Hacia una nueva concepción del territorio

El turismo, dentro de la concepción de ser un hecho social, se conforma como un entramado socio-productivo que lo define transversal y multifacético. Se encuentra integrado a otros ámbitos económicos y se desarrolla en conjunto con otros sectores, dando lugar a lo que denominamos efectos multiplicadores del turismo.

Independientemente de cada caso particular, en todo momento cada organización debe garantizar que una parte importante de sus beneficios económicos se mantengan en las localidades donde los turistas han invertido su dinero. De esta forma, se tiende a la prosperidad de la economía local, y por ende, al desarrollo sostenible.

Se estima que un empleo en el sector turístico propiamente dicho crea cerca de un empleo y medio adicional o indirecto en sectores relacionados, tales como, el transporte, el suministro de alimentos y bebidas, la artesanía y la preservación de los bienes culturales y naturales.

Esto demuestra que nuestro sector tiene una capacidad única, es un motor de inclusión socio económico sostenible que contribuye a no dejar a nadie atrás y ofrecer oportunidades a todos y todas.

Hacia una nueva concepción del territorio

Establecer un enfoque sistémico y participativo desde el territorio es clave para proteger los medios de vida e impulsar las economías locales.

El turismo, de esta manera, como sistema propone ampliar su base de sustento; pasar de una relación bidireccional de oferta y demanda hacia un trípode de sustentación: territorio, oferta y demanda.

El sector público no debe alejarse de su rol estratégico de transformar realidades de manera positiva a través del turismo; ser el gran orientador del sistema.

Trabajar con una visión federal es una virtud y necesidad. Tenemos la obligación de generar las condiciones necesarias para que las soluciones se adapten a los territorios y se construya a partir de ellos con un enfoque participativo.

En tal sentido, se hace necesario, imprescindible desde el sector público, re-generar las condiciones para fomentar la inversión turística; para lograr que sea una decisión pensada y desarrollada para y por las comunidades anfitrionas.

Este devenir requiere el trabajo conjunto para promover los regímenes y acuerdos necesarios entre estamentos municipales, provinciales y nacionales para repensar los marcos fiscales y normativos, recreándolos pro-activos hacia esa construcción colectiva de un futuro deseado, comunidades más prósperas.

De igual modo, el estudio de la conveniencia de determinados proyectos turísticos, implica un cambio de paradigma para facilitar que los turistas elijan un destino no por el precio, una determinada imagen de marca y/o la influencia comercial, sino en función de los atractivos y recursos territoriales del destino.

Este enfoque participativo nos permite la construcción de los destinos de la mano de quienes hacen el turismo, tender puentes para pensar y crear estrategias entre toda la comunidad.

Lograr una relación empática entre las motivaciones de la demanda y las propuestas de valor de cada territorio, proporciona una solución de continuidad para esos valores que cada comunidad decide compartir.