Por THE COM AGENCY, en Transportes

Galápagos, el aeropuerto más sostenible del mundo

En una industria tan contaminante como la aviación, ¿puede existir un aeropuerto 100% ecológico? Resulta que sí. Y no solo es ecológico, sino que es sostenible y carbono neutro. 20 octubre, 2021 (11:19:26)
Imagen nota de prensa Hosteltur
Jorge Rosillo, Gerente General del Aeropuerto Seymour de Baltra, también conocido como Aeropuerto Ecológico de Galápagos, nos habla de como el entorno más protegido del mundo ha logrado operar un complejo moderno y puntero en la lucha por el respeto al medioambiente, la integración de las comunidades locales, la protección a la fauna local y la lucha contra el tráfico de especies.

En esa búsqueda de la sostenibilidad, el aeropuerto fue salvando etapas y el equipo concienciándose de que no bastaba con ser un aeropuerto ecológico sino que debía de ser sostenible, siendo capaz de autoabastecerse de agua y energía y de convertirse un día en residuos cero.

La larga experiencia como buzo ha marcado sin duda la vocación de Rosillo por cuidar el medioambiente. Galápagos es, de hecho, uno de los destinos más apreciados por los buceadores, más allá de ser una espectacular reserva ecológica que alberga especies únicas de fauna y flora, cuya observación inspiró a Charles Darwin en su teoría de la evolución.

“Hace diez años no se hablaba mucho de sostenibilidad, se hablaba de ecología”.

El primer paso fue obtener el certificado LEED Nivel Oro por el U.S. Green Building Council (Consejo Estadounidense de Construcción Sostenible) en 2014.

"Una vez tuvimos un aeropuerto construido conforme a normas ecológicas en las cuales consideramos desde la madera utilizada hasta el reciclado y origen del agua, pasando por la reforestación del área afectada, nos pudimos centrar en la creación de un parque nacional y la reinserción de la iguana amarilla, endémica de esta zona", explica Rosillo.

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Jorge Rosillo, Gerente General del Aeropuerto Seymour de Baltra.
Una vez llegado a este punto, los responsables del aeropuerto se dieron cuenta de que la energía que requería el complejo dejaba una huella de carbono debido a que producía numerosos gases de efecto invernadero.

“No solo había que construir un aeropuerto de forma ecológica, sino que había que operarlo de forma responsable y coherente”

En Baltra no hay agua ni energía, y con un crecimiento del turismo de más del 5%, el equipo se puso manos a la obra para implementar fuentes alternativas: paneles solares y una planta desalinizadora.

Dado que el aeropuerto de Galápagos ofrece los mismos servicios que cualquier otro aeropuerto del mundo, la infraestructura solar resultaba insuficiente y se seguían consumiendo combustibles fósiles. El siguiente paso fue la creación de un parque eólico por el Gobierno ecuatoriano, al que se unió el aeropuerto, consiguiendo en 2017 la “carbono neutralidad”.

“Pese a que los pasajeros han ido aumentando, nuestras emisiones de CO2 han ido cayendo significativamente y en la actualidad el 100% de las energías que utilizamos viene de fuentes renovables”

Otro de los puntos fuertes del aeródromo es la gestión de los residuos, incluyendo el tratamiento del agua, maximizando el uso de cada gota del preciado liquido. “No solo producimos agua gracias a la planta desalinizadora, sino que la reciclamos y purificamos, para usarla en los baños y la jardinería”, explica Rosillo.

Los principales desechos que producen son botellas de plástico y la idea es eliminarlas, llegando a un punto de desechos cero.

Responsabilidad Social

El 70% de los turistas que llegan a las Galápagos lo hacen a través del aeropuerto. Somos conscientes de que los aeropuertos son fuente de riqueza o de distribución de riqueza. Por lo que vamos a hacer todo lo posible para fomentar el comercio en el aeropuerto con productos locales y empresas galapagueñas.

Apostamos igualmente por el personal local lo que implica un amplio programa de formación ya que muchos lugareños no sabían leer y escribir, o carecían de nociones de contabilidad por ejemplo. El aeropuerto se ha convertido en un motor económico a la larga, por lo que tratamos de involucrar no solo a la sociedad sino a las autoridades locales, principalmente la Alcaldía y el Concejo de Gobiernos de las islas.

La actividad del aeropuerto repercute directa e indirectamente en unas 300 familias. Previo a la llegada del COVID, el aeródromo contaba con 85 empleados en plantilla mientras que la comunidad aeroportuaria superaba las 200 personas. Una cifra significativa en una isla de 15.000 habitantes.

Lamentablemente, tras la pandemia hemos tenido que despedir la cuarta parte nuestro personal, porque el aeropuerto pasó de tener de entre seis y diez vuelos diarios a uno o dos. Las cifras han caído de 525.000 pasajeros anuales a menos de 100.000.

Una vez resuelta la formación de los trabajadores uno de los principales problemas que se detectaron es la violencia en el hogar.

“La mitad de nuestra población laboral son mujeres (51%). Nos dimos cuenta de que a veces no acudían a trabajar debido a la violencia intrafamiliar”

Para luchar contra esta situación, desde el aeropuerto se promovió junto al municipio un programa para que estas mujeres pudiesen denunciar su situación de manera segura.

Especies Protegidas

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Además de la mencionada repoblación de la iguana amarilla, desde hace ya varios años el aeropuerto está especialmente comprometido contra el tráfico de especies. En este punto resulta vital la colaboración y concienciación de la comunidad local.

Galápagos tiene una población de tiburones única, cuyas aletas son muy apreciadas en determinados países, así como sus pepinos de mar o los huevos de tortuga. Para evitar este comercio ilícito, se trabaja en estrecha colaboración con el parque nacional, mediante un plan de capacitación conjunto y compartiendo equipos y personal.

Próximos desafíos

Jorge Rosillo pone el foco en una serie de retos de cara al futuro:

-Seguir siendo carbono neutro

-Trabajar en deshechos cero

-Calcular nuestra huella hídrica

-Seguir trabajando activamente por el empoderamiento femenino

-Guiar y ejercer como mentores para el resto de aeropuertos que quieran reducir su huella de carbono o luchar contra el tráfico de especies

Material reproducible con mención a la fuente, The Blue Agency.

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