Jornadas de “Innovación, digitalización y sostenibilidad” de Hosteltur Academy, AEHM y Comunidad de Madrid

Riu y Lopesan, iniciando la transformación cultural hacia la sostenibilidad

Las empresas turísticas han de mejorar su comunicación para implicar a empleados y clientes

Publicada 15/02/24 -Actualizada 20/02/24 07:43h
Riu y Lopesan, iniciando la transformación cultural hacia la sostenibilidad
  • José Alba: “Cuanto más grande eres, más compromiso debes asumir porque tu impacto en el entorno es mayor, tanto medioambiental como social”
  • Alemany: “La sostenibilidad ya es factor de competitividad, por lo que has de integrarlo en el core del negocio porque impacta en resultados
  • José Alba: “A pesar de lo que dicen las encuestas, la apuesta por la sostenibilidad no contribuye de momento a mejorar el ingreso medio”

La verdad es que no es nada habitual que, en líneas generales, las empresas turísticas reconozcan abiertamente que sus estrategias de sostenibilidad se encuentran en pañales y que, aunque en el buen camino, acaban de empezar a dar los primeros pasos; cuando lo más habitual es anunciar a bombo y platillo todas las iniciativas acometidas, que no dejan de ser ciertas, pero muchas veces sin unas claras líneas de actuación que las sustenten. Por eso se agradece aún más la sinceridad de Catalina Alemany, directora de Responsabilidad Social y Formación Corporativa de Riu Hotels & Resorts; y José Alba, director general de la División hotelera de Lopesan, en las jornadas de “Innovación, digitalización y sostenibilidad” de Hosteltur Academy, AEHM (Asociación Empresarial Hotelera de Madrid) y la Dirección General de Turismo y Hostelería de la Comunidad de Madrid.

Catalina Alemany ha abierto el debate admitiendo que “la sostenibilidad es algo muy nuevo para todos; somos unos novatos. Está ocurriendo lo mismo que pasó con la calidad, que al principio se limitaba a un departamento centrado en ello, para evolucionar hasta formar parte del ADN de las compañías y aplicarse a todos los procesos. En sostenibilidad también hemos pasado de un área específica a incluirla en el plan estratégico de la empresa y a tratarse en el Consejo de Dirección. Aún queda mucho por recorrer para seguir la misma evolución que con la calidad, pero estamos en el buen camino”.

Riu y Lopesan, iniciando la transformación cultural hacia la sostenibilidad
De izq. a dcha, la moderadora, Carmen Porras, periodista de Hosteltur; Catalina Alemany, de Riu Hotels & Resorts; y José Alba, de Lopesan. Fuente: Hosteltur.

Alemany apuesta por “la transformación, porque del cambio se puede regresar, pero de la transformación no; es un paso que dan las compañías que no tiene vuelta atrás. Aunque es un proceso muy lento cuando tienes que compartirlo con tantos agentes de la organización para decidir qué hacer en sostenibilidad, ganas en implicación de todos y en implantación”.

En esta misma línea José Alba se ha mostrado convencido de que “hoy ponemos el objetivo en la sostenibilidad, pero no empezará a tener éxito hasta que no se convierta en una cultura. Tenemos puesto ahí el foco, apoyados por KPMG y validado por el Consejo de Administración, pero hasta que el plan de acción no cale hasta en los últimos estratos de la organización no habremos llegado a convertir esos objetivos en una realidad”.

“Trabajamos para alcanzar en cinco años la descarbonización en nivel 2, según se recoge en el Plan Estratégico 2024-29. Para lograrlo, el cumplimiento de ese objetivo forma parte de los criterios de los bonos anuales que cobran los directivos”, como ha revelado José Alba

Formación y comunicación, claves para ese cambio de cultura

Precisamente para conseguir ese cambio de cultura en las empresas resulta clave la formación, según ha destacado la directora de Responsabilidad Social y Formación Corporativa de Riu, además de la comunicación: “Necesitamos un relato; contar historias al empleado para que las asuma como propias, porque el compromiso de todos es importante, generar ese compromiso con la cultura de la sostenibilidad. Además, la mayor parte de nuestros trabajadores está en contacto con el cliente y debe interiorizar ese relato para poder transmitírselo, porque debe ser la misma historia para ambos para generar conciencia e implicación”.

La formación en sostenibilidad debe basarse en tres capas, según Catalina Alemany: “Informar, para saber qué tengo que hacer; formar, para conocer cómo hacerlo; y lo más importante, conseguir que quiera hacerlo, lo desee, que no lo haga por obligación sino que responda a la voluntad de todos, creando un vínculo emocional en el que participemos todos, sin trucos. Debemos encantarles con algo a lo que todo el mundo quiera pertenecer; no es fácil y para ello la comunicación es muy importante”

En Lopesan también han puesto el foco en la formación con su “Lopesan for Good”, como ha explicado Alba, “orientado al cliente interno, con más de 8.500 horas de formación en materia de sostenibilidad, sin que detrás haya beneficios para el propietario, sino para la sociedad, el medioambiente, el sector y el negocio a largo plazo. La ventaja es que nuestro personal ya es muy consciente de los efectos del cambio climático en un territorio insular frágil como Canarias; efectos que ya estamos viviendo, como haberse multiplicado por 100 la arena que nos llega del Sahara o la subida de la temperatura del mar en un grado o grado y medio”.

Casos de uso

En Riu cuentan con “un Comité de Sostenibilidad que nos está funcionando muy bien, integrado por un miembro de cada área de la organización, con reuniones de momento muy frecuentes donde se comparten propuestas y cuyas decisiones se elevan al Consejo. Luego es muy importante monitorizar cómo se están implantando las medidas y con qué resultados, para evitar que parezca que no llegamos a ninguna parte”.

En el caso de Lopesan, que desde hace cinco años cuentan con dos parques fotovoltaicos y uno eólico, ya son autosuficientes en consumo energético. Y también lo serán (casi) en cinco años en productos agrícolas sostenibles, ya que disponen de 120 millones de metros cuadrados en fincas que les surten el 40% de la fruta y verdura en sus buffets; porcentaje que elevarán al 80% en el próximo lustro, sin llegar al 100% porque “hay productos que no se dan en Canarias”.

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En su apuesta por el kilómetro cero, el 84% de sus proveedores son locales aunque, según ha reconocido, “la apuesta por la sostenibilidad no es barata, aunque a largo plazo siempre lo sea: la pesca sostenible es un 16% más cara por kilo, y la carne un 18%. Además, por el momento sólo el 20% de los pescados que adquirimos, y que destinamos a nuestros restaurantes a la carta, procede de pesca sostenible porque tampoco está tan extendida”.

Por otra parte, en sus servicios de catering y lavandería industriales han recortado un 40% sus emisiones de CO2. Iniciativas todas ellas “con el objetivo de minimizar la huella de carbono, que comunicamos al cliente”.

Los clientes más concienciados

La sostenibilidad, como ha incidido Alemany, “tarde o temprano se convertirá en un factor de elección; de hecho ya lo es para determinados segmentos de mercado como el MICE (reuniones, incentivos, conferencias y ferias) y el turismo corporativo. Son los más sensibilizados porque las corporaciones ya tienen sus propios compromisos en sus estrategias de sostenibilidad aplicables a toda la cadena de valor, y si no cumples con ellas, ni te contemplan”.

En el turismo vacacional, según ha añadido, “los atributos de sostenibilidad empiezan a tener un valor por la presión de agencias de viajes y OTA. No es un elemento de elección pero lo será porque el cliente ya tiene esa conciencia para otras cosas que forman parte de su toma de decisión de cualquier producto y servicio, y pronto incluirá también las vacaciones”.

Por nacionalidades, como ha concretado el director general de la División hotelera de Lopesan, “el cliente nórdico es el más concienciado con mucha diferencia. Los mercados centroeuropeos están empezando, pero están a años luz. En 2016 venían a Canarias 1,1 millones de turistas de los países nórdicos, cifra que ha caído en los últimos años hasta unos 700.000 por el fenómeno de la vergüenza de volar. Y es una tendencia que ha venido para quedarse. De hecho prefieren reservar en nuestros hoteles en el Báltico por la proximidad a sus mercados de origen, sobre todo el segmento más joven, que está hiperconcienciado. Por ello debemos enfocarnos en reducir emisiones y diversificar emisores para compensar esa caída”.

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