Un análisis de Xavier Canalis

Decrecimiento turístico a lo bestia: los antiturismo estarán contentos

Este año han desaparecido turistas y antituristas, pero también empleos, actividad económica e ingresos para las arcas del estado

Publicada 06/09/20 -Actualizada 30/09/20 02:02h
Decrecimiento turístico a lo bestia: los antiturismo estarán contentos

Análisis/ Este año no solo han desaparecido los turistas. También han desaparecido los antiturismo. Ya saben, los que blandían pancartas, hacían pintadas “Too much tourism kills the city”, pinchaban ruedas… Seguramente esta gente estará muy satisfecha por lo que está ocurriendo en 2020 y ya no les hace falta protestar. Al fin y al cabo, su sueño más húmedo se ha hecho realidad: el decrecimiento turístico.

Si les apetece seguir leyendo este análisis, les pido por favor si primero pueden echar un vistazo a la siguiente infografía que he preparado para los lectores de HOSTELTUR.

¿Cuál era el relato hegemónico pre-coronavirus?

Recordemos que antes del coronavirus el relato hegemónico omnipresente en tertulias, artículos de opinión y conversaciones de bar se podía resumir en una premisa: "Cuantos más turistas, más problemas". Así lo expuse en mi ensayo Turisme i turistes. De l’hospitalitat a l’hostilitat, libro publicado por la editorial Publicacions de l’Abadia de Montserrat en septiembre de 2019.

Era una frase muy sencilla que, de hecho, estaba cogiendo cada vez más fuerza en el debate sobre el turismo. De manera directa o indirecta, la idea de "Cuanto más turismo, peor", se había extendido entre una parte de la opinión pública.

Pero si fuera exactamente así, la fórmula también funcionaría al revés. Es decir: "Cuantos menos turistas, menos problemas". O incluso, aplicando la misma lógica, podríamos llegar a la siguiente conclusión: "Cero turistas, cero problemas".

Bueno, pues resulta que ahora podemos ver las consecuencias de un decrecimiento turístico a lo bestia.

No solo han desaparecido millones de visitantes. También se han evaporado centenares de miles de puestos de trabajo directos e indirectos, igualmente han volado ingresos, actividad económica, recaudación de impuestos… Cosas nimias que, mira tú por donde, resulta que son fundamentales para sostener el estado del bienestar.

Una pintada que apareció en la iglesia de Santa Maria de Mar, Barcelona.
En Barcelona aparecieron pasquines de "Autodefensa vecinal ante la invasión turística" con instrucciones detalladas para boicotear el turismo.
"Turista, tú eres el terrorista", una pintada que apareció en Palma de Mallorca.

Overtourism

Podríamos recordar igualmente que el concepto “overtourism” era trending topic antes de la pandemia.

En resumidas cuentas, bajo este término los expertos se referían a las consecuencias negativas provocadas por los grandes volúmenes de visitantes en los destinos turísticos. Esto afectaba por un lado a los residentes y también a los propios turistas, dado que empeoraba la experiencia del viaje en sí.

Planteado de otro modo: ¿El exceso de turistas podía acabar matando el turismo?

Pero esto nos llevaba a otra pregunta: ¿Cuántos turistas son demasiados turistas?

El problema es que nos enfrentábamos a preguntas trampa.

En el libro A propósito del turismo. La construcción social del espacio turístico, coordinado por Salvador Antón Clavé y Francisco González Reverté, (editorial UOC, 2007), ambos autores nos advertían que frases del estilo “demasiado turismo matará al turismo” son un recurso muy simplista para intentar explicar una realidad muy compleja.

Salvador Antón y Francisco González: "Resulta mucho más dudoso que la cantidad por exceso de visitantes sea un factor decisivo para explicar el declive de los destinos"

"Nadie cuestiona que los destinos y los negocios turísticos sufren un desgaste con el paso del tiempo y que deben acomodarse constantemente a los cambios ocurridos en los mercados y en la manera de entender el tiempo de ocio. Sin embargo, resulta mucho más dudoso que la cantidad por exceso de visitantes sea un factor decisivo para explicar el declive de los destinos", según argumentan los dos autores.

"La idea de saturación implica preguntar ¿cuántos son demasiado?" Y eso obliga a negociar con la física y otras ciencias una cuestión a aplicar en el campo social, con los riesgos que este trasvase transdisciplinar supone. Por ejemplo, la noción de capacidad de carga, tan irrebatible en el tubo de ensayo con moscas drosophilas, plantea muchos más matices en el laboratorio social humano”, advertían Antón y González.

¿Realmente ha cambiado la percepción social del turismo?

Según van pasando las semanas y los meses de este 2020, cada vez encontramos más voces dentro del sector que dicen: “Bueno, al menos el coronavirus ha servido para que la gente vea la importancia que tiene el turismo para la economía”.

Permítanme que discrepe. Creo que estamos ante un efecto temporal. Estoy convencido de que el sustrato ideológico antiturismo persiste.

De hecho, el nuevo mensaje que se está lanzando ahora es: “Claro, la economía española va muy mal en 2020, peor que en otros países europeos, porque depende demasiado del turismo”.

El profesor de Turismo José Antonio Donaire apuntaba hace unos días en Twitter: “Hoy he vuelto a ver este gráfico circulando por la red, en el que se afirma que la economía española es la más turística del mundo. La expresión de moda estos días es "dependencia turística". Somos un país de camareros, nos cuentan. Pongamos unas cuantas notas a pie de página”.

Les dejo a continuación la reflexión de Donaire (hagan click sobre el tweet para poder leer el hilo completo). Se trata de una lectura concisa que pone los puntos sobre las íes y nos ayuda a comprender mejor esta nueva normalidad tan volátil que nos ha tocado vivir.

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