Pensando el turismo español hoy (V): ¿Un Ministerio de Turismo?
12 julio, 2023 (17:42:46)Estamos ante unas elecciones generales, convocadas inmediatamente después de unas autonómicas y municipales, y ante un previsible cambio de Gobierno. En esta situación se ha vuelto a suscitar la recurrente cuestión de si es deseable un Ministerio dedicado exclusivamente al turismo o, alternativamente, en que Departamento Ministerial debería englobarse el turismo. Los precedentes inmediatos, tanto con el Partido Popular o con el Partido Socialista, no parece que hayan sido satisfactorios para el sector.
Permítanme terciar en el debate que se ha originado con esta cuestión. Mis únicas credenciales son haber vivido personalmente una experiencia que quizás contribuya a proporcionar algunos criterios útiles en este momento. Ocupé, sucesivamente, los cargos de Subdirector General, Director General y, finalmente, Secretario General en aquella etapa en la que el turismo formaba parte de una Vicepresidencia, de Economía y Hacienda primero, y, luego de Economía. Al frente de esa Vicepresidencia estaba Rodrigo Rato, siendo los sucesivos Secretarios de Estado, a la vez de Comercio y Turismo, Juan Costa, Elena Pisonero y Francisco Utrera.
De todas las opiniones expresadas sobre esta cuestión en estos días (Mesa del Turismo de España, CEHAT, CEAV), me parece que el enfoque más acertado es el que formula Gabriel Escarrer Jaume, que hoy mismo en unas declaraciones recogidas en las publicaciones especializadas en turismo, señala que “el Turismo es una competencia totalmente transversal, afectada y relevante no solo para transportes, sino también para seguridad, urbanismo, política exterior, cultura, consumo etc. Por ello, y considerando el gran peso del sector en la economía del país, creo que en España el Turismo debería tener rango de Vicepresidencia”. Esta apreciación es la constatación objetiva de dos hecho relevantes e indiscutibles de la actividad turística: su transversalidad y su peso determinante en la economía nacional, por su aportación directa, indirecta e inducida al PBI, así como por su contribución a la balanza de pagos y al bienestar social al proporcionar 2,7 millones de puestos de trabajo. Y es esperanzador que un partido concurrente a las elecciones generales reconozca en su programa la importancia económica y social del turismo y apunte medidas concretas como, entre otras, un PERTE turístico, negado hasta ahora, la renovación de los destinos maduros y la formación profesional.
La transversalidad del turismo conlleva que, no obstante la actual distribución competencial, al Gobierno nacional le correspondan unas obligaciones en materias de seguridad, política exterior, política económica y fiscal, infraestructuras y transportes y cultura, entre otras, que inciden de forma directa y significativa en la actividad turística. Tuve ocasión de constatarlo en una reunión que la Administración turística española convocaba y convoca con los grandes operadores con ocasión de la feria turística World Travel Market. En dicha reunión, ante las consabidas exigencias de los operadores sobre los precios hoteleros, y otras materias específicas, el Vicepresidente de Economía y Hacienda expuso las líneas generales de la política económica del nuevo Gobierno para su incorporación al sistema de la moneda común, el euro, que conllevaba el dominio de la inflación, el equilibrio presupuestario y de la balanza de pagos, y la disminución radical de los tipos de interés, que permitiría una mejor financiación de las empresas turísticas para abordar la inversiones encaminadas al aumento de la calidad del producto turístico español. Los operadores entendieron el nuevo lenguaje, que apuntaba a unos objetivos que eran mucho más ambiciosos que las reclamaciones que planteaban. Aquella exposición del Vicepresidente no fueron meras palabras sino el anticipo de hechos concretos. España ingresó en el euro desde el momento de su creación, y, en el campo específico del turismo, se aprobó el Plan Integral de Calidad del Turismo Español (PICTE). Otro hecho significativo: los incentivos ofrecidos permitieron que el Museo Thyssen-Bornemisza se incorporara a la oferta turístico cultural de España, elaborando, así mismo, un Plan de Turismo Cultural, como medida práctica en la estrategia de diversificación de la oferta turística y como instrumento de reforzar la imagen de España no solo como destino turístico sino como imagen de país.
Un Vicepresidente de Economía y Hacienda tiene múltiples e importantes temas que atender, y podría pensarse que el turismo no estaría en los primeros lugares de su atención. Sin embargo si hay conciencia de la importancia económica y social del turismo, como fue el caso, las ventajas para la política y la gestión turística son indudables. Un ejemplo, a añadir a los Planes antes mencionados,: las reuniones de la Comisión Interministerial de Turismo y de la Conferencia Sectorial de Turismo con las Comunidades Autónomas. El peso político de la Vicepresidencia hacía que las agendas de dichas reuniones tuvieran un seguimiento riguroso del cumplimiento de los asuntos aprobados, fueran inversiones en infraestructuras, expedición de visados en los mercados emisores, régimen laboral, medidas fiscales, etc.
Es bastante probable que si el turismo no ha tenido un departamento específico en un Gobierno que ha contado con 22 ministerios, difícilmente lo va a tener en un Gobierno que ha de enfrentarse a una reducción del gasto y de la deuda pública exigida por la Unión Europea. Si el turismo va unido a otras competencias, sea comercio, industria, transporte o cultura, siempre ocupará un lugar secundario. La única manera de compensar este riesgo es que el titular de las competencias de turismo tenga un gran peso político, como fue el caso de la Vicepresidencia de Economía y Hacienda en la etapa que tuve el privilegio de vivir.
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