Entrevista a José Marcial Rodríguez Díaz

Temporales que se comen las playas: “Será peor que Thomas Cook”

Fenómenos climáticos extremos y más frecuentes amenazan el principal recurso del turismo español

Publicada 12/02/20 -Actualizada 10/03/20 02:03h
Temporales que se comen las playas: “Será peor que Thomas Cook”
  • "Nos estamos enfrentando a un enemigo que está llamando a las puertas constantemente"
  • "La frecuencia con la que se repiten los temporales ha sido muy alta en los últimos cinco años"
  • "En la zona de Cala Millor, los dos municipios suman unas 35.000 plazas hoteleras"

Numerosas playas de Cataluña, la Comunidad Valenciana y las Baleares sufrieron graves destrozos y pérdidas de arena el pasado enero, como consecuencia del temporal Gloria. Ahora la prioridad para los municipios turísticos afectados es tener las playas a punto para Semana Santa. Pero a largo plazo el problema es mucho más complejo para los hoteles debido a que los temporales serán más frecuentes y violentos debido al cambio climático. En Fitur tuvimos la oportunidad de charlar con José Marcial Rodríguez Díaz, presidente ejecutivo de la Asociación Hotelera de la bahía de Cala Millor y gerente del consorcio de Turismo de Son Servera y Sant Llorenç.

José Marcial Rodríguez Díaz.

¿Cuál es la situación tras el temporal Gloria?

No es solo Gloria. Nos estamos enfrentando a un enemigo que está llamando a las puertas constantemente. Lo que está pasando ahora no es algo aislado como ocurría antes.

¿Se refiere a los temporales?

Sí, la frecuencia con la que se repiten estos fenómenos ha sido muy alta en estos últimos cinco años.

Pero hay antecedentes de otros temporales…

En el año 2000 hubo un caso parecido en el que desapareció la playa de Cala Millor y entonces se hizo una regeneración, bombeando arena de un sitio a otro. También se puso en marcha, con la colaboración del Gobierno central y la comunidad autónoma, un sistema de monitorización de tres playas de las Islas Baleares: Cala Millor y Playa de Palma en Mallorca y Son Bou en Menorca.

¿Cómo funciona ese sistema de vigilancia?

Cala Millor está siendo monitorizada por un grupo de científicos y existe allí desde el año 2005 una cámara que saca fotos diariamente, desde las 7 de la mañana hasta las 7 de la tarde, con lo cual se tiene una monitorización de la línea de costa. Además se llevan a cabo inspecciones sobre el terreno para ver dónde se sitúa la arena que se ha movido, con el fin de establecer los comportamientos energéticos de la propia playa.

"A la playa le cuesta cada vez más regenerarse de forma natural. Nos enfrentamos a una situación peor que la quiebra de Thomas Cook"

¿Y ahora qué está ocurriendo?

Lo que ocurre es que, hasta hace dos décadas, los temporales eran cada 10 años. Entonces venía un temporal, quitaba arena, la llevaba a 4 ó 5 metros de profundidad y creaba una barra de arena. Con el tiempo, la playa se iba regenerando de forma natural. Pero ahora tenemos dos tipos de temporales: los que generan olas con mucha carga energética, que hacen de excavadora y se llevan la arena a una distancia importante; y otros temporales menos violentos pero más largos en el tiempo.

¿De cuántos temporales estamos hablando?

En 2016 tuvimos un temporal que ya nos hizo daño. Lo mismo ocurrió en 2017. En 2018 hubo dos. Vinieron dos temporales más en el 2019. Y en 2020 hemos sufrido los efectos del Gloria. Esto significa que a la playa le cuesta cada vez más regenerarse de forma natural. Es un tema gravísimo: nos enfrentamos a una situación peor que la quiebra de Thomas Cook.

¿Cómo afectaron los temporales de 2019 al sector turístico?

El verano pasado los hoteles ya tuvieron quejas de clientes: habían comprado un billete para venir a la playa y no había playa, o tuvieron que entrar al agua con zapatillas para no cortarse con las rocas que habían emergido al desaparecer la arena. De hecho, el concesionario que se dedica a limpiar la playa y explotarla con las hamacas y sombrillas, debido a que el ancho de playa se ha acortado, ha visto cómo se ha reducido el número de sombrillas. Por tanto, su volumen de negocio no podrá cumplir con el canon de negocio establecido por el Ayuntamiento. Así que se ha dado de baja y el consistorio tendrá que volver a sacar una concesión administrativa a un precio más bajo para ver si consigue que entre alguien.

¿Qué otros efectos económicos inmediatos hay?

El pasado mes de agosto, durante la negociación entre los hoteles y los turoperadores, ocurrió que a la hora de negociar el precio para el 2020, los turoperadores dijeron a los establecimientos afectados ¿y qué playa tenéis?

¿Cuántos hoteles hay en la zona?

En la zona de Cala Millor, los dos municipios suman unas 35.000 plazas hoteleras. De hecho, cinco municipios en el este de la isla de Mallorca representan el 25% de la planta reglada de Baleares. Si juntas el alquiler turístico vacacional, te vas a las 85.000 plazas. Estas cifras no son ninguna broma y van ligadas a un elevado volumen de trabajadores y de PIB turístico.

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Una publicación compartida de Sonja Pruß (@sonja_mind_the_gap_1978) el 31 Mar, 2017 a las 5:06 PDT

En esta foto de Cala Millor, Mallorca, compartida en abril de 2017 por un usuario a través de Instagram, podemos ver los hoteles, el paseo marítimo, el muro de separación con la playa, la arena y el mar.

¿Qué proponen ustedes?

Pedimos dos cosas a las administraciones. A corto plazo, es necesario tener las playas arregladas para el mes de mayo, con trasvases puntuales de arena de donde se pueda coger para no afectar a la posidonia. Eso simplemente será como poner una tirita para no caer en picado.

"Si retiras para atrás el linde de costas, un hotel puede encontrarse de repente dentro del dominio marítimo terrestre, con enormes implicaciones jurídicas"

¿Y a largo plazo?

Serán necesarios cambios legislativos. En Cala Millor, por ejemplo, hay un pequeño muro que hace de línea de separación entre los arenales y una zona verde que llega hasta los hoteles. Si retiras ese muro hacia el interior, con el objetivo de crear un área de dunas que frenen el oleaje, esa medida tendrá una afectación en el linde de costas. Puede ocurrir que de repente metas un hotel dentro del dominio marítimo terrestre, lo cual tiene unas enormes implicaciones jurídicas. Es decir, podemos encontrarnos con el problema que habremos salvado la playa, pero habremos destruido la empresa. Es un asunto de una gran complejidad técnica, con implicaciones medioambientales, económicas y sociales.

¿El reto entonces es cómo salvar la playa y mantener la actividad económica al mismo tiempo?

Exactamente. Es un reto científico, económico y medioambiental. Ahora hay que tomar una solución a corto plazo. A largo plazo quizá sean necesarios cambios legislativos, diseñar algún tipo de diques… No lo sabemos todavía. Este debate debería realizarse sin ninguna connotación ideológica. Pero tendremos un problema gordo si el turista ve que le han engañado porque allí no hay playa y nadie hace nada por resolverlo.

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