Se puede tener una formación diferente para nuestra industria
11 mayo, 2011 (07:11:37)Se puede tener una formación diferente para nuestra industria
El pasado 25 de abril Daniel (Hotelworld Consulting) publicó el post /post/2011-04-25-necesitamos-una-formacin-diferente-que-genere-mayor-valor-aadido-y-competitividad, siendo uno de los post premiados en el concurso del VII Foro Turístico 2011 organizado por Hosteltur, y al mismo tiempo uno de los que he seguido y en el que he comentado con más pasión, dado el interés que considero tiene el factor formación en el desarrollo de la industria turística, he considerado de interés recoger en un nuevo post, el contenido de mis comentarios en el mismo, entendiendo que no debemos olvidarnos de la magnífica aportación de Daniel una vez ha pasada la actualidad del foro, sin darnos cuenta de la importancia que la formación debe representar para nuestra industria.
En el comentario #7 escribía: Este post se titula “Necesitamos una formación diferente, que genere mayor valor añadido y competitividad”, aseveración tan cierta, como la práctica imposibilidad de lograrlo bajo las premisas que condicionan esa formación, ya que partimos de que para llegar a formarse en nuestro sector, sería preciso partir de unos supuestos prácticamente inexistentes, como serían entre otros, una adecuada formación básica, la aceptación por parte de los que han de ser formados de una elemental escala de valores, y la esperanza de que la formación que van a recibir, vaya a representar para ellos un esperanzador proyecto de vida.
La realidad es que en el momento actual, pocos ven que el turismo sea ese esperanzador proyecto de vida, los salarios de la mayor parte de los trabajadores del turismo antes de iniciarse la actual crisis financiera y desplomarse la actividad inmobiliaria, eran inferiores a los de un peón de albañil, y no digamos a los de un escayolista, alicatador, electricista o fontanero, de tal manera que formados o no, muchos profesionales de la hostelería se pasaron a actividades relacionadas con la construcción, y si hoy han bajado los salarios en esta actividad, todavía siguen siendo mejores que en la hostelería, con la ventaja de disponer de fines de semana y festivos libres y vacaciones durante los meses de julio o agosto, con mayores facilidades de hacer compatibles vida laboral y familiar, y caso de tener problemas económicos mayor facilidad para poder obtener unos ingresos adicionales haciendo alguna chapuza en la construcción o servicios extra en hostelería.
Si a lo anterior añadimos la falta de sensibilidad de la Administración para comprender las necesidades de la formación turística, preocupándose más de la titulación de los formadores que de su capacidad formativa, como demostró durante la transición a la democracia en nuestro país, al someter a los profesores de prácticas de la Escuela Superior de Hostelería de Madrid, por cierto excepcionales profesionales, a la vejación de tener que someterse a unos exámenes de convalidación, para sacar unos títulos de maestría más que probada por años de intachable labor formativa, siendo los titulados de maestría industrial que les examinaban, sus antiguos alumnos, mucho más jóvenes y sobre todo con mucha menos experiencia que ellos, ya fuese como profesionales o como maestros.
Es de destacar que en aquellos momentos en que se somete a esa insensata burla a quienes habían sido mis profesores, aquella Escuela había llegado a ser considerada como la segunda del mundo, inmediatamente después de la de Lausanne, como consecuencia de la relevancia que estábamos alcanzando sus antiguos alumnos y el alto grado de preparación de sus profesores de prácticas y muchos de los estudiantes de aquellos momentos.
Después de estos antecedentes, teorías bien intencionadas como la frase “Valorar más el factor personal como motor de la excelencia en nuestra industria de la hospitalidad!”, suena a música celestial, si no se acompaña de un verdadero cambio en la mentalidad tanto de la Administración como de las empresas y los trabajadores, para valorar a las personas POR LO QUE REALMENTE SON Y SABEN y no POR LO QUE CERTIFICAN QUE SON O SABEN, AUNQUE NO LO SEAN NI LO SEPAN.
Por todo ello, creo que lo que verdaderamente necesitamos para generar valor añadido y ser competitivos, es valorar los conocimientos y actitudes de nuestros trabajadores, independientemente del origen o naturaleza de la formación de los mismos.
En comentario contestación al anterior, Daniel me pregunta “¿tiramos la toalla, a los que nos quedan 20, 30, 40 o más años en el sector...?”, y el mismo se contesta “Evidentemente parto de la base que me vas a responder que NO. Y de hecho nunca te he leído decir algo así -aunque a veces parece que lo piensas-.”, hecho este último, que hubiese sido, en cierta forma cierto, si hubiese escrito, “aunque a veces parece que piensas que es difícil no hacerlo”.
En ese mismo comentario, parece sentirse dolido con mi expresión en el comentario anterior de “Valorar más el factor personal como motor de la excelencia en nuestra industria de la hospitalidad!”, suena a música celestial”, al no dar valor a lo que se escribe a continuación “si no se acompaña de un verdadero cambio en la mentalidad tanto de la Administración como de las empresas y los trabajadores, para valorar a las personas POR LO QUE REALMENTE SON Y SABEN y no POR LO QUE CERTIFICAN QUE SON O SABEN, AUNQUE NO LO SEAN NI LO SEPAN.”, porque es esa parte del comentario la que da sentido a la totalidad del pensamiento que se encierra en esas frases, y que cualquiera que lea mis intervenciones en esta Comunidad puede conocer mi sentimiento de la importancia que toda mi vida he dado al factor personal como motor de la excelencia y con ella la competitividad en la industria del turismo.
No quisiera que nadie pueda tomar este nuevo post, con la inclusión de mis comentarios en el de Daniel como motivo de discusión y discrepancia, porque no existe en el fondo de nuestras opiniones, como podría demostrar el comentario #9, en el que se escribe “Estimado Daniel: Agradezco tus apreciaciones y estoy de acuerdo contigo en que existe una constante en muchas de mis observaciones, diferiría contigo solamente en la definición de esa constante, por que más que obstinación, yo la consideraría constatación de las dificultades a las que nos enfrentamos, aunque estaría mejor expresado, constatación de las dificultades a las que os enfrentáis, ya que a estas alturas, me considero un tanto fuera de juego, aunque como podrás comprobar, y pese a esa constatación, no tiro la toalla, y estoy tan cerca del campo de juego como me es posible, y me permite la inmersión realizada en este nuevo mundo tecnológico, que nos permite comunicarnos y transferirnos información y experiencias en un flujo constante, de forma que podamos ampliar nuestra visión de los mismos hechos desde diferentes puntos de vista, enriqueciendo nuestras posibilidades de mejorar nuestra capacidad de gestión.
Como muy bien señalas a lo largo de una vida profesional que comenzó en 1950, en que visitan nuestro país 676.300 turistas, para cuatro años más tarde iniciar en España coincidiendo con el Año Santo Compostelano de 1954, el fenómeno turístico al alcanzar en ese año una cifra muy cercana al millón de visitantes, en concreto 993.100, datos estadísticos que pueden encontrarse en el link
http://books.google.es/books?id=PTkf5Sh0Ay8C&pg=PA644&lpg.
Eran cifras muy lejanas a los más de 50 millones de visitantes que recibimos desde hace unos cuantos años, pero que representa el inicio de la recuperación económica de España después de nuestra guerra civil, y los problemas añadidos por la Segunda Guerra Mundial, y que con mayores o menores problemas o crisis, nos han permitido alcanzar el nivel de vida que actualmente tenemos.
A tu pregunta ¿tiramos la toalla, a los que nos quedan 20, 30, 40 o más años en el sector…? Conoces muy bien la respuesta, ya que creo que puede verse en todos mis post y comentarios, una respuesta constante a esa pregunta, no se puede tirar la toalla, y creo dar ejemplo al mantenerme al pie del cañón desde mi posición de jubilado, aportando mi pequeño grano de arena, tratando de transmitir mis experiencias, no para que sean copiadas, porque nunca me copie, ni tuve la mas mínima idea de copiar a otros, SI de utilizar las experiencias que me transmitían para tratar de mejorarlas adaptándolas a los tiempos que en cada momento y situación me tocaba vivir, y lo transmito tanto como puedo, para que se puedan tomar como referencia, junto con otras muchas de otros excelentes profesionales, para corregir lo que pudimos hacer mal y aprovechar y tomar como punto de apoyo, aquello que en algún momento pudimos hacer mejor y nos convirtió en dos o tres décadas en líderes del turismo mundial, posición que vamos perdiendo a lo largo de la primera década de este siglo.
En sentido figurativo y familiar la expresión música celestial, se refiere a “palabras halagüeñas y promesas que no tienen sustancia ni efectividad” y considerando en alto grado tu opinión y el derecho que te asiste a no compartir la mía, podrás comprender que los casos de éxito de los muchos buenos profesionales a cuyo lado he aprendido, con los que he compartido experiencias y con lo que a mi lado han aprendido, no nos debiera permitir “dormirnos en los laureles” confundiéndonos a nosotros mismos, y confundiendo a quienes vienen detrás de nosotros, creyendo que los problemas del turismo, entre el que para mí es más importante, la baja calidad de la formación turística y la escasa profesionalidad que derivada de ella, hay en una amplia representación del sector, se podrá solucionar con lo que más arriba se señala como significado de música celestial, porque ya me dirás lo que son:
- Las promesas de exitosa vida profesional que se ofrece en escuelas y universidades y la realidad que se encuentran los alumnos una vez terminados sus estudios.
- Las promesas de “desarrollo profesional – planes de carrera” que los recién graduados en hoteles escuela, ponen como su primer factor de importancia a la hora de elegir una empresa en la que trabajar, y la realidad de lo que se encuentran después de periodos más o menos largos de prácticas, en algunos casos no retribuidas y en muchos otros con baja remuneración, para que al final de esa etapa en la mayoría de casos se encuentren sustituidos por otro trabajador en prácticas, en lugar de cosechar el fruto de su esfuerzo, con un puesto de plantilla a la altura de la formación y capacitación supuestamente recibida.
Me gustaría saber cómo interpretas que más del 40% de los participantes en el sondeo a que haces referencia en tu post /post/2011-04-27-intereses-de-los-recin-graduados-en-hoteles-escuela estén considerando buscar algún tipo de empleo fuera del sector turístico hotelero, porque estoy totalmente de acuerdo contigo en la necesidad de ser positivos, de valorar las experiencias exitosas, sea en este o en cualquier otro sector, y que esas experiencias son posibles de reproducir, pero para ello, se deberán tener las mismas si no mejores capacidades y experiencias que aquellos que las consiguieron, porque los tiempos cambian, y considero que en cualquier caso, en una industria como la del turismo, se deberá tener mucho más en cuenta de lo que la realidad nos demuestra, que se sabe valorar la importancia del capital humano de nuestras empresas.
Asumo que soy crítico con aquella parte del empresariado y equipos directivos de nuestra industria, que no son capaces de valorar en su justa medida la importancia del respeto al cliente y a sus empleados, pensando que solamente con precios bajos y salarios todavía más bajos, van a sacar adelante esta industria, porque a mi juicio, se equivocan, y asumo que haya personas que no compartan esa opinión, pero entre las opiniones acertadas y equivocadas de todos nosotros, como dices en el párrafo final del post a que hago referencia en el párrafo anterior “mis estimados colegas de gremio. Creo que hay material de reflexión para todos los gustos.”
Como podrá observar quién lea con detenimiento, y profundizando en el sentido de lo escrito, hay una total sintonía en el sentimiento de cuantos participamos en estos post, y hemos participado en el Blog del VII Foro Hosteltur 2011, sea por medio de post o comentarios, de la importancia del personal para el logro de los objetivos de competitividad que pueda marcarse nuestra industria, y que para que ese personal juegue el rol que le corresponde, necesitamos una formación diferente, adaptada a las necesidades de una industria en permanente estado de cambio.
Las necesidades del turismo podrían hacer necesario que la formación de las personas que han de ser formadas para el mismo, pueda ser sacada del ámbito de la formación estatal, para quedar sujeta a las decisiones de unas Juntas de Gobierno, formadas por comités tripartitos constituidos por la Administración, las Asociaciones Empresariales y los Sindicatos en los que hubiese el mismo número de miembros de cada grupo, en los que:
- Por parte de la Administración estuviesen representadas las Universidades con formación específica en éste área, los Hoteles Escuela adscritos o no a éstas Universidades, las Escuelas de Hostelería y Turismo, y miembros de los Organismos con responsabilidad sobre la formación profesional en todos sus niveles.
- Por parte de las Asociaciones Empresariales estuviesen las más representativas del sector, en las que se hayan creado Comités de Formación.
- Por parte de los Sindicatos estuviesen representados los más representativos del sector en los que se hubiesen creado Comités de Formación con representantes de todos las ramas de trabajadores de las industrias turísticas.
Y caso de no ser posible llegar a acuerdos para crear esas Juntas de Gobierno, podrían ser las propias Asociaciones Empresariales, las que tomasen el control de la formación que consideren que necesitan sus asociados, y creasen los programas formativos de carácter eminentemente práctico en línea con lo que señalo en los post:
¿Existen programas estilo anglosajón como "Training Manager"?
Como crearía un nuevo programa formativo de directores de hotel.
La formación de todo el personal, podría estar basada en los principios formativos que se desprenden de estos post, siendo cada nivel formativo adecuado para certificar la aptitud de los trabajadores, para acceder a los puestos de trabajo de cada uno de los niveles, siendo el límite formativo decidido por cada trabajador de acuerdo con sus intereses personales y actitudes ante cada uno de esos niveles de formación, de forma que los programas formativos, sean de hoteles independientes, asociaciones empresariales o cadenas hoteleras, se puedan constituir en reconocidos planes de carrera, que unidos a una bolsa de trabajo con acuerdos con otras empresas del sector, den salida a los trabajadores que no tengan cabida en las plantillas de sus empresas, una vez superados cada uno de los ciclos formativos.
Sin embargo, no debemos dejar de lado las dificultades que se van a encontrar en el camino, ya que no es fácil que ninguna de las partes ceda en su capacidad de mantener el control sobre las áreas derivadas de las acciones formativas, por medio de las subvenciones que otorga la Administración a favor de las asociaciones, organizaciones sindicales y empresas, y que unos y otros utilizan para ofrecer una formación que todos reconocen inadecuada, pero que estando respaldada por un reconocimiento oficial, les permite echar la responsabilidad a los programas formativos, en lugar de reconocer su incapacidad para formar adecuadamente a sus empleados, cuando en nuestro propio país tenemos un claro ejemplo de la poca importancia que debiera darse a los títulos oficiales, si consideramos el prestigio y reconocimiento que tenían los titulados en ciencias económicas y marketing de la Universidad de Deusto antes de que fuesen reconocidos oficialmente los estudios y títulos que otorgaba dicha institución.
Una prueba de las dificultades que se van a encontrar la puede demostrar la respuesta que recibió Daniel a su pregunta sobre formación a los ponentes del VII Foro Turístico 2011, en el sentido de las importantes cifras que INVERTÍAN sus empresas en la formación, y la calidad de la misma en sus empresas, cuando la opinión de muchos profesionales del sector podría diferir en gran medida de aquella respuesta, dado el poco provecho que de tan importantes cifras de inversión se obtiene, dado el nivel de calidad media de los servicios que en la mayoría de casos se ofrece, siendo el problema más grave, que tan relevantes líderes empresariales, al estilo de los políticos que nos gobiernan o aspiran a gobernarnos, puedan llegar a creerse sus propias palabras, porque en ese caso los problemas del turismo, derivados de una competitividad en retroceso en nuestro país, si los hubiere, no tendrían solución a nivel general, siendo el único camino el que pueda hacerse desde cada empresa por medio de una diferenciación, que les permita ser únicos para el target al que dediquen sus esfuerzos, porque el querer estar en todas partes, el todo vale, no servía en el mundo “off line”, como no sirve en el mundo 2.0, en el 3.0 o en cualquier otro x.0 en el que pretendamos movernos en el futuro.
Es posible que una de las causas de la falta de competitividad del turismo nacional, en mayor medida de lo que pudiera deberse a falta de adecuada formación de las bases de la industria turística, venga provocada por falta de adecuada formación y comprensión de lo que significa el fenómeno turístico de la administración y parte del empresariado y sus equipos directivos, como podrían probar, por un lado, la falta de coherencia de las administraciones públicas en una errática política turística, basada en la promoción, calificación de suelo turístico y una política de subvenciones que provoca un incontrolado crecimiento de la oferta, y por otro lado, la política comercial de algunas grandes empresas del turismo nacional, enfocadas a la ocupación en mayor medida que a la calidad y la diversificación, dado que la falta de competitividad interna, la suplen con la mayor competitividad de nuevas explotaciones en entornos más competitivos del exterior, forzando a los hoteles independientes y a las empresas con menor músculo financiero y comercial a una guerra de precios, al no estar preparadas, por falta de adecuada formación, para hacerlo por medio de la diferenciación y una mayor calidad de su oferta, que les impide ofrecer los niveles de servicio que pudieran ayudar a recuperar la competitividad perdida.
Una vez celebrado el Foro Vasilica María Margalina acreditada blogger de esta misma Comunidad pregunta en nuevo post VII Foro Hosteltur. ¿Qué ha cambiado?, y la realidad nos podría trasladar a tiempos anteriores a la crisis, si tenemos en cuenta mis ideas sobre la situación del turismo, escritas por primera vez en el año 2005, y publicadas en esta Comunidad el pasado mes de abril en el post Nada cambia en el turismo.
Espero que el VII Foro Turístico 2011 BUSCANDO LA COMPETITIVIDAD organizado por Hosteltur, con cuanto se trató en el mismo y lo escrito en los post y comentarios en que se analiza el tema por parte de un buen número de bloggers, sirvan para meditar sobre los problemas que hayan podido influir en el hecho de que España haya perdido dos puestos en el ranking internacional de competitividad
Autor: Miguel Angel Campo Seoane
Versión corregida y actualizada del post publicado el 08/05/2011 en su blog http://lagestionhotelera.wordpress.com
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