Por Mora Zabala, en Innovación

​¿Donde se escondieron los turistas? Un análisis del turismo de sol y playa

28 noviembre, 2017 (22:21:30)

El turismo solía ser nuestra mayor fuente de ingresos, ya sea directa o indirectamente. Sin embargo, hoy difícilmente podamos sostener esta afirmación. Existen causas que dificultan el turismo desde tiempos inmemorables como la siempre nombrada inflación, la devaluación, la complicación para pedirse vacaciones, el inicio temprano del ciclo lectivo, pero a pesar de todo, el argentino siempre encuentra la forma de hacerse una escapadita. Las estadísticas indican que el 87% de los argentinos este año se irán de vacaciones. ¿Que sorpresa, no? Para nada, son números que reflejan nuestra dinámica. Llamemoslo viveza criolla, digamosle adaptación al medio; sea como sea, los argentinos de algún modo terminamos armando el bolso para irnos de vacaciones.

¿Pero entonces por qué año a año escuchamos a los proveedores turísticos geselinos quejarse que la temporada fue peor que el año anterior? La realidad es que nos enfrentamos a un cuestión difícil de resolver. El problema radica en que los proveedores ofrecen año tras año los mismos productos y estos no satisfacen las demanda del turista del siglo XXI, quien concibe a la actividad turística de forma completamente diferente, buscando productos de calidad, activos, diversificados y responsables.

En fin, esta incompatibilidad de visiones ha hecho que la afluencia turística a destinos costeros baje considerablemente. No obstante, no hay necesidad de ser alarmista porque a muchos balnearios bonaerenses les sucede los mismo!

Como si fuera poco vivir y trabajar en un destino caracterizado por su insuficiente diferenciación en forma, tiempo y territorio, debemos agregarle las playas sucias, la rambla deteriorada, la oferta gastronómica no diferenciada, los hoteles y comercios sin habilitación, la falta de hospitalidad y la información desactualizada y dispersa. Algunos dirán que esta es una realidad harto evidente pero ¿qué podemos hacer en función de este diagnóstico?

La respuesta es la siguiente: cómo localidad, es decir, la comunidad geselina en su conjunto, se debe apuntar a la reestructuración de este modelo turístico. Lo cual significa hacer de la calidad el eje fundamental de la transformación. A partir de una nueva forma de organizar los servicios en la cual prime, ante todo, la satisfacción del cliente y la adecuación de lo ofrecido a sus necesidades y expectativas, con el fin de obtener y mantener una posición competitiva en el mercado. Esta idea está intrínsecamente relacionada con el concepto de recualificación de productos. Recualificación proviene de quality en inglés e implica que la calidad no está ligada a la necesidad de construir más productos, sino de rediseñar los que poseemos hoy en día, desde una óptica más creativa, más sustentable y rescatando nuestras particularidades locales para poder ofrecer vivencias únicas que sólo puedan ser experimentadas en el lugar en el que se crearon, de modo que haya que venir hasta aquí para consumirlas.

En conclusión, si queremos continuar insertos en el mapa turístico nacional y sobre todo si queremos volver a pensar la actividad turística local como una fuente de ingresos desestacionalizada, debemos amigarnos con la calidad y con la renovación y reinvención continua.