¿Cual es el problema, la estacionalidad o la oferta?
30 junio, 2009 (09:09:57)¿CUAL ES EL PROBLEMA LA ESTACIONALIDAD O LA OFERTA?
Parece que nadie se da cuenta de la verdadera raíz del problema, que no es tanto de estacionalidad, como de oferta.
A lo largo de muchos años de vivir del turismo, he oído y leído de todo, petición de moratorias a la construcción de más hoteles, petición de créditos para hacer mas hoteles o restaurar los obsolescentes, petición de mas promoción por parte del estado, petición de turismo subvencionado, en definitiva un eterno y constante bla, bla, bla, encaminado a seguir llenando hoteles durante más tiempo, de cualquier forma y a cualquier precio, sin preocuparnos de lo que es verdaderamente el problema real.
Y ahora viene la pregunta del millón ¿Cual es el problema real?, a mi juicio el problema real es el enfoque de la industria a la plena ocupación, en lugar de a la rentabilidad.
¿Cómo es posible? Que si desde la crisis de mediados de los setenta, han existido no menos de seis crisis que nos han afectado de forma más o menos global a todo el sector o a determinados países proveedores de turistas hacía nuestros destinos, se sigan construyendo hoteles, cuando todos se quejan de lo mal que van las cosas y en muchos casos de que pierden dinero.
La respuesta es sencilla, mientras que sigan llenándose los hoteles, personas con dinero y en busca de negocios en los que invertirlo, no van a creerse que los hoteles se llenan perdiendo dinero, y en consecuencia invertirán en nuevos hoteles, con los que más de uno se arruinará y ayudará a arruinarse a otros que con el mismo argumento, han construido antes que ellos.
Así ha sido durante más de cuarenta años y así será
La consecuencia es que por ese camino solo sobrevivirán los que se encuentren en mejor situación financiera, en tanto en cuanto la ruina de los otros, no les arrastre en la suicida carrera de precios a la baja.
De esa “pescadilla que se muerde la cola” solo se puede salir creando barreras de entrada, demostrando al mercado de forma clara, que los hoteles no se llenan a precios rentables, y para eso solo hay un camino, cobrar lo que valen los servicios que se ofertan y realmente se dan, porque ofrecer ya se ofrece, pero como cliente, recibir no se recibe ni la mitad de lo que te ofrecen.
En algún post o comentario, he señalado que si la mayoría de los hoteleros tuviesen una contabilidad analítica de gestión, y supiesen CUANDO, COMO y DONDE ganan o pierden el dinero, las cosas se harían de otra manera; la mayoría de los beneficios (aproximadamente el 80%) los obtenían los hoteles turísticos en julio y agosto, ampliando la temporada a junio y septiembre, pueden lograr un razonable aumento del beneficio (hasta alcanzar el 100%), si prolongan a seis meses con mayo y octubre, podrían aumentar el beneficio un 5% adicional o perder parte del 20% que ganan entre junio y septiembre, y abriendo todo el año, pueden llegar a perder entre un 25% y un 50% de lo que hubieran ganado permaneciendo abiertos solo julio y agosto.
Si partiésemos de la base de que las empresas no son instituciones benéficas, sino maquinas de ganar dinero, y que su objetivo no es crear puestos de trabajo, ni siquiera ofrecer calidad, sino que LA CREACIÓN DE PUESTOS DE TRABAJO Y LA CALIDAD SON LOS MEDIOS DE QUE DISPONEN PARA LOGRAR SU OBJETIVO, es francamente patético escuchar argumentos en defensa de los puestos de trabajo, de la calidad y las subvenciones (estas que no falten) para que el estado les ayude a permanecer abiertos, cuando luego no existe conciencia clara de lo que hay que hacer para mejorar la calidad de vida de trabajadores y los clientes que nos visitan.
Cuando vivimos en una sociedad en la que aumenta de forma constante el número de personas mayores, y la estancia en una residencia de tercera edad, se mueve en cifras que oscilan entre los mil doscientos y los tres mil euros al mes, según la calidad de los servicios, y si estas son públicas o privadas, es claro que habría una gran posibilidad de reducir la estacionalidad, ofertando una parte de la capacidad hotelera, a personas jubiladas y válidas, entre los meses de octubre y junio de cada año, para estancias de un mínimo de tres meses y máximo de nueve, si se les ofreciesen unos servicios adecuados, para que durante los periodos de estancia en estos establecimientos se pudiesen sentir tan a gusto si no mejor que en su propia casa, objetivo francamente difícil mientras no cambie la mentalidad de nuestros empresarios, incapaces en su mayoría de garantizar un nivel de servicio, por el que el cliente sienta que merece la pena pagar lo que realmente cuesta, y no los teóricos precios de venta que puedan derivarse de un mal aplicado Revenue Management.
¿Por qué se empeñan gurus de la gestión empresarial y la comercialización en convencernos de que el CLIENTE ES EL REY, y luego no nos enseñan a escucharle para poder ofrecerle la satisfacción que busca, ya que la realidad es que en la mayoría de los casos se le trata como en el cuento del REY DESNUDO?
¿Por qué queremos convencer a los potenciales clientes para que nos visiten, porque les vamos a ofrecer el precio más barato, en lugar de demostrarles cuando nos visitan que vale la pena pagar más por los servicios que les damos?
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