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El PP pone en marcha la cuenta atrás para eliminar la ecotasa balar rechazando las enmiendas a la totalidad de la oposición

17 septiembre, 2003

El PP inició ayer el proceso controlado para dinamitar la ecotasa rechazando en el Parlament las tres enmiendas a la totalidad que PSOE, PSM y Esquerra Unida-Els Verds habían presentado contra el proyecto de derogación del impuesto turístico. El portavoz del PSM y ex vicepresidente del Govern, Pere Sampol, descargó toda su artillería acusando al PP y a los hoteleros de haber emprendido durante la anterior legislatura «una campaña mediática en contra de la ecotasa para provocar una crisis económica y forzar el cambio de gobierno». «Después de dos años de desprestigiar el turismo de Baleares, nos han derrotado», afirmó, «el resultado es que nunca como hoy hemos estado tan en manos de los turoperadores: el 33% de la riqueza que genera el turismo se queda en sus países de origen. Después de tanto repetir que no venían turistas a Baleares, efectivamente ha ocurrido así y los hoteleros se han visto obligados a aceptar ofertas de última hora para captar clientes. Mientras tanto, el todo incluido va a crecer un 200% hasta 2004: el próximo año pasará de 60 a 200 establecimientos, lo que va a suponer la ruina para los pequeños empresarios de la oferta complementaria». Para campañas mediáticas, replicó el diputado del PP Joan Huguet, la que se ha financiado con fondos de la ecotasa. Frente a los loables objetivos medioambientales que perseguía este tributo, el Govern gastó el año pasado 456 millones de pesetas, el 10% de la recaudación, en «fiestas, saraos, charangas y pa amb oli», resumió. De esta cantidad, 241 millones de pesetas sirvieron para financiar un plan de publicidad y su inevitable plan de seguimiento. Los diputados socialistas exhibieron desde sus escaños ejemplares del National Geographic -la versión impresa de los documentales de la 2-, como prueba de la favorable acogida que el impuesto tuvo en la prensa internacional. Frente a la «opinión publicada», Huguet esgrimió el veredicto que «la mayoría de los ciudadanos de Baleares expresaron el 25 de mayo en las urnas», dando su apoyo al PP para que cumpliera uno de sus compromisos electorales. El diputado menorquín fue tajante al afirmar que la ecotasa «es un impuesto discriminatorio e injusto». Se sirvió de las propias estadísticas elaboradas por el conseller Celeste Alomar para sostener que «el 42% de los turistas no pagaban este tributo, precisamente los de mayor adquisitivo, como los que llegan a las Islas en yate, se alojan en segundas residencias o en la oferta alegal de residencias vacacionales». En cambio, sí se veían obligados a pagarla, en un ejemplo de «doble discriminación», los ciudadanos de Menorca y Eivissa cuando, por motivos de necesidad, tenían que desplazarse a Mallorca. Para salvar este inconveniente, Sampol sugirió rescatar la intención inicial de cobrar el impuesto a través de los billetes de barco y avión, que en su día chocó con la negativa rotunda del ente público Aena. Pero su propuesta llegaba demasiado tarde, en vista de la firme determinación del PP de cumplir su compromiso electoral. «Hoy es un día triste», sentenció el ex conseller socialista de Turismo Celestí Alomar anticipándose al resultado de la votación, «la ecotasa fue una conquista social que permitía reparar los daños medioambientales de la balearización». El Govern dejará de ingresar, recalcó junto a Sampol, 45 millones de euros anuales. «El chocolate del loro en los presupuestos de la Comunidad», apostilló Joan Huguet. A continuación, el nacionalista Pere Sampol pasó a descuartizar, una por una, todas las alternativas que el PP ha puesto sobre la mesa para «mantener e incrementar» las inversiones en el medio ambiente. Vender productos autóctonos en los hoteles, como «camisetas y siurells», es a su juicio una idea peregrina, mientras que recabar aportaciones del sector privado recuerda iniciativas como la Fundación Illes Balears de Cañellas, «que no terminó demasiado bien». Más ridícula aún resulta, en opinión de Alomar, la idea de pedir «donaciones a los turistas, inventando el concepto de la caridad medioambiental». (M.A.R., diario El Mundo-El Día de Baleares, 17/09/03) 

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