Raíces de Castilla. Descubre el Parque Natural Montes Obarenes-San Zadornil
4 junio, 2018 (11:56:30)Algunos territorios parecen tallados con un cincel para crear bellos y sugerentes escenarios de contrastes. Y muy pocos son los territorios que en poca extensión son capaces de condensar arte, cultura, tradiciones, historia y un patrimonio natural genuino. Y sólo uno es capaz de mantener las raíces de sus bosques ancladas en la tierra en la que germinaron las “raíces” de un reino.
En el norte de la provincia de Burgos, a caballo entre las comarcas de La Bureba y de las Merindades se extiende un rosario de parajes cambiantes, cuya belleza única es fruto de las fuerzas de la naturaleza que actúan desde hace millones de años y de la caprichosa erosión de los ríos y manantiales que brotan entre la roca caliza. Y para proteger este ensayo plástico está el arbolado, ese manto verde que se funde en el horizonte con las montañas formando una auténtica encrucijada vegetal.
La poliédrica silueta que forma la unión de los términos municipales de Frías, Oña y Poza de la Sal, además de ser el escenario de actuación de la Mancomunidad Raíces de Castilla, es también un interesante punto de transición de las llanuras que se extienden a los pies de la “villa salinera” hasta dar paso a los cortados pétreos de la bisagra geológica que forman los Montes Obarenes.
PARQUE NATURAL MONTES OBARENES-SAN ZADORNIL
Pero en todo momento hay algo que llama poderosamente la atención: el horizonte montañoso y boscoso que cierra el campo visual hacia el noreste. Se trata de una de los escenarios naturales más singulares de la provincia burgalesa: el Parque Natural Montes Obarenes-San Zadornil. Dentro de este espacio protegido se encuentran los otros dos municipios que forman la Mancomunidad de Raíces de Castilla: Oña y Frías.
La privilegiada situación geográfica del Parque, con influencia atlántica y mediterránea, le proporciona unas excelentes condiciones medioambientales que permiten la vida de un grandísimo número de especies vegetales. Así conviven las hayas con las encinas, quejigos y alcornoques, los arces y serbales, con los enebros y madroños, los brezos, aulagas y genistas, con los tomillos y espliegos, dando cobijo a 128 especies animales destacando el gato montés, la nutria, musgaño patiblanco y desmán de los Pirineos, junto a otras especies más abundantes como corzo y jabalí, sin olvidar el águila real, el águila perdicera, el aguilucho cenizo, el buitre común, el búho real o la garza imperial.A esto se une la naturaleza caliza de la roca sobre la que se sustenta y en la que los ríos Ebro, Oca y Purón han tallado ensoñadores rincones y vertiginosas gargantas, hasta recrear uno de los ecosistemas más bellos, atractivos y mejor conservados de España.
Dada la riqueza y biodiversidad del Parque Natural, la mejor manera de acercarse a su conocimiento y como paso previo a la “aventura” de adentrarse en sus rincones, es hacer una visita a la Casa del Parque Montes Obarenes-San Zadornil instalada en la antigua vaquería del monasterio de San Salvador en Oña.
Con un planteamiento puramente didáctico en todos los sentidos, incluidos los relativos a la respetuosa restauración del edificio para mostrar también cómo era en su origen, a lo lardo de las diferentes plantas se muestra de forma innovadora y accesible los valores de Montes Obarenes-San Zadornil gracias a múltiples recursos, como son las recreaciones, aplicaciones manipulativas, dioramas, pantallas táctiles, montajes audiovisuales, modernas escenografías, etc. Todo aquí está pensado para aportar sensaciones y emociones que aporten valor al medio natural y agudicen más los deseos de conocer y adentrarse en el Parque, empezando por la visita a los jardines del monasterio y a la piscifactoría monacal construida en el s. XVI.
Los Montes Obarenes son el final y más meridional extremo de la Cordillera Cantábrica siendo un espacio de transición, lo que aumenta aún más su valor ecológico. Además, son muy pocos los ecosistemas en los que se concentran tantos recursos históricos, culturales y patrimoniales, pues en la villa condal de Oña y en la ciudad de Frías, la ciudad más pequeña de España, se escribieron muchas páginas de la historia de Castilla.