La gestión del riesgo
2 junio, 2020 (09:42:13)Destinos turísticos competidores (Grecia, Italia, Portugal, Croacia) han abierto ya, o están a punto de hacerlo, sus fronteras a los turistas de los mercados emisores de la Unión Europea. El Gobierno español, una vez más, actúa con retraso en la gestión de la pandemia, otorgando ventaja a los competidores en un mercado que será más reducido por el temor al viaje y por el impacto de la crisis económica derivada de la pandemia, y por tanto más difícil.
Sin embargo, más que en esta desventaja competitiva inicial, el éxito o el fracaso del año turístico se va a jugar en la gestión del riesgo que el movimiento de viajeros va a suponer para los destinos. Una autoridad sobre el Covid-19, el bioquímico, ex Presidente del CSIC y Premio Nacional de Investigación en Medicina, el Dr. Mato, ha afirmado recientemente que “será imposible encontrar un destino Covid-0 porque la seguridad sanitaria 100% no existe, como no la hay en la seguridad ciudadana. Durante un tiempo indeterminado habrá que convivir con el Covid-19, por lo que la suerte de los destinos turístico dependerá de la seguridad que sean capaces de proyectar y, en concreto, de su capacidad de reacción ante un rebrote. Esta capacidad de reacción vendrá determinada por la velocidad con que se identifique el brote y se aísle rápidamente”.
Los criterios, según el Dr. Mato, para elegir un destino serán el que tenga pocos casos activos, que el número de fallecidos por habitante sea bajo y que utilice técnicas de localización de casos activos tanto entre los viajeros, como entre los trabajadores turísticos y la población local mediante pruebas de seroprevalencia.
Éste es el punto fundamental. Hay propuestas de que estas pruebas de seroprevalencia se hagan al turista al llegar al destino, pero esto conlleva ineficiencias y riesgos tanto para el viajero como para el destino. Un esquema mucho más eficaz y operativo es el propuesto por el antiguo Presidente de IFTO (Federación Internacional de Tour Operadores), Martin Brackenbury, personalidad de gran prestigio en el sector turístico y amigo de España, según el cual el turista que reserve un paquete con un operador ha de aceptar someterse a una prueba de seroprevalencia en fecha inmediata a su salida. El resultado negativo de la misma sería comunicado a la compañía de transporte y al destino (autoridad sanitaria y alojamiento). Esta prueba estaría incluida en el precio del paquete. El incremento del precio sería asumible por el viajero que mantenga sus vacaciones, que previsiblemente será aquel que haya podido resultar menos afectado por la crisis económica. Así mismo es previsible una tendencia creciente hacia el paquete sobre el viaje independiente, al ofrecer una mayor garantía al viajero en las presentes circunstancias, con lo que se cubriría una parte sustancial del movimiento turístico que recibirían los destinos españoles. Son evidentes las ventajas de este control de seroprevalencia antes del viaje sobre el realizado a la llegada al destino tanto para el viajero, que evitaría una cuarentena sobrevenida, como para la población local, que tendría una garantía mayor de que el turismo no importa casos activos.
Esta medida, previa a iniciar el viaje, ha de complementarse con las medidas en destino ya definidas y en aplicación: pruebas de seroprevalencia a los trabajadores turísticos, y cumplimiento riguroso de los protocolos definidos por el ICTE, los operadores, la OMT y el WTTC para los establecimientos de alojamiento, hostelería, ocio, playas, transporte y demás elementos de la oferta. Cabría añadir precauciones complementarias como la designación de hoteles específicos para aislar a los viajeros sospechosos de haber estado en contacto con personas afectadas.
De una buena gestión del riesgo va a depender no solamente la inmediata temporada de verano de los destinos españoles, sino también la de invierno en las Islas Canarias, así como el turismo urbano y cultural proveniente de los mercados lejanos. Mercados como el japonés, en el que la incidencia de la pandemia ha sido reducida, o el coreano, que ha sabido gestionarla con eficacia, ofrecen señales claras de reactivación y en los que el destino España es altamente apreciado. Estos mercados son sustanciales para mantener el turismo en nuestras ciudades.
Como conclusión: partiendo de una situación inicial de desventaja, todavía es posible capitalizar la evidente apetencia en los mercados emisores por los destinos españoles. Este interés es manifiesto tanto entre los potenciales viajeros como entre los operadores para los cuales los destinos españoles son vitales. Los medios de comunicación de nuestros mercados emisores acogen alborozados las recientes noticias que anuncian la apertura de los destinos españoles y la reanudación de las conexiones aéreas, y los contactos al mayor nivel que, al fin, mantienen nuestras autoridades turísticas con los operadores de los mercados emisores así lo ponen de manifiesto.
En definitiva, la salvación parcial de la temporada, que constituye la base imprescindible para la supervivencia del sector turístico español, dependerá de la capacidad de liderazgo en la gestión del riesgo.
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