LA MUERTE DE UN GRANDE HUNDE A LOS MÁS PEQUEÑOS
5 marzo, 2013 (08:00:00)Hace muy, muy poco tiempo, en Mallorca existió una constructora que todo lo podía. Durante unos diez años fue de lo más dinámico y pizpireto en el mundo del ladrillo. Los banqueros se pegaban por aparecer con el constructor del momento en las fotos. Era omnipotente este buen señor: ¿Que los pisos eran de una calidad infima?, a nadie le importó. Que vendía caro, con proudctos penosos?. Nooo paaasa nada.
Luego ocurrió lo que ocurrió y la tan cacareada NO existente burbuja se diluyó como si de jabón se tratase. El constructor arrastró a otros constructores, a promotores, a bancos, a más bancos....pero sobre todo a pequeños empresarios, que habían adaptado sus talleres y personal para el principe de los bloques.
Los banqueros, y la mayor parte de los grandes empresarios, sobrevivieron mal que bien. Pero pequeños empresarios lo perdieron todo. Y eso importó exactamente cero a nadie.Ninguna portada, niguna ayuda, ninguna declaración política, publica o privada, se ocupó de toda esa gente que se quedó sin nada por los sueños en versión XXL, de un señor que estaba por encima del bien y del mal.
Y de todo esto me he acordado estos días con el derrumbamiento del castillo de naipes de ORIZONIA, como ma acordé igualmente cuando ocurrió lo mismito con MARSANS. Un desmantelamiento a mil por hora, miles de personas a la calle cobrando poco y mal, -los que cobraron-, más empujones que en El Corte Ingles en el primer día de las rebajas, por hacerse con las gangas del momento, -meloquitandelasmanos-, y una única percepción desde el minuto uno, en el que se tuvo claro que la empresa se hundía: Aqui no va a cobrar ni el Tato. Razón: A mi no me mire.
Ignoro cuantas empresas hundió Marsans, pero se que fueron unas cuantas, rozando las muchas. Igualmente me temo que no llegaremos a saber a cuantos hundirá Orizonia con las deudas que nunca saldará. Pero que muchas es poco en comparación a como pinta.
Que saliera la CEHAT, diciendo que hay deuda a hoteles por valor de 150 millones de euros, le pone a uno los pelos como rotuladores, porque muchos de esos hoteles son empresas pequeñas y familiares, (como un pequeño establecimiento que me comentaba que los 80.000 euros que les debía Orizonia, les podía suponer la muerte); y muchos proveedores no podrán levantar cabeza. Pero no pasa nada. Nadie pagará, nadie asumirá responsabilidades, y todo el mundo mirará para otro lado.
A eso hay que sumarle que las muchas facturas que se le emitieron a Orizonia en el último trimestre del 2012, ahora en enero, se contabilizaron para el IVA, y ya se tienen que haber contabilizado en la cuenta de resultados, como "parte" de beneficios del ejercicio pasado.
Algunos empresarios, a poco que se descuiden pueden terminar pagando por adelantado el 50%, al Estado, de lo que le vendieron a la compañía, en concepto de impuestos diversos. Que si bien es verdad que luego lo recuperarán, ahora mismo todo esto es un torpedo en toda la línea de flotación de la supervivencia en tiempos tan turbios como vivimos.
Mientras tanto, la ayuda fiscal que si podrían dar los organos públicos, para evitar algunas de estas injusticias, ni está ni se le espera.
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