El nuevo turismo
18 enero, 2023 (10:29:05)Durante los meses de encierro, los expertos discutían acerca de si tras la pandemia el turismo se reiniciaría en los términos anteriores, con sus virtudes y defectos, o si habría aprendido la lección, buscando mayor rentabilidad y tratando de evitar las innumerables externalidades negativas derivadas de un intensivo uso del territorio por un excesivo número de turistas.
Como es habitual, lo que está ocurriendo es una síntesis de ambas posibilidades. Las compañías aéreas, las plataformas que alquilan las viviendas de uso turístico, que representan la mayor parte del crecimiento, quieren seguir jugando como hasta ahora. Al tiempo, los gobiernos, las empresas hoteleras, algunas compañías aéreas y de otros tipos de transporte, apuestan por un futuro más digitalizado, responsable con el medio ambiente y más sostenible.
Todas las empresas tienen algunos problemas en común: el encarecimiento de la energía y de la mano de obra, que además escasea por negarse muchos trabajadores a regresar a labores con horarios cambiantes, sin descanso en los fines de semana y con salarios bajos. Recordemos además que un tercio de los trabajadores en hostelería y restauración son extranjeros.
En el año 2022 ya se ha recuperado el 90% de la actividad turística. La recuperación será total en el actual, a pesar de la ausencia de turistas chinos y rusos y de la lenta recuperación del turismo de negocios.
Los cambios son lentos y a veces imperceptibles, pero están teniendo lugar a través de todo el proceso del viaje.
Las empresas hoteleras han acelerado su digitalización para aumentar el porcentaje de reservas que se realizan directamente en sus propios sistemas. Como es lógico, las grandes cadenas pueden hacerlo más rápido, lo que deja a los hoteles independientes en una difícil situación al tener mayores costes en este campo. Junto con el endeudamiento y la dificultad para hacer frente a los incrementos de gastos, están siendo los factores que han determinado la puesta en el mercado en España de más de 1.000 hoteles, una cifra nunca vista antes.
Ya hay hoteles en los que se puede abrir la habitación con el teléfono. En los hoteles turísticos todo incluido, la pulserita cuenta ya con un microchip que permite la identificación y sirve como llave de la habitación. El proceso de robotización se acelera por la falta de personal.
La mayor digitalización también permite la personalización de las reservas atendiendo a los deseos de los clientes, pudiendo incluso visualizar la habitación deseada.
Los aeropuertos y las empresas que los utilizan también intentan simplificar los procedimientos con la eliminación de los controles de líquidos en algunos y el “autochecking” y posterior embarque sin necesidad de personal, al tiempo que el “internet de las cosas” permite la generación de etiquetas electrónicas. Los sistemas digitalizados de lectura de pasaportes evitan las largas colas a la llegada. Parece que a la “inteligencia artificial” aún le queda mucho camino que recorrer en este campo.
La aviación, que no ha evolucionado en los últimos 50 años, busca una mayor eficiencia energética con menores emisiones a través de flotas eficientes que utilicen combustible más limpio. Las aerolíneas siguen prometiendo vuelos supersónicos como en los tiempos del Concorde, que nunca llegan.
El crecimiento del transporte aéreo está limitado por la falta de aviones de última generación con menor consumo y contaminación, mientras que los gobiernos siguen aumentados las tasas.
El transporte por superficie mejora con trenes más rápidos, que además cuentan con el apoyo de los gobiernos que intentan prohibir los vuelos en las rutas de menos de dos horas y media dentro de la Unión Europea. Los autobuses son más limpios y eficaces, mientras que los vehículos eléctricos particulares van incrementando su cuota de mercado a un ritmo superior al previsto hace unos pocos años. El automóvil sigue siendo el medio de transporte favorito para trasladarse al lugar de las vacaciones, en el caso del turismo nacional o de cercanía en la mayoría de los países europeos y en Estados Unidos.
La puesta en el mercado de viviendas de uso turístico sigue creciendo gracias a la eficacia de las plataformas que las comercializan como Airbnb y la evolución de los gustos de los consumidores.
Se han abierto o renovado numerosos hoteles de cinco estrellas en las principales ciudades, mientras que en las zonas turísticas van desapareciendo o transformándose, los de categorías inferiores para convertirse en alojamientos de 4 estrellas, aunque la clasificación por estrellas cada vez importe menos.
Los renovados y disminuidos turoperadores son mucho más ágiles y vuelven a recuperar cuota de mercado por la seguridad que ofrecen a sus clientes.
El resultado es que el famoso “cambio de modelo “que tanto reclaman algunos está teniendo lugar permanentemente, aunque no en el sentido que ellos deseaban.
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