Playas
Playas hermosas pero letales: las playas más peligrosas del mundo
Latinoamérica y Estados Unidos concentran algunas de las playas más peligrosas del mundo, donde un simple baño puede ser mortal
Publicada 08/09/25

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El atractivo de una playa puede ser irresistible: aguas turquesas, arena fina y un entorno de postal. Sin embargo, algunos de los arenales más visitados del mundo esconden amenazas que van desde depredadores marinos como tiburones hasta corrientes letales o incluso problemas de seguridad en tierra firme. Para ello, hoy recogemos algunas de las playas más peligrosas del mundo y te contamos por qué.
Cada verano, miles de viajeros acuden al mar en busca de descanso y paisajes de postal, sin embargo, no todas las playas son lo que parecen: en distintas partes del mundo, un baño refrescante puede transformarse en una experiencia de alto riesgo.
Desde Brasil hasta Hawái, pasando por México, Chile o Australia, existen costas que han construido su fama no solo por su belleza, sino también por los peligros que esconden.
Tiburones, corrientes traicioneras, fauna hostil o incluso problemas de seguridad en tierra convierten estos lugares en escenarios donde la precaución es imprescindible. Conocerlos antes de viajar es la mejor forma de evitar que unas vacaciones soñadas terminen en un recuerdo amargo.

Brasil, con sus miles de kilómetros de costa, concentra algunas de las playas más bellas y también más riesgosas del mundo. En Recife, la playa de Boa Viagem es tristemente célebre: en los últimos 20 años se han registrado más de 80 ataques de tiburón, 56 de ellos mortales, lo que la sitúa entre las zonas con mayor número de incidentes de este tipo a nivel global.
En el mismo país, la mítica Copacabana, conocida como la “Princesinha do Mar”, representa otro tipo de peligro: su enorme afluencia de visitantes ha convertido a los turistas en blanco fácil de robos y asaltos, especialmente al atardecer.
Más al norte, en el corazón de la Amazonia, Alter do Chão sorprende por su paisaje fluvial único, apodado “el Caribe amazónico”. Sin embargo, bajo sus aguas tranquilas pueden aparecer pirañas y otras especies fluviales capaces de arruinar cualquier baño.
En el Caribe y Latinoamérica, los riesgos también están presentes, en México, la playa de Zipolite, en la costa de Oaxaca, ha sido durante décadas un refugio alternativo para viajeros, pero sus corrientes de resaca son tan intensas que incluso los nadadores expertos pueden quedar atrapados sin salida. En Chile, Viña del Mar combina atractivo urbano y ambiente vacacional, aunque sus corrientes marinas, tan fuertes como impredecibles, hacen desaconsejable nadar lejos de la orilla.

El Pacífico ofrece otros escenarios donde la belleza convive con el peligro, en Hanakapiai, en Hawái, las aguas cristalinas esconden corrientes de retorno que han causado numerosas muertes, incluso entre nadadores experimentados. Sus olas, sumadas a la dificultad de acceso para equipos de rescate, convierten esta playa en una de las más temidas del archipiélago. Otras zonas de Hawái, como la costa norte de Oahu o los alrededores del volcán Kilauea, presentan riesgos adicionales: desde ataques de tiburón hasta la exposición a la lava volcánica que fluye al océano.
En Estados Unidos continental, las playas también figuran entre las más peligrosas del mundo, como en Florida, tanto Nueva Smyrna como Brevard County registran con frecuencia ataques de tiburones y corrientes capaces de arrastrar a los nadadores más experimentados.
En el Atlántico norte, lugares como Nueva Jersey y Carolina del Sur acumulan un historial de incidentes mortales, mientras que en Galveston, Texas, los encuentros con tiburones siguen siendo recurrentes. Incluso destinos turísticos populares como Virginia Beach sorprenden por la presencia de fauna salvaje en los alrededores, lo que recuerda que la amenaza no siempre está en el agua.
Al otro lado del Pacífico, en Australia, el Cabo Tribulation es un claro ejemplo de “paraíso engañoso”: bajo sus aguas turquesas y entre sus palmeras acechan fauna peligrosa: medusas venenosas, cocodrilos y hasta casuarios, aves consideradas entre las más peligrosas del mundo.
Más al oeste, en el océano Índico, la isla Sentinel del Norte constituye un caso excepcional: el peligro no está en sus aguas, sino en tierra firme, donde la tribu indígena local rechaza todo contacto exterior. Su hostilidad hacia forasteros ha dejado varios episodios violentos, incluidos asesinatos, lo que convierte estas playas en territorio prohibido para los viajeros.
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