Beneficios de interiorizar la cuestión de la seguridad turística
3 enero, 2012 (15:41:01) Disponer de esa visión global, integral y estratégica hace que sus responsables sean capaces de interiorizar que sus realidades turísticas no solo generan ocio, recreación, tiempo libre y felicidad, sino que también pueden desarrollarse procesos negativos, improductivos y destructivos. Los agentes públicos y privados de dichos destinos analizan, exponen y discuten los éxitos, el reconocimiento, la mejora en las cuentas nacionales de turismo, la penetración y posicionamiento en ciertos mercados emisores clave, etc. Esos mismos responsables también analizan, exponen y discuten los fracasos, el deterioro, la falta de credibilidad, la reputación puesta en entredicho, la violencia e inseguridad con la que conviven, etc. En definitiva, han desarrollado la capacidad de imaginar y soportar lo peor, lo impensable, lo más destructivo, como la fase previa para evitar esos mismos sucesos o escenarios. Si esta parte negativa no es tenida en cuenta o es tratada de una manera marginal o superficial, tenderemos a pensar que nuestro destino es tan bueno o excelente que no consideraremos la crisis, la violencia y la inseguridad como riesgos importantes y amenazas para nuestro futuro. Ahí comienza el auténtico riesgo, nuestro calvario particular, lo que hará que convivamos con situaciones críticas y extremas cada vez más habitualmente y no percibamos salida idónea para ella. Los destinos turísticos preparados para hacer frente a las situaciones de crisis, inseguridad o violencia, se diferencian del resto en que son capaces de actuar desde una visión global e integral. Conciben la gestión de la crisis como una necesidad estratégica que les beneficiará con diferentes ventajas competitivas.
Disponer de esa visión global, integral y estratégica hace que sus responsables sean capaces de interiorizar que sus realidades turísticas no solo generan ocio, recreación, tiempo libre y felicidad, sino que también pueden desarrollarse procesos negativos, improductivos y destructivos.
Los agentes públicos y privados de dichos destinos analizan, exponen y discuten los éxitos, el reconocimiento, la mejora en las cuentas nacionales de turismo, la penetración y posicionamiento en ciertos mercados emisores clave, etc. Esos mismos responsables también analizan, exponen y discuten los fracasos, el deterioro, la falta de credibilidad, la reputación puesta en entredicho, la violencia e inseguridad con la que conviven, etc. En definitiva, han desarrollado la capacidad de imaginar y soportar lo peor, lo impensable, lo más destructivo, como la fase previa para evitar esos mismos sucesos o escenarios.
Si esta parte negativa no es tenida en cuenta o es tratada de una manera marginal o superficial, tenderemos a pensar que nuestro destino es tan bueno o excelente que no consideraremos la crisis, la violencia y la inseguridad como riesgos importantes y amenazas para nuestro futuro.
Ahí comienza el auténtico riesgo, nuestro calvario particular, lo que hará que convivamos con situaciones críticas y extremas cada vez más habitualmente y no percibamos salida idónea para ella.
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