación privada y la envió como mensaje, por su cuenta, a alguien al azar. La compañía lo calificó como de incidente excepcional en el que Alexa escuchó mal una secuencia de comandos. Los daños causados por robots o sistemas autónomos también pueden deberse a errores del usuario. En tales casos, puede imponerse una responsabilidad objetiva o basada en la culpa, dependiendo de las circunstancias del caso, pendiente de desarrollar de forma paralela a los avances tecnológicos.

En un futuro no muy lejano, cuando hayan aumentado las capacidades de la Inteligencia Artificial (I.A.), la encontraremos en la recepción de los hoteles o contestando al teléfono del departamento de atención al cliente. De forma proactiva, muchos países, así como la Unión Europea, están implantando los fundamentos jurídicos para el desarrollo de esta tecnología. La adopción, en el año 2015, de la resolución sobre las Reglas de Derecho Civil aplicadas a la Robótica marcó el primer paso hacia la regulación de la Inteligencia Artificial en la U.E.

Marc Ripoll

Abogado

mripoll@monlexabogados.es