La OMT celebrará en Madrid, a final de mes, su XXIV Asamblea General

Repensando la Organización Mundial del Turismo (con ánimo constructivo)

Ni es una agencia para el desarrollo turístico del Tercer Mundo, ni es relevante para la industria turística mundial. Su prestigio viene de la ONU. Pero hay consenso en que vale la pena repensarla, reinventarla, para que sea útil y relevante

Publicada 16/11/21 -Actualizada 10/12/21 02:09h
Repensando la Organización Mundial del Turismo (con ánimo constructivo)

Cuando, en agosto, surgió la noticia de que Arabia Saudí pretendía llevarse a Riad la sede de la Organización Mundial del Turismo (OMT), que está en Madrid desde 1975, en HOSTELTUR nos hicimos eco de ello, y a partir de este artículo ¿Riad lo tiene difícil para llevarse la sede de la OMT de España? Y sobre todo, de este ¿De verdad Pololikashvili quiere llevarse la sede de la OMT a Riad?, empezamos a recibir correos de personas relacionadas con la OMT, trabajadores en activo, trabajadores ya jubilados, personas que han tenido relación profesional con la organización o que han pasado por ella. Nos dimos cuenta de dos cosas fundamentales: una, que la OMT es una gran desconocida para casi todo el mundo, nadie sabe muy bien para qué sirve y qué hace; y dos, existe preocupación por la deriva ética en su gestión, y por su falta de liderazgo. Que Arabia Saudí, un país recién llegado a la industria turística mundial, quisiera llevarse la OMT nos hizo ver que quizá sí vale la pena luchar para que se quede en España, pero no solo eso, sino que además, vale la pena intentar poner sobre la mesa ideas, reflexiones, propuestas para revertir ese desconocimiento general y demostrar que puede ser una institución eficaz, útil y realmente global que apoye a la industria turística mundial y a los destinos. Por eso hemos estado publicando una serie de artículos con la idea genérica de repensar este organismo para el futuro. Como decía una de las fuentes que quiere mantenerse en el anonimato: "Hacer un bien sin hacerle un mal a nadie", porque las personas pasan, pero las instituciones permanecen. En este artículo, al que seguirán otros, varias personas conocedoras de la organización nos ofrecen sus reflexiones y propuestas.

Desde HOSTELTUR hemos planteado una serie de preguntas, las mismas, a varias personas relacionadas de una u otra forma con la OMT, que han trabajado allí o que han tenido estrecha relación con ella. Unos pocos, además de los dos ex secretarios generales y el presidente de CEHAT, han querido responder con nombre y apellidos. Este artículo recoge las reflexiones de cuatro de ellos: Ignacio Vasallo, que fue el primer secretario de los Miembros Afiliados de la OMT (1993-1995); Eulogio Bordas, que fue presidente de los Miembros Afiliados entre 2007 y 2009; Carlos Vogeler, director Regional para las Américas desde 2007 y adicionalmente, director Ejecutivo de la OMT hasta diciembre de 2017; y Geoffrey Lipman, que fue asesor especial del secretario general entre 2000 y 2005 y subsecretario general entre 2005 y 2009.

Francesco Frangialli y Taleb Rifai respondieron así a nuestras preguntas:

- Taleb Rifai: "No creo que la OMT esté cumpliendo con sus objetivos"

- Frangialli: "No sabemos si la OMT cumple con objetivos que no están claros"

¿Cuáles diría que son actualmente los objetivos de la OMT?

Ignacio Vasallo destaca que la organización tiene "objetivos difusos y contradictorios: estimular la creación de empleo, protección del medio ambiente y patrimonio, promover la paz y el entendimiento y por supuesto, promover el turismo". Sin embargo esos objetivos coinciden con algunos de la UNESCO y otros, con los de la ONU. Vasallo opina que la OMT debería fijarse "objetivos más sencillos como la mejora de las estadísticas, la promoción del turismo en el Tercer Mundo como ayuda al desarrollo, facilitar los viajes con la supresión, por ejemplo, de los visados...

Eulogio Bordas piensa que los objetivos de la OMT son "colocar el turismo como una política prioritaria de los estados miembros y liderar la creación de conocimiento", y más específicamente: "apoyar la innovación y la transformación digital, mejorar la competitividad de la industria, crear mejores puestos de trabajo y facilitar la formación, crear resiliencia y favorecer el seamless travel y proteger la cultura y la naturaleza a través del turismo".

Carlos Vogeler tiene claro que en su opinión "los objetivos de la OMT no están nada claros. Creo que se improvisa y no existe una estrategia a medio y largo plazo. Por otro lado hay una gran opacidad que no permite realmente saber cuáles son".

Y añade: "Las comunicaciones se parecen más un ejercicio de propaganda y culto a la personalidad del Secretario General"

Geoffrey Lipman, por su parte, considera que el objetivo es "ser una agencia de Naciones Unidas para el Turismo y los Viajes" (lo que en inglés se llama Travel & Tourism). Y que concretamente, su labor es "organizar a los países miembros y a los afiliados del sector privado".

¿Considera que los cumple?

Ignacio Vasallo considera que "no puede cumplirlos por definición", en alusión al punto anterior.

Por su lado, Eulogio Bordas opina que la OMT no cumple sus objetivos: "No los está alcanzando en absoluto. Además, muchos de estos objetivos no deberían estar en la agenda de la OMT. La realidad es que, con su actual presupuesto, la OMT no puede hacer demasiadas cosas y no puede acceder a las fuentes de información y a la expertise que necesitaría". Bordas considera que "en la organización hay algunos excelentes funcionarios, pero la cultura imperante, el bajísimo presupuesto disponible y otras causas, hacen que su rendimiento esté muy por debajo de su potencial".

Carlos Vogeler es contundente: "Al no existir objetivos claramente definidos y comunicados es imposible saber si se cumplen o no".

Geoffrey Lipman: "En general, sí".

¿Es la OMT, actualmente, lo que podría llegar a ser?

Ignacio Vasallo, por su parte, está de acuerdo en el rotundo "no" y añade que "para las grandes empresas mundiales, incluidas las españolas, lo que haga la OMT es irrelevante. Ellas tienen sus propios lobbies internacionales como la WTTC, o locales como ABTA".

Para Eulogio Bordas, la OMT "está muy lejos de ser lo que debería ser". Y añade que "un organismo internacional es “líder” cuando muchos países comparten su visión, objetivos y programa, y le siguen. A la OMT no la sigue nadie relevante hoy. Incluso algunos importantes países han abandonado la organización". Para este consultor, la organización aplica la estrategia print & travel que consiste en publicar mucho para que los miembros reciban muchos papeles que hacer circular, "y organiza muchos eventos para que los funcionarios viajen. Si a esto añadimos una cuota anual relativamente baja, no hay razón para abandonarla".

Carlos Vogeler, de nuevo contundente: "Cierta y lamentablemente no lo es".

Geoffrey Lipman piensa que "podría ser más de lo que es" si los Gobiernos anglosajones -EEUU, Canadá, Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda-, "que eligieron no ser miembros hace más de una década, entraran de nuevo, hicieran todo lo posible por conseguirlo y pagaran su parte".

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¿Es la OMT y su labor relevante, según su opinión, para la industria turística global?

Ignacio Vasallo opina que "en su formato actual no puede serlo".

Eulogio Bordas es tajante: "Para la industria turística privada la OMT simplemente no existe. Y para la mayoría de los países desarrollados, tampoco. La lista de Miembros Afiliados apenas cuenta con empresas relevantes. Muchos miembros afiliados (DMC, escuelas de turismo, etc.) sólo buscan el aval de la marca OMT, por 2.000 euros al año, al objeto de aparentar una importancia que no tienen. Esto es especialmente así en países en vías de desarrollo y en organizaciones internacionales de escasa relevancia".

Pero además, Bordas asegura que de hecho la empresa privada nunca ha sido el target de la organización, "no lo siente así", dice. "El target de la organización son los ministerios de turismo y especialmente los países en vías de desarrollo, ya que en países muy desarrollados o con gran volumen de turistas, a la OMT se le hace poco caso…o ninguno"

Carlos Vogeler: "La labor de un organismo internacional en el seno de las Naciones Unidas debería ser muy relevante para un sector tan importante como el turismo desde el punto de vista socio-económico. Lamentablemente la actual OMT se ha distanciado mucho de otras instituciones internacionales y del propio sector empresarial, lo que cada vez la hace menos relevante".

Geoffrey Lipman es contundente: "Sí, es muy relevante".

¿Debería serlo? ¿Cómo?

Ignacio Vasallo insiste en que tiene difícil incluso, en esta situación, llegar a ser relevante: "No puede serlo. En la OMT todos los países y todas las regiones: Europa, Oriente Medio..., son iguales, mientras que más del 80% del turismo internacional se concentra en dos regiones: Europa y América. Los principales emisores en esos países no forman parte de la OMT".

Por su parte Eulogio Bordas tiene claro que sí debería ser relevante, "y el sector lo necesita", añade. "Pero ser relevante significa “aportar valor” es decir, resolver problemas de planificación, gobernanza, gestión, etc. de los miembros", y se pregunta y se responde: "¿Cuál es hoy la Customer Value Proposition (CVP) de la OMT? No está nada claro ¿Tiene la OMT una CVP para el sector privado? No, en absoluto".

Carlos Vogeler considera que "definitivamente debería serlo". Y se explica: "La actividad turística es multidisciplinar y debe implicar a otros sectores económicos, pero fundamentalmente es una actividad donde el sector empresarial juega un papel de motor muy importante. Las alianzas entre gobiernos y empresas son esenciales para un desarrollo del sector que responda adecuadamente a los cambios que experimenta la sociedad y a los retos como la sostenibilidad, el cambio climático, la inclusión, los impactos en las comunidades receptoras, etc".

Geoffrey Lipman, por su parte, opina que debería "trabajar más para enlazar turismo y clima/medioambiente, sobre todo sus cuentas satélite, e identificar los conflictos derivados del crecimiento insostenible".

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¿Qué podría aportar la OMT a la industria turística, o sea, en qué ámbitos podría tener un papel más eficaz?

Ignacio Vasallo opina que sí podría tener un papel más eficaz de ayuda al sector, por ejemplo, en la "mejora, supervisión y perfeccionamiento de las estadísticas, sobre todo en países en vías de desarrollo. Los desarrollados tienen las suyas tanto a nivel nacional como regional. También elaborando estudios sobre las posibilidades turísticas de los países desarrollados". Y respecto a la cuestión del sector privado, considera que "la OMT nunca podrá representar a las grandes empresas, por intereses contrapuestos".

Eulogio Bordas considera que "la OMT podría aportar valor a la industria enfocándose en ser el gestor a nivel mundial de algunos grandes temas relevantes para la competitividad y el desarrollo sostenible del turismo en el mundo. Debería actuar como aquellos organismos que, a nivel mundial, gestionan bien internet, el sistema mundial de patentes, los derechos de autor, el comercio, etc"

En este sentido, añade, "la OMT tendría una gran oportunidad de aportar valor como gestor/coordinador de temas como la educación, la inteligencia de mercados, la digitalización, la normativa básica, los indicadores de calidad de los servicios, la lucha contra el fraude en internet, el seamless travel, el mal llamado alojamiento colaborativo, etc".

Carlos Vogeler opina que la OMT debería "ejercer un liderazgo para contribuir a que la industria turística sea apoyada de mejor manera por los gobiernos y sobre todo al conocimiento de sus contribuciones a la sociedad. Turismo está llamado a jugar un papel más relevante en nuestras sociedades, tanto desarrolladas como en vías de desarrollo".

Con sidera que "La organización debe aportar valor, pero no solo a sus miembros, sino que como agencia especializada de las Naciones Unidas debe también aportar valor a todos los actores implicados: agentes turísticos, comunidades locales, etc"

Geoffrey Lipman se remite, en este punto, a su respuesta anterior, y añade: "Además su programa de ST-EP (Turismo Sostenible /Eliminación de la Pobreza) podría ser más efectivo aportando apoyo al desarrollo en los niveles nacionales y territoriales".

¿Qué cosas deberían cambiar para hacer eso posible?

Ignacio Vasallo es contundente: "Lo que no puede ser no puede ser y además es imposible. Tendría que cambiar todo. El departamento de miembros afiliados podría ser el camino para intentar un cambio promoviendo la afiliación de empresas relevantes y no aceptando a entidades insignificantes que solo buscan un sello en su puerta". De nuevo, la cuestión de los miembros afiliados del sector privado, que parece no estar eficazmente resuelta.

Eulogio Bordas resume las cosas que deberían cambiar en siete puntos:

  1. Reinventar la mision y la visión de la organización
  2. Incorporar de forma efectiva al sector privado (10.000 empresas)
  3. Encontrar nuevas fuentes de financiación para quintuplicar su presupuesto
  4. Rediseñar su estrategia organizativa y de gobernanza
  5. Mayor flexibilidad en el reclutamiento y despido de funcionarios
  6. Operar bajo planes cuatrienales con objetivos y KPI claros, reportables trimestralmente
  7. Limitar el poder del secretario general y aumentar el del equipo de alta dirección

Carlos Vogeler, por su parte, expone que "lo primero y más importante es recuperar los principios éticos y morales que deben exigirse a una agencia del sistema de Naciones Unidas: la transparencia, el concepto de servicio a los demás, la profesionalidad y en definitiva la aportación de valor als sector".

Y más cosas: "Por otro lado, un mejor conocimiento de las tendencias reales del sector y apoyo en forma de conocimiento para responder a los retos que el sector tiene que afrontar. Y finalmente, la colaboración eficaz entre diferentes agencias del sistema como la OMS, UNESCO, UNEP, etc. Para afrontar de una manera coordinada los aspectos que puedan afectar al turismo".

Geoffrey Lipman considera que lo más importante que debería cambiar es la financiación: "Las decisiones del Consejo Ejecutivo y de la Asamblea deberían contar con un presupuesto adecuado para su implementación".

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¿Debería ser una prioridad intentar que entren como miembros de la OMT los países que hoy están fuera y que son importantes en turismo: Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, los países nórdicos…?

Ignacio Vasallo coincide: "Siempre lo ha sido. Algunos se van, vuelven y se vuelven a ir porque la organización no les aporta nada. Los países en los que la organización y promoción del turismo son públicos y privados no pueden justificar ese gasto en sus rendiciones de cuentas. Los dos grandes ausentes, EEUU y Reino Unido, no pueden o no quieren pagar las cuotas con fondos públicos".

Eulogio Bordas opina que "mientras estos paises no regresen, la OMT seguirá siendo cuestionada y su autoridad discutida. Además, existe el peligro cierto de que haya más bajas pronto".

Carlos Vogeler asegura que "por supuesto que sí". Añade que esos países "representan un alto porcentaje de la actividad turística internacional, tanto en la actividad emisora como receptora. Su participación en la Organización es de suma importancia".

Geoffrey Lipman coincide: "Desde luego, debería ser una prioridad".

¿Cómo afecta a la credibilidad de la organización el hecho de que no estén?

Ignacio Vasallo considera que "no afecta a la credibilidad. Al mundo turístico le es indiferente que estén o no estén. La OMT se ha convertido en una organización que tiene unos cuantos países que pagan y muchos que intentan recibir, pero no pueden pagar ni la cuota. Más de 60 países no pagan sus cuotas anuales y algunos llevan treinta años sin pagarlas", explica.

Eulogio Bordas reflexiona, sobre este punto: "Muchos nuevos ministros de turismo se preguntan, poco después de tomar posesión del cargo, por qué estos países no están o en su día abandonaron la OMT. Y de alguna manera empiezan a comprender que se marcharon por dos razones principales: por no compartir los objetivos y prioridades de la organización y/o por percibir poco valor -o ninguno- en sus servicios".

Carlos Vogeler: "Es evidente que su ausencia debilita la credibilidad de la Organización".

Geoffrey Lipman considera que esto no ocurre con sus miembros principales. Aunque añade: "Pero es una auténtica anomalía y la OMT podría buscar su participación a través del sistema de las Naciones Unidas, así como de sus canales de Turismo". El hecho de no estar presentes ni participar, también "es un reflejo negativo de esos países", asegura. "Deberíamos preguntarles por qué no participan y qué sería necesario para hacerles volver", finaliza.

¿Es lógico que cada país miembro tenga un voto, o deberían tener votos proporcionales según su aportación económica?

Ignacio Vasallo no opina de forma monolítica al respecto: "Hay votaciones en las que debe ser cada país un voto y otras en la que el voto debe ser ponderado. Los Estatutos deben recoger esta situación". Y cosidera que "ha habido recientes ejemplos" de lo fácil que puede ser la compra de votos "por un viaje y un hotel o por la cuota anual, que en caso de los países pobres es de unos 16.000 dólares". "Es una compra barata -añade Vasallo- y algunos países en busca de prestigio internacional están dispuestos a pagar".

Eulogio Bordas opina que en este tipo de organizaciones "no suele ser bueno que haya miembros de primera y de segunda categoría. Sin embargo, la experiencia internacional ha enseñado que es recomendable contar con mecanismos que refuercen la influencia de aquellos miembros más relevantes".

Y añade: "De hecho, el 80% del turismo mundial tiene lugar en 15 países y, de alguna manera, esto debe tener un reflejo en el sistema de gobernanza"

Carlos Vogeler considera que "el principio de la sociedad de Naciones es claro. Un país, un voto, y yo estoy de acuerdo con ese principio".

Geoffrey Lipman coincide: "Es lógico, lo normal para todas las organizaciones internacionales. Y un principio básico en democracia".

¿Debería la OMT extenderse al Transporte? ¿Eso ayudaría de alguna manera?

Ignacio Vasallo recuerda que ya hay organizaciones internacionales dedicadas al transporte "y son mucho más importantes que la OMT", como la IATA, formada por las empresas, y la OACI, formada por los estados, "con objetivos muy claros y más poder".

Eulogio Bordas es partidario de la cooperación entre los organismos ya existentes. Explica: "El transporte de pasajeros representa cerca del 30% de la industria del Travel and Tourism y tiene, como es lógico, grandes conexiones con ésta. Esta industria ya tiene sus propias organizaciones internacionales. Habría que desarrollar mecanismos de coordinación eficaces entre éstas y una eventual “nueva” OMT".

Carlos Vogeler coincide en que el transporte tiene a su vez sus representantes, y piensa que "antes de extenderse al transporte debería establecer vínculos de colaboración permanente con esas organizaciones"

Y coincide también en lo más importante: "Lo que sí pienso que debería hacer es ampliar el término turismo a viajes y denominarse Organización Internacional de los Viajes y el Turismo, porque aunque el turismo engloba todo tipo de viajes, el término todavía se asocia mucho con los viajes relacionados con el ocio".

Geoffrey Lipman dice aquí que "técnicamente" el turismo incluye el transporte, por ejemplo, como ocurre en las cifras de llegadas e ingresos, donde son incluidos todos los medios de transporte. "Los ministerios nacionales de Turismo rara vez incorporan el Transporte directamente. Además, hay agencias de Nacions Unidas para la aviación y la navegación, por lo que esos medios de transporte están bien cubiertos".

¿Qué requisitos considera que son importantes para un secretario general? ¿Cuál sería su perfil ideal?

Ignacio Vasallo considera que debería tener los mismos requisitos que se piden a cualquier funcionario internacional.

Para Eulogio Bordas es importante cambiar el concepto del cargo "secretario general": "El SG no debe ser el “mandamás” de la organización y que todo pivote sobre él. Esta función debería corresponder a un CEO y a un equipo de alta dirección de 5-7 personas", explica. En cuanto a los requisitos o perfil del secretario general, apunta los siguientes:

. Hablar tres idiomas a la perfección
. Atributos de liderazgo bien asentados
. Amplia experiencia en relaciones internacionales
. Buen nivel de conocimientos sobre la industria de los viajes y el turismo
. Un buen gestor de alto nivel

Carlos Vogeler considera la honestidad como el valor más importante, y "que encarne altos valores éticos y morales. Transparencia y capacidad de liderazgo para rodearse de los mejores y no de aquellos que le alaban por interés. Buen comunicador y visionario, pero principalmente, con capacidad de servicio a los demás".

En resumen: "Alguien que verdaderamente pueda ser un ejemplo y aplique criterios de objetividad en favor de los intereses de la organización y no de los suyos propios. Alguien que crea en los valores del turismo, sienta y comparta la pasión que los profesionales del sector en su mayoría exhiben"

Geoffrey Lipman lo pone en cinco requisitos principales: "Un buen pensador, con experiencia en Travel & Tourism, con habilidades diplomáticas, buen gerente y buen comunicador".

¿Debería España promocionar a su propio candidato a la Secretaría General de la OMT? De responder afirmativamente, ¿por qué? ¿Alguna idea de candidato ideal?

Ignacio Vasallo opina que lo del candidato español no sería prudente: "Nunca es prudente mezclar las sedes y la Secretaria General. Solamente en el caso de que el Gobierno estuviera dispuesto a hacer grandes aportaciones anuales, no menos de 100 millones, podría un secretario general español ser interesante para la organización y para España".

Por su parte, Eulogio Bordas recuerda las excepciones a la "norma internacional". "El “fair play” y la “cortesía internacional” dicen que el secretario internacional no debe ser del país que acoge la sede. Pero hay excepciones, como en el caso de la Unesco"

Por lo tanto, considera que sí, que España "debería proponer un candidato “de muy alta calidad” capaz de liderar la “reinvención” del organismo, de recuperar a todos los países que se marcharon, de imponer un estilo de gestión de alto rendimiento y muy meritocrática y de armar un sistema de finaciación que le asegure unos 100 millones de dólares anuales de presupuesto regular, más otros 50 de sponsoring y partenariados".

Carlos Vogeler no piensa que sea una buena idea, pero sí tiene claro el papel que debe jugar España en cuanto a la labor del secretario general: "No creo que España deba promocionar su propio secretario general. El hecho de ser país sede de la Organización le otorga un puesto permanente en el Consejo Ejecutivo, que es el órgano de gobierno entre asambleas y por tanto debe jugar su papel en exigir cuentas al secretario general".

Y añade un detalle importante: "No olvidemos que España es el único país del Consejo que nunca cambia. Por tanto a través de su presencia en el Consejo debe fiscalizar el trabajo de la Secretaría y asegurarse que no se cometen irregularidades, ya que como país sede, la reputación de la Organización le afecta directamente"

Concluye que "esa participación activa en el Consejo por parte de España es más importante que tener un Secretario General español, que por otro lado, podría no estar bien visto por el resto de los países".

Por su parte, Geoffrey Lipman explica que "todos los países son libres de nominar a un candidato para la elección o de apoyar a un candidado". Sin embargo, añade que "el único inconveniente de un candidato español sería un énfasis excesivo en el país anfitrión, pero ese es solo un factor a considerar para el Gobierno español".

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