Pensando el turismo español hoy (III): su doble realidad.
19 junio, 2023 (09:50:27)Tal como se anunciaba en los dos artículos anteriores de esta serie sobre el turismo español en su momento presente, esta entrega se inspira en lo tratado en la jornada organizada por la Mesa del Turismo de España el pasado dé 1 de junio bajo el título “La fuerza del turismo frente a la situación macroeconómica”, así como la última entrega de la serie “El turismo, industria de la felicidad”, organizada por HOTUSA y centrada en el transporte aéreo.
El turismo español presenta en estos momento una doble cara de una misma realidad. Ambas son reales y no puede prescindirse de una o de otra si se quiere definir una estrategia que permita asegurar el futuro de la actividad turística en España.
Por un lado está la rápida e intensa recuperación de la actividad turística, que, a consecuencia de la pandemia de la covid-19, se había paralizado totalmente. Una vez más, y tal como había ocurrido en situaciones de crisis anteriores del turismo mundial, debidas a conflictos armados, atentados terroristas o precios de los combustibles, la actividad turística mundial se ha recuperado rápidamente. Lo que caracteriza la situación presente, tanto en el turismo mundial como en el español, es la fortaleza de la demanda que ha llevado no sólo a recuperar los niveles numéricos de turistas previos a la pandemia sino a sobrepasar los niveles de gasto, por el incremento de los precios de los servicios de transporte, alojamiento e intermediación. En el caso español los datos que acaba de publicar el INE señalan que estos incrementos interanuales han sido del 22,4% en los paquetes turísticos, del 10,9% en el alojamiento y del 12,4% en los vuelos. Hay que señalar que el sector turístico español, ante la ralentización de las reservas que se ha producido en las últimas semanas, ha reaccionado con su habitual rapidez de modo que los precios intermensuales han caído un 2,1% en los paquetes turísticos y un 0,6% en el alojamiento. En el transporte aéreo, sin embargo, han seguido creciendo en torno al 1%.
Esta intensa y rápida recuperación de la actividad turística ha sido esencial para la economía española, ya que representa el 12,5% del PIB nacional y ofrece ocupación a 2,6 millones de trabajadores. Además, el turismo, como señaló el Profesor Figuerola en los estudios que la Universidad Nebrija realizó para la Mesa del Turismo de España, tiene un efecto inducido del 0,9% en otros sectores productivos, o sea, prácticamente duplica su peso en la economía nacional
Tanto en la jornada de la Mesa del Turismo de España como en la de HOTUSA, los ponentes manifestaron su optimismo sobre el mantenimiento de la fortaleza de la demanda, a pesar de las incertidumbres económicas derivadas de la inflación y del incremento de los tipos de interés para combatirla. La razón de este optimismo se basa en la preferencia de los consumidores a raíz de la pandemia que priman, como pone de manifiesto el estudio elaborado por la Unión Europea, el viaje y el turismo sobre otros consumos como la ropa, el deporte o el ocio. Sólo la alimentación, como es de esperar, figura por delante del viaje y el turismo.
No obstante hay incertidumbres y amenazas que afectan a la continuidad de esta recuperación de la actividad turística, tales como la existencia de un gran número puestos vacantes de trabajo en el sector de la hostelería española. Este factor no sólo ocurre en España. En Europa faltan 40.000 trabajadores en los aeropuertos, lo que está incidiendo gravemente a la operatividad de los mismos. A ello se suman las huelgas de controladores franceses, que a pesar de que no les afecta la nueva ley que prolonga la edad de jubilación de los 64 a los 66 años (los controladore se jubilan a los 57 años) mantienen los paros en solidaridad con el resto de los trabajadores franceses. También hay que mencionar a los efectos estructurales, y por tanto permanentes, del Brexit, que afecta negativamente al dinamismo de nuestro principal mercado emisor.
La otra cara de la realidad del sector turístico, que es el anverso de la recuperación de la demanda, es la situación financiera de las empresas. El cese total de su actividad durante los meses de la pandemia obligó a las empresas a buscar financiación para poder sobrevivir. Unas la encontraron en los mercados de capitales, e incluso tuvieron que recurrir a la venta de activos, como aviones en propiedad, para luego alquilarlos en forma de leasing. Algunas, hasta entonces con éxito y consolidadas, tuvieron que ponerse en venta y cambiar de propietario. Otras pudieron recurrir a fórmulas diseñadas por los poderes públicos para evitar la destrucción del servicio empresarial. Uno de los grandes aciertos del sistema español fue el instrumento de los ERTE, que permitió el mantenimiento del personal laboral, de modo que no sólo solventó graves problemas sociales, sino que permitió a las empresas disponer del personal para reaccionar de forma inmediata a la recuperación de la actividad. Los ERTE han marcado un positiva diferencia respecto a otros países, que atraviesan por graves dificultades de reclutamiento de nuevo personal, ya que habían despedido a sus plantillas durante la pandemia. Baste citar el caso del aeropuerto de Schiphol, que ha anunciado la cancelación de 10.000 vuelos a lo largo del año. Estimaciones basadas en datos proporcionados por el propio sector del transporte aéreo apuntan a una pérdidas de las compañías aéreas durante el período de la pandemia que se elevan a 200.000 millones de euros. No hay estimaciones similares para otros subsectores turísticos, pero es de todos conocido que las empresas hoteleras, de hostelería y de intermediación han tenido que recurrir masivamente a medios de financiación, bien públicos bien privados.
La fuerte reacción de la demanda, que apunta a la recuperación e incluso superación de los niveles de actividad previos a la pandemia, será el imprescindible remedio para salvar al sector turístico y permitirle solventar sus perentorias exigencias de reducir su endeudamiento financiero. Un prolongado período de consolidación financiera es la condición necesaria para poder afrontar con garantía de éxito los retos del presente y del futuro de nuestro turismo.
De mantenerse este período de bonanza, sería el momento de abordar los planes que permitan a nuestro sector turístico continuar con su proceso de transformación en materia de sostenibilidad, digitalización y diversificación, de modo que nuestra oferta prosiga en su esfuerzo de ofrecer un siempre mayor valor añadido, para luchar con éxito frente a destinos crecientemente competidores. Pero este tema es merecedor de un nuevo artículo de la serie.
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