Erorres no forzados: capítulo II
14 mayo, 2020 (02:25:39)No pretendo ni tengo ningún interés personal en convertir el título “errores forzados” en una serie, pero es difícil asistir imperturbable al profundamente equivocado enfoque que el Gobierno, y no precisamente el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, está haciendo del turismo español, que atraviesa la peor crisis de su historia.
Ayer fue la imposición de una cuarentena en el momento más inapropiado, justo cuando la Comisión Europea, consciente de que el turismo supone el 10% del PIB de la Unión Europea, está adoptando iniciativas para que la actividad turística, vital tanto para los sectores de los países emisores como de los países receptores, se reanude en cuanto la evolución de la pandemia lo haga posible en condiciones de seguridad sanitaria.
En este segundo episodio el error forzado lo ha protagonizado el Ministro de Consumo, que ya en una ocasión anterior había desaconsejado realizar reservas de viajes para este verano. Ahora ha manifestado que “tenemos un país que se ha especializado en sectores de bajo valor añadido, como la hostelería y el turismo. Son sectores (que) además de poco valor añadido, son estacionales y precarios. Los hoteles están seis meses abiertos y los otros (seis meses) cerrados, y, al final, eso nos ha llevado a (una) situación de debilidad estructural que, cuando ocurren casos como éste, tenemos menos instrumentos para salir adelante."
Con el ánimo de interpretar correctamente al Ministro, su aportación podría resumirse así: el turismo no sólo es culpable del deficiente desarrollo de la economía española, sino que también dificultará la salida de la crisis económica causada por la pandemia.
Con el debido respeto me permito remitirle a las cifras oficiales de la Contabilidad Nacional, que elaborada por el Instituto Nacional de Estadística, cualquier colaborador suyo puede encontrar fácilmente consultando el estudio sobre las Cuentas Nacionales del Turismo dirigido por el Profesor Figuerola, de la Universidad Nebrija, para la Mesa del Turismo. Mencionemos únicamente los resultados más representativos correspondientes a 2019:
· Producción turística (directa e indirecta): 300.711 millones de €. Cada € generado por el turismo tiene un efecto prácticamente de otro € en los demás sectores de la economía nacional.
· Rentas turísticas: 155.014 millones €, de los cuales 59.479 millones € corresponden a salarios.
· Consumo turístico: 154.636 millones €, de los cuales el turismo de los no residentes es de 71.150 millones € (o sea las divisas que capta el turismo exterior).
· Aportación del turismo al PIB nacional: 12,45%
· Empleo: 2,5 millones, o sea el 13% del total.
· Impuestos: 24.227 millones €.
Estos datos, que reflejan la aportación del turismo al PIB, al empleo, a la balanza de pagos y a la balanza fiscal, ponen de manifiesto meridianamente lo que va a suponer para la recuperación de la economía nacional la inactividad del sector turístico a lo largo de 2020. Sin ningún grado de exageración se puede afirmar que sin la recuperación del sector turístico no se va a recuperar la economía nacional.
Por otro lado, y para incidir en un aspecto que, al parecer, es especialmente apreciado por el Ministro hay que señalar que el turismo es una actividad que, frente a lo que se ha afirmado, menos contribuye a la contaminación y al calentamiento global. El viajero consume de forma similar en su domicilio que cuando está de vacaciones. La aviación apenas contribuye entre un2% y un 5% a la emisión de gases invernadero. El sector turístico (hoteles, líneas aéreas, cruceros) está haciendo sus deberes para contribuir a la lucha contra el cambio climático.
El Ministro tiene la oportunidad y la responsabilidad, al ser miembro del Gobierno, de diseñar y aplicar una política para sustituir los sectores de bajo valor añadido, como es el turismo, por sectores que aporten mayor valor, tales como la biotecnología (tan necesaria en estos momentos de pandemia) o la tecnología de las comunicaciones, por citar dos de ellas. Mientras eso no se produce, sería conveniente que la política de recuperación de la economía nacional tuviera en cuenta lo que supone el turismo para lograr el objetivo de recuperar los niveles de actividad económica y bienestar social anteriores a la pandemia.
Nada sería más deseable, tanto para el Gobierno como para el sector turístico, que no hubiera ocasión de continuar con esta serie de “errores no forzados”. ¿Qué gana el Gobierno con alienarse (término que sin duda es familiar al Ministro) al sector turístico, con sus miles de empresarios y sus millones de trabajadores y sus familias? Por lo que se refiere al sector turístico, lo único que desea y a lo que lealmente está dispuesto, es a contribuir de forma decisiva, recuperando su nivel de actividad, a que las políticas de recuperación económica que diseñe el Gobierno tengan éxito para que la economía nacional alcance la normalidad y se asegure el bienestar de la sociedad española.
Para comentar, así como para ver ciertos contenidos de Hosteltur, inicia sesión o crea tu cuenta
Inicia sesiónEsta opinión no tiene comentarios.