¿Se pueden asociar al turismo, las siete clases de españoles que definió Pio Baroja en los inicios del pasado siglo XX?
28 enero, 2011 (10:18:37)¿Se pueden asociar al turismo, las siete clases de españoles que definió Pio Baroja en los inicios del pasado siglo XX?
Fijándome en lo que en una tertulia celebrada el 13/05/1904 en el Nuevo Café de Levante, dijo Pio Baroja, definiendo a los españoles, me ha dado la sensación de que en más de 100 años, poco han cambiado las cosas.
Pio Baroja dijo: “La verdad es que en España hay siete clases de españoles… si, como los siete pecados capitales. A saber:
1) los que no saben;
2) los que no quieren saber;
3) los que odian el saber;
4) los que sufren por no saber;
5) los que aparentan que saben;
6) los que triunfan sin saber, y
7) los que viven gracias a que los demás no saben.
Estos últimos se llaman a sí mismos “políticos” y a veces hasta “intelectuales”
Hoy en día, yo hubiese ampliado el último párrafo diciendo:
Estos últimos se llaman a sí mismos “políticos” y a veces hasta “intelectuales y empresarios”
Al mismo tiempo las circunstancias que vivimos en el turismo de nuestro país, podrían hacernos ver figuras que, con independencia de las tres primeras, que todos podríamos encontrar con bastante facilidad, a la vista de cómo actúan, hay otras que encajarían perfectamente en algunas de las otras clases de españoles, de la cuarta a la séptima:
4) los que sufren por no saber; gran cantidad de españoles que han dedicado los mejores años de su juventud a formarse en los estudios de turismo, sin haber recibido unas enseñanzas adecuadas para que, al final de esos estudios, puedan encontrar un puesto de trabajo en esa industria, y de los que podemos encontrar una amplia muestra en esta Comunidad.
5) los que aparentan que saben; muchos de los expertos en nuevas tecnologías y consultores hoteleros que ofrecen bálsamos y recetas milagrosas, y que en lugar de sacar las empresas a flote, terminan por hundirlas cada día un poco más.
6) los que triunfan sin saber; mas de un directivo turístico cuyo único pasaporte al triunfo, es ser hijo o familiar de …, o tener suficiente capacidad de convicción para hacer ver que dispone de una adecuada formación, en la realidad inexistente, para sacar adelante una empresa.
Posiblemente sea una visión un tanto pesimista de nosotros mismos, de nuestra industria y de la capacidad que podamos desarrollar, para pasar de una vez por todas, a ser un país y pueblo que perdiendo atávicos complejos de inferioridad y envidia, podamos sentirnos orgullosos de nuestros logros tanto a nivel personal como nacional, haciéndonos conscientes del potencial de crecimiento que tenemos en un ambiente de cooperación y colaboración, como el que tantas veces se demuestra en esta Comunidad.
Es triste ver, como un país que puede sentirse orgulloso de poseer la mejor planta hotelera del mundo, considerando la calidad media de la misma, en comparación con la de cualquier otra nación, en lugar de ponerla en valor, potenciando la calidad del servicio prestado en la misma, mediante el aprovechamiento de los conocimientos teóricos y en más de un caso prácticos de tantos miles de estudiantes formadas en el gran número de escuelas de formación profesional hotelera, de turismo y centros universitarios, en un afán de reducir costes, solo les ofrecen contratos temporales de trabajo en prácticas, para explotar su ilusión por aprender, en el desarrollo de un puesto de trabajo, por el que en más de un caso, se abona la mitad del salario que pudiera corresponder al mismo o es un trabajo sin remuneración alguna, al tratarse de prácticas obligatorias del plan curricular del centro en el que están estudiando, que se planifican mediante acuerdos entre dicho centro y determinados establecimientos y/o asociaciones empresariales, sin que en muchos casos se pueda demostrar voluntad alguna de formarlos de forma adecuada para que permanezcan en la empresa, como demuestra el que la mayoría de esos contratos en prácticas, sean repetidamente sustituidos por nuevos alumnos que con remuneración mínima ocupen puestos de trabajo, que debieran ser de plantilla.
Me pregunto por qué no luchamos para ampliar los siete tipos de españoles que Pio Baroja, creo que con bastante acierto definió hace más de un siglo, comparándolos con los siete pecados capitales, con tres nuevos tipos, que considero que hoy en día los hay, a los que podamos comparar con las tres virtudes teologales:
8 los que quieren aprender;
9 los que saben;
10 los que triunfan porque saben.
Considero que es importante que se empiece a valorar estas tres nuevas tipologías de españoles, para poder ver nuestro futuro, con algo más de optimismo, ya que si las otras siete siguen existiendo, bueno es que nos hagamos conscientes de que nuestra sociedad ha ido ampliando el abanico, con nuevas generaciones de españoles, y que algunos de ellos pueden mejorar nuestras perspectivas de futuro, si somos capaces de aprovechar su formación, dándoles las oportunidades que en tantos casos se les niegan.
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