Cómo hacer que los viajes y el turismo regeneren la biodiversidad
Green & Human y Tourism4Nature nos explican la importancia del 22 de mayo 19 mayo, 2025 (09:50:38)Hoy, 22 de mayo, celebramos el Día Internacional de la Diversidad Biológica, una fecha crucial que nos recuerda la importancia de preservar la vida en todas sus formas: la diversidad genética (variedad dentro de una misma especie), diversidad de especies y diversidad de ecosistemas. Todo esto clave para el equilibrio del planeta y el bienestar humano.
Según el informe de WTTC, los destinos con mayor diversidad biológica tienen un 35% más de gasto medio por visitante que los convencionales. En este contexto, es fundamental repensar el papel del turismo. Si bien es cierto que la actividad turística puede generar impactos negativos sobre el entorno natural, también es una palanca transformadora al servicio de la biodiversidad.
El turismo como aliado de la biodiversidad
Tradicionalmente, las diferentes industrias han causado daños (algunos irreparables) que nos afectan a todos. Por ello, la industria turística se convierte en un actor clave impulsando proyectos transformadores, que ayuden a viajeros y a la comunidad local a cambiar sus acciones. Sobre todo en destinos donde la naturaleza juega un factor determinante como pasa con las aves en Doñana o el avistamiento de ballenas en Canarias.
Hablamos entonces del turismo regenerativo, un modelo que no solo busca minimizar el impacto, sino dejar un legado positivo en los ecosistemas y comunidades que acoge.
Ante esta situación, las empresas que representan a la industria turística tienen un reto adicional: comunicar su contribución real a la sostenibilidad de forma clara y perceptible. No basta con hablar de eficacia, neutralidad de la huella de carbono o cambio climático si el cliente no lo percibe. Y aquí la cuestión. Lo que moviliza a las personas son las emociones, como por ejemplo la belleza de un paisaje bien conservado, avistamiento de especies en peligro de extinción, o el relato de una comunidad que ha recuperado su identidad a través del ecoturismo.
Apostar por proyectos duraderos
Las acciones turísticas en la naturaleza no deben quedarse en iniciativas simbólicas. La conservación de la biodiversidad necesita continuidad, compromiso y una visión a medio y largo plazo. Una de las actividades más repetidas quizá sea la plantación de árboles. Hecho que en un principio fue relevante, pero que se ha demostrado que tiene poca validez al no ser muchas veces monocultivos o especies autóctonas o endémicas.
Urge normalizar estas prácticas dentro de la industria turística, incorporándolas a la operativa habitual y no tratarlas como acciones puntuales. Para lograrlo, es importante que estas iniciativas cuenten con indicadores de impactos medibles, que garanticen la sostenibilidad del proyecto en el tiempo.
En este punto, la tecnología juega un papel fundamental. Gracias a herramientas digitales de seguimiento y evaluación, hoy es posible medir el impacto real de los proyectos sostenibles asociados al turismo.
Ejemplos que inspiran
Un caso paradigmático de turismo regenerativo es el del Community Baboon Sanctuary en Belice, donde la comunidad local gestiona el santuario natural que protege el hábitat de los monos aulladores negros. En nuestro entorno, también existen asociaciones como Tourism4Nature, que se organizan para garantizar la conexión entre la conservación activa y un turismo responsable, protegiendo y recuperando especies como el Quebrantahuesos en el Pirineo Aragonés, el lince ibérico en el Parque Natural del Tajo o los caballos de Przewalski en Villanueva de Alcorcón.
El turismo sí puede ser un factor positivo para la naturaleza, porque será un beneficiario directo de esta acción y de alguna manera devolverá a la naturaleza y a la sociedad los beneficios obtenidos de la misma.
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