Retos y amenazas al turismo español 2025 (I)
16 junio, 2025 (10:12:52)Es innegable el clima actual de optimismo del turismo español. Este optimismo es el resultado de la acelerada recuperación de la actividad desde el cero causado por la pandemia, atribuible fundamentalmente a la fortaleza de la demanda, pero también a la capacidad operativa de nuestro sector para responder eficazmente a esa pujanza de la demanda. Ello ha permitido que cada año se hayan superado las cifras de visitantes y de ingresos del anterior. Para 2025 se estima la cifra de 100 millones de visitas (no de turistas) y un nuevo récord de ingresos. El WTTC estima que el gasto del turismo internacional hacia España será de 113.200 millones de euros y la aportación del turismo al PIB nacional llegará al 15,6%. Estas cifras espectaculares han llevado a que se fortalezcan los discursos que alertan a un crecimiento desordenado que alimente los movimientos anti turísticos, y éste es uno de los grandes retos, que merece un artículo propio. Hoy me ocuparé de otros, suscitados en una reciente reunión de la Alianza de Municipios Turísticos de Sol y Playa (AMT).
Afortunadamente, el sector turístico español es extraordinariamente dinámico y alerta, y son múltiples los foros (HOSTELTUR, MESA DEL TURISMO DE ESPAÑA, CEOE, HOTUSA, ITH, THINKTUR) en los que se analizan no solamente los éxitos sino también los retos y las amenazas al turismo en nuestro país.
El último ejemplo, como se ha apuntado, ha sido la reunión organizada por la AMT en colaboración con el ITH. En ella se pasó revista a una serie de temas de gran interés: desde la nueva orientación de la campaña de publicidad de TURESPAÑA, a la rehabilitación y financiación de los destinos de sol y playa, a los destinos inteligentes como instrumento para lograr una mejor gestión, y a la colaboración de los diversos niveles del sector público entre sí y con el sector privado.
Fue este último punto, moderado por HOSTELTUR, el que resultó más controvertido y, quizás por ello, más interesante. Después de décadas de poner el acento en el insuficiente funcionamiento de la cooperación público-privada, en la reunión se hizo hincapié en la gran dificultad de conseguir el alineamiento de los distintos niveles de la Administración Pública: local, provincial, autonómica y nacional, lo que se traduce en ineficacia y frustración. Se pusieron ejemplos concretos de esta falta de coordinación y colaboración: la insuficiencia de inversiones en infraestructuras públicas de transporte en Tenerife y el consiguiente colapso del tráfico; o en Ibiza, que se quiere paliar mediante la prohibición de la llegada de vehículos a la Isla. Otro ejemplo es la gravemente perjudicial falta de conexión ferroviaria entre el aeropuerto de Alicante y los grandes destinos de la costa levantina, especialmente Benidorm.
Estos ejemplos de falta de coordinación entre las Administraciones Públicas quedan empequeñecidos ante dos temas de importancia nuclear, que también se suscitaron. El primero es el de la financiación de los municipios turísticos, que lleva arrastrándose durante décadas, y respecto al cual es revelador que ni siquiera haya consenso sobre el concepto de municipio turístico. El segundo es la rehabilitación de los llamados, un tanto eufemísticamente, “destinos maduros”. Este asunto será el objeto de la próxima reunión de la AMT.
En definitiva, esta incapacidad para abordar estos temas fundamentales deriva, a nivel nacional, de un pecado capital de nuestra política turística: la falta de una estrategia global de la oferta turística. Hay una política de demanda con una actuación ejemplar en los mercados emisores y en la imagen de España como destino turístico, pero no hay una política nacional respecto a la oferta turística. Esta grave insuficiencia de nuestra política turística no sólo es achacable a los poderes públicos, principales responsables, sino también al sector privado, que ha sido incapaz de forjar un frente unido para presentar sus reivindicaciones. A pesar de la voluntad de las principales asociaciones, CEOE, Mesa del Turismo de España, EXCELTUR, CEHAT, su multiplicidad y la fragmentación propia del sector, han hecho imposible, hasta ahora, su imprescindible unidad de acción.
Hasta aquí algunos de los principales retos que tiene planteado el turismo español que se plantearon en la reunión de la AMT. Toca ahora, para finalizar este artículo, hacer referencia a algunas de las principales amenazas. Quizás la más preocupante sea la derivada de las condiciones geoestratégicas. A este respecto quiero referirme a la última Asamblea de la Mesa del Turismo de España, recientemente celebrada. En ella pudimos asistir a una amenísima exposición del periodista Ángel Expósito sobre su experiencia en los diferentes teatros de conflictos bélicos (Irak, Siria, Venezuela, Ruanda) en la que quedó de manifiesto el relevante papel que juegan nuestros diplomáticos, nuestras fuerzas armadas y nuestros misioneros. El tema abordado fue un ejemplo de cómo conviene ampliar el ángulo de visión, a veces demasiado centrado en los problemas específicos del turismo. Me atrevo a proponer que esa interesantísima intervención se complete con una aportación futura a cargo de un especialista en materia geoestratégica, ya que este factor condiciona cada vez más la actividad turística.
Este análisis de los factores geoestratégicos cobra especial actualidad hoy, a raíz del conflicto abierto entre Israel e Irán, cuyo efecto económico inmediato es la subida del precio del petróleo en un 13% y la caída en la valoración bursátil de las compañías turísticas, en especial de las aéreas. Si el conflicto de Ucrania también escalara, como el de Oriente Medio, podría suponer un impacto de incalculables consecuencias en los mercados emisores europeos, que siguen siendo fundamentales para nuestro turismo. Como es evidente, también afectaría a los mercados emisores lejanos, cuyos turistas evitarían los destinos europeos. Otra amenaza evidente es la ruptura el sistema comercial mundial por la política arancelaria del presidente de los Estados Unidos, que podría afectar en un grado imprevisible a la economía mundial, y, por tanto, a la actividad turística, estrechamente relacionada con la situación de la economía.
Esta relación de retos y de amenazas no puede tener un efecto paralizante. Por el contrario, ha de tener un efecto dinamizador para abordar esos retos pendientes y estar mejor preparado para hacer frente a las amenazas que pueden concretarse en cualquier momento.
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