El Conseller Ejecutivo de Turismo busca la convivencia y coexistencia entre turismo y sociedad

Marcial Rodríguez: “En Mallorca no se puede imponer el cambio de modelo”

"O somos capaces de luchar contra el intrusismo y lo ilegal, o nada de lo que hagamos será reconocido por la sociedad"

Publicada 08/01/24 -Actualizada 23:20h
Marcial Rodríguez: “En Mallorca no se puede imponer el cambio de modelo”
  • "No hay mayor error que pretender dar soluciones estables a fenómenos que varían en el tiempo y en el espacio"
  • "El reto no es tanto centrarnos en crecer en cantidad, sino en cómo hacemos para seguir manteniendo un estado del bienestar futuro"
  • "Mallorca no tiene un problema cuantitativo de demanda, lo que tiene es un problema de reparto de la demanda"

José Marcial Rodríguez Díaz fue nombrado Conseller Ejecutivo de Turismo del Consell de Mallorca el pasado mes de julio, tras alcanzar PP y Vox un acuerdo de gobernabilidad en esa institución después de las elecciones del 28M. Rodríguez cuenta con una amplia trayectoria en el sector turístico, destacando su etapa en la gerencia de la Agencia de Turismo de Baleares (ATB) y en el ámbito asociativo hotelero.

Por primera vez en la historia, todas las competencias turísticas de Mallorca están en manos del Consell Insular de la isla. ¿En qué se va a anotar?

Bueno, por primera vez, toda la responsabilidad de la gestión de los impactos positivos y negativos que pueda tener una actividad productiva, que es el 'driver' del bienestar de un territorio, está en manos del Consell de Mallorca. Por lo tanto, tiene la responsabilidad de organizarse y estructurarse de forma que sea eficaz a la hora de gestionar todo el rango de impactos que tiene la actividad turística en la isla.

Entonces, esto es un reto importante por lo que significa. Para mí tiene dos patas importantes. Una, la parte estructural, es decir, cómo te organizas internamente para responder a los retos que eso supone. Y luego tiene la parte de filosofía o estratégica, que es como tú visualizas que tienes que analizar con una visión muy holística.

José Marcial Rodríguez: 'Promocionamos proteger y regenerar Mallorca
José Marcial Rodríguez es consejero ejecutivo de Turismo del Consell de Mallorca. Fuente: Hosteltur

El hecho de tener esa responsabilidad significa también que tienes una responsabilidad inferida que viene de exigir a las administraciones supra insulares que te creen normas o reglamentos. Estoy hablando del Gobierno, estoy hablando de Madrid, estoy hablando de Europa; que te permitan aplicarlas en tu territorio de la manera más sencilla posible.

"Hay tres patas. Una es la operativa, otra es la estrategia como gestores actuales y la relación con las administraciones supramunicipales"

¿Cómo piensa transferir su experiencia en la ATB a su nuevo cargo?

Lo puedo definir con una palabra, decepción. Cuando tú, en el año 2013, desde la Agencia de Turismo, lanzas un proyecto ya de turismo responsable, como indican los dos planes integrales que yo redacté, entre el 2011 y el 2015, y el 2015-2025, cuyo título era 'El turismo responsable'. Cuando tú vas a una feria como FITUR y vas sin papel, es decir, 'paperless', estás haciendo una promoción en la que a través de unas pantallas táctiles la gente se llevaba la información que quería de la feria y a ti te quedaba una información digital de quién había venido...

"Cuando vuelves, diez años después, y ves que todo eso ha desaparecido y que hemos vuelto al papel, hemos vuelto a lo manual, hemos vuelto a lo... O sea, hemos vuelto a un 'greenwashing', ¿no? Somos todos muy sostenibles, pero desmontamos todo aquello que apuntaba a tener más sostenibilidad"

Primero he enfrentado esa decepción, que recibes cuando vuelves, habiendo sido pioneros como fuimos como comunidad autónoma en una promoción sin papel. Y me ha servido para retomar la senda de un nuevo modelo de promoción con nuevas herramientas y adaptado a los cambios o a los modelos de cliente, de turismo, de visitante o de lo que queramos definir, que vamos a tener en el futuro.

Ya que estamos un poco bordeando el tema, ¿podemos profundizar en la competencia de sostenibilidad que tiene un área concreta su consellería?

Cuando me incorporo al cargo, a priori, yo construyo una estructura de gestión muy basada en mi plan integral del 15-25 en la que creo cuatro unidades. Tres unidades son Direcciones Insulares y una cuarta depende de mí. Todas las unidades tienen una nomenclatura, un título, que se compone de dos patas y manda dos mensajes. Uno es el eje donde quiero actuar y el otro es la palanca sobre la que quiero actuar en ese eje.

La primera es “Oferta de calidad”, evidentemente lo que quiero es actuar sobre la oferta con la palanca de calidad. El segundo es la “Demanda y la hospitalidad”, es sobre el eje de la demanda, actuar sobre la palanca de la hospitalidad. La tercera es la “Gobernanza y sostenibilidad”, porque hoy en día sobre cada metro cuadrado, sobre cada empresa, sobre cada ciudadano, actúan cinco administraciones con competencias cruzadas, con lo cual, la colaboración público-pública es importante.

"El eje de la gobernanza es importante, y dentro de esa gobernanza, el sector público solamente puede actuar con la palanca de la sostenibilidad. La sostenibilidad no es un objetivo, para mí es una herramienta para alcanzar ese modelo de gestión de economía circular que permita salirnos del modelo lineal"

Y la cuarta pata es una pata que tiene que ver con el eje de la inteligencia, porque al final tienes que gestionar con inteligencia en situaciones donde no hay soluciones planas para problemas variables, y no hay mayor error que pretender dar soluciones estables a fenómenos que tienen una variabilidad en el tiempo y en el espacio. Y que hay que atacarlas más con cirugía que con decisiones globales.

Entonces, la inteligencia para eso está, y la monitorización como palanca, porque considero que hemos de desaprender del pasado para crear en una hoja en blanco un nuevo camino. Y para analizar ese nuevo camino hemos de tener la humildad de reconocer que es posible que no desconozcamos todavía cuáles son las unidades de medida adecuadas para ello. Por lo tanto, inteligencia y monitorización.

Esas son las cuatro patas en las que hemos construido todo esto. ¿A qué tengo que responder? Pues a mejorar la convivencia y coexistencia en un territorio, dentro de un desarrollo sostenible de la actividad turística que deviene de un fenómeno turístico y que es el motor del estado de bienestar pasado, presente y futuro de la isla de Mallorca.

Para gestionar esa estructura que acaba de describir, hace falta un equipo. ¿cómo ha seleccionado al responsable de cada área?

Hay cuatro unidades, tres tienen una dirección insular, la cuarta depende directamente de mí, que es la de inteligencia y monitorización, porque en un mundo en el que todo el mundo tiene datos y genera datos, creo que tenemos que tener un toque de humildad, analizar exactamente para qué sirven todos los datos que tenemos y cómo nos ayudan.

De las otras tres, una la dirige Clara del Moral, una persona con una experiencia jurídica y turística muy importante. Es veterana, tiene una formación jurídica muy potente y muy profunda y es un elemento fundamental en la definición orgánica de esa pata que es la gestión de la oferta. Luego está Susana Sciacovelli, que ya es muy conocida, y viene con un histórico y un currículum muy relacionado con el tema de la gestión del branding, del marketing y de la imagen.

Gobernanza y Sostenibilidad es la nueva unidad, cuyo objetivo es acercar los municipios al Consell y el Consell a los municipios, y poder aplicar esa teoría gestalt en la que hay que analizar cuáles son los impactos que tiene el turismo en cada uno de ellos para tener una visión más global. La lleva Pedro Mas, que ha trabajado siempre dentro del sector turístico en la cadena Garden Hotels, y además es un perfil municipalista.

Desde el punto de vista turístico, ¿qué considera usted que necesita Mallorca?

Lo primero que creo que necesita Mallorca es mejorar la convivencia. Segundo, creernos que el sector empresarial de esta isla ha sido pionero a nivel mundial y hay que reconocerlo, y sentirse orgullosos primero de la impronta que hemos dejado a nivel mundial, todas las cadenas, el sector tecnológico, el comercial...

"Lo que realmente le hace diferente a Mallorca es la capacidad logística que tiene de en seis meses, en un mes, levantar todos los servicios necesarios para aceptar una afluencia de visitantes que duplica en muchos casos o que amplifica el propio residente"

¿Puede aclarar un poco esa necesidad de mejora de la convivencia en Mallorca?

La convivencia lo puedes definir como coexistencia. Es decir, es evidente que nos enfrentamos a una situación, o nos hemos enfrentado durante estos años, a que la población orgánicamente va a seguir creciendo. Y esto es algo que no se puede prohibir, salvo que prohíbas la natalidad, esto va a seguir funcionando.

Y también que la gente va a querer seguir viajando. Y más ahora, que después del COVID ha habido un cambio de mentalidad en el cual la gente prioriza lo frugal y lo temporal por encima de adquirir activos sólidos, versiones físicas. Y la conectividad va a seguir existiendo, vamos a seguir volando, vamos a seguir moviéndonos, que la curiosidad de las personas va a seguir funcionando.

¿Qué significa coexistencia y convivencia? Si eso va a seguir ocurriendo, el reto no es tanto centrarnos en crecimientos en cantidad, sino en cómo hacemos para seguir manteniendo un estado del bienestar futuro, conviviendo todos en el mismo territorio, que es limitado. Y ahí es donde entran políticas de circularidad, de gestión de demanda, de gestión de oferta, y de gobernanza y de medición para poder tomar decisiones.

La convivencia es, primero, desde la humildad y desde el reconocimiento que nosotros tenemos que seguir viviendo, que podemos encontrar en la excelencia de la actividad turística la solución, y no tanto en ese tan usado cambio de modelo a cualquier otro sector en el que la transición dejará mucha gente detrás. Caerá mucha gente, y no es tan sencilla esa traslación.

"Es mucho más coherente, mucho más humilde y mucho más razonable, pensar que lo que tengo, cómo lo gestiono de la mejor manera para poder convivir todos en justa armonía"

No hay ningún empresario turístico de la isla que no reconozca que la actividad turística, como cualquier otra actividad en cualquier otro territorio, es inocua, no está exenta de externalidades. Ese es el primer plan. Lo que no se puede hacer en ninguno de los extremos es intentar solucionarlo desde la imposición o desde la impostura o desde los convencimientos más ideológicos que reales.

Hasta ahora hemos vivido en los extremos. Pues ahora hay un gestor que conoce y reconoce las externalidades negativas, que conoce y reconoce las externalidades positivas, y que además es consciente que así como en Galicia puede tener como 'driver' del bienestar la agricultura y la pesca, en Cataluña el comercio, en el país vasco la industria y en Madrid el sector público, nosotros tenemos el turismo, que no es ni más ni menos que alguien ahorrando en un sitio para venir a gastar su dinero aquí y compartir con nosotros temporalmente un tiempo de nuestros recursos.

Entonces, eso requiere cambiar de estructura mental. Y no es tan diferente un tío que vive en Son Servera, y viene a pasar un día a Palma, que un tío que vive en Berlín y viene a pasar un día a Palma. A efectos de impacto de gestión y de consumo, es exactamente lo mismo.

Y esta actividad turística tiene además una característica muy importante, que en realidad es transversal y le afecta la vivienda, la formación, el agua, el medio ambiente y los recursos. Situar la convivencia en el centro y situar, proteger y regenerar todas las cualidades que hacen de esta isla un lugar maravilloso para vivir y a la vez para visitar, es el camino sobre el que tenemos que transitar, desde la humildad de no ir con postulados inamovibles.

"Cuando levantamos la bandera del análisis de la huella de carbono de los turistas, no levantamos la bandera del análisis de la huella de carbono nuestra, porque protestamos por lo que ocurre, pero vamos a recoger a nuestros hijos en coche al colegio todos los días"

Entonces, no se trata de estar en el extremo, se trata de entender que lo que esta isla fue en su origen y lo que se ha hecho, en algunos casos de una manera desordenada, ahora llega el momento de sentarse y abordar su regeneración. Porque Mallorca no tiene un problema cuantitativo de demanda, lo que tiene es un problema de reparto de la demanda. Y, probablemente en momentos puntuales, de esa demanda que se acumula en el mismo lugar. Entonces, como filosofía, nosotros vamos a promocionar la protección y regeneración de la isla.

Dadas las circunstancias de hoy en día, la situación de la vivienda se está convirtiendo también en un problema para el sector turístico.

No, no estoy de acuerdo que sea un problema para el sector turístico.

Lo digo por la dificultad para captación de personal que acarrea...

Bueno, pero aquí hay dos elementos fundamentales. Uno, en cuanto al tema de personal, te lo encuadro. Es bastante lamentable que en una isla como Mallorca, que ha vivido del sector turístico y de la actividad turística toda su vida, no tengamos orgullo de pertenencia a una actividad que es la industria de la felicidad, como lo fuimos en su momento.

Se ha perdido el orgullo de ser un lugar donde nos visita la gente y disfruta su mejor tiempo y también estamos ante una situación en la que la gente no ve en cualquiera de las patas o cualquiera de los elementos de la actividad turística un proyecto de vida. Con lo cual tenemos un problema.

"Tenemos un problema. Primero de orgullo de pertenencia, y tenemos un problema de proyección de vida. Y esto para un sector que vive del servicio es un problema"

El tema de la vivienda no es un problema turístico, aunque el crecimiento que ha habido desmedido de lo ilegal haya provocado que en según qué zonas de ciudades una gentrificación, una turismofobia, un desmantelamiento de la cultura local, etc. Y aquí tenemos un reto muy importante. ¿De acuerdo?

El turismo es el crisol de todo esto y sufre todo esto, con lo cual, lo que vamos a intentar nosotros desde Turismo es ver cómo luchamos contra toda esa competencia ilegal y todo ese intrusismo, con todas las armas que deberíamos de tener. Pero la propia segregación en la administración lo pone complicado, por las plataformas, por normativas europeas, nacionales y autonómicas.

Entonces, el problema lo tenemos en las ilegalidades, sea cual sea, de alojamiento, de restauración, de comercio, porque altera el ecosistema natural de una economía de libre mercado. Y la otra pata, la de la formación, que tiene mucho que ver con 8 años de lluvia fina de culpar al que nos visita de todo lo que nosotros, como gestores de un territorio en el que vivimos permanentemente, hemos hecho sin la eficacia o el criterio adecuado.

"Tanto en movilidad como en vivienda, no ha habido una adaptación de las infraestructuras al mero crecimiento orgánico de la población. Ha habido como un 'dejémoslo estar'. Y nos hemos escondido detrás de la acusación fácil de aquel que nos visita. Que todo tiene su impacto"

Pero, el problema no se circunscribe solo a Mallorca, es generalizado.

Sí, absolutamente. No es un problema exclusivo de Mallorca, es un fenómeno de la sociedad. El turismo tiene muchas ventajas y, en sí mismo, el turismo es la sociedad. Lo que hace es amplificar hacia dónde va la sociedad. Todos los cambios sociales el turismo los ha amplificado allí donde ha habido una zona turística.

Los comportamientos sexistas no son turísticos. No tenemos un problema de turismo sexual, tenemos un problema de una sociedad que ha magnificado ese tipo de conductas en nuestros jóvenes. El de borrachera, a ver, en las ferias del pueblo tenemos fenómenos igual de borrachos que puedes tener en El Arenal. ¿Qué ocurre? Que el turismo tiene esa capacidad de amplificación.

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Por lo tanto, cuando nosotros vamos de visita a la Fontana de Trevi es como cuando alguien viene aquí a ver la la Catedral. Estamos en el mismo nivel. Dicho esto, yo creo que es un problema muy complicado, muy difícil, que hay que enfrentar. Y es lo que pongo encima de la mesa, hay que enfrentar sin extremismos y sin elementos preconcebidos. Y hay que pensar cómo lo podemos solucionar.

Ponga un ejemplo de un cambio que podría ayudar a mejorar la situación.

Volviendo al tema de lo ilegal, no tiene mucho sentido lo que hace Europa, que es nuestro máximo exponente. De la misma manera que cuando en Mallorca sacas un billete para ir a Madrid, metes tu DNI y ya saben si eres residente o no, y automáticamente tienes el descuento. ¿Es tan complicado que cuando un señor introduce en cualquier plataforma comercial -porque al final la clave es la comercialización- un número de código de su alquiler vacacional le diga si es legal o no?

No debería ser complicado, ¿verdad que no? Bueno, pues a fecha de hoy, todavía no tenemos esa herramienta. En un mundo en el que tienes todo, si eso se puede poner en marcha, las administraciones que nos toca lidiar a pie de calle tendremos herramientas, al menos para minimizar efectos.

"O somos capaces de luchar contra el intrusismo y lo ilegal, y lo quitamos de la ecuación de la convivencia, o nada de lo que hagamos va a ser reconocido por la sociedad"

Y esto no es un problema del discurso social, de la lucha de clases o del reparto de la riqueza. No va por ahí. Va porque en una economía de libre mercado, donde hay unas normas, todos hemos de intentar seguir las normas. A partir de ahí, cuando cambiamos las normas, tendremos más o menos movimientos. Lo que no vale es: “yo vengo, monto el negocio seis meses, y como no me has pillado, me llevo la pasta y aquí te dejo todo lo que hay”.

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