Turismo religioso en el centro de Guipúzcoa

Publicada 19/08/08
Turismo religioso en el centro de Guipúzcoa
El Hotel Santuario de Arantzazu acaba de ser abierto en la localidad guipuzcoana de Oñate. Se encuentra dentro de un complejo propiedad de la Fundación Arantzazu Baketik, regida e impulsada por los franciscanos, junto a la Basílica.
Situado a unos 40 minutos tanto de San Sebastián como de Bilbao y a una hora de la frontera con Francia, dispone de 52 habitaciones. Entre otros servicios ofrece spa y el Centro de Convenciones Gandiaga. Este último es un edificio compuesto de un auditorio principal con capacidad para 270 personas y divisible en tres; cinco salas adicionales multiusos donde caben hasta 120 asistentes; dos terrazas para eventos al aire libre, una galería de 680 metros cuadrados y un hall. Precisamente los eventos y la hidroterapia son dos de los cinco elementos con los que sus propietarios pretenden que se identifique este nuevo alojamiento. Otro es la naturaleza. No en vano, Aranzazu es uno de los puntos de partida para numerosas excursiones, por ejemplo, al parque natural de Aizgorri-Aratz. El cuarto es la gastronomía, basada tanto en la cocina vasca como en la cocina monacal tradicional, y con productos como el queso elaborados artesanalmente en el propio establecimiento. Turismo religioso Y el quinto es el arte y la espiritualidad. "El turismo religioso como referencia para el País Vasco", explican sus responsables. La plaza del complejo, que en parte se usa como aparcamiento de más de 200 plazas, se dispone entre los austeros muros del seminario franciscano y un barranco. Las torres, construidas con grandes piedras calizas talladas en punta de diamante simbolizando espinas, enmarcan el conjunto. Bajo la actual construcción se haya la antigua basílica actualmente convertida en cripta y que recoge una vanguardista obra pictórica en sus paredes. El conjunto se completa con varios edificios diferentes. En cuanto al hotel en concreto, "las zonas comunes y sus amplios espacios lúdicos, los salones privados de grandes cristaleras con magníficas vistas al barranco del valle, crean una atmósfera zen que lo convierten en el lugar ideal para la paz, el descanso, las largas charlas y los eventos o reuniones que buscan algo que va más allá de lo habitual", afirman sus propietarios. "Arantzazu es un lugar que a nadie deja indiferente, no sólo por el marco en el que se encuentra ni por la singularidad de su arquitectura, sino por la fusión entre naturaleza, cultura y religión que se respira desde siglos pasados", añaden. Araceli Guede (hoteles@hosteltur.com)
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