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15 enero, 2010 (18:14:11)He intentando resistirme pero al final he caído en la tentación de asumir por un rato el papel de adivino o agorero, y tratar de predecir el futuro cercano de nuestra querida industria turística nacional. No pretendo realizar un análisis exhaustivo ni una proyección econométrica, pero sí que me gustaría aportar mi visión al respecto.
Por estas mismas fechas, el pasado año auguraba buenos resultados para unos y malos para otros. Aunque suene mal decirlo, no me he equivocado demasiado. En mi opinión, y siguiendo la nomenclatura INE, los residentes seguiríamos viajando pero optaríamos por destinos conocidos, reconocibles y de garantías, limitando las estancias y el gasto. Además reduciríamos los viajes al extranjero. Sin embargo, los viajes de los no residentes se reducirían, especialmente los mercados emisores más “tocados” por la crisis y para los cuales el factor precio fuera aun más relevante.
Según mi percepción, constatada posteriormente por la cifras de algunos micro- y macrodestinos, aquellos destinos turísticos que tradicionalmente se han nutrido de turismo nacional y que tienen un fuerte posicionamiento entre la clase media, podrían salvar la temporada dignamente. Casos como Sanxenxo, Llanes, Laredo, algunos de Cádiz, Huelva…me han dado la razón. En el lado contrario, destinos que se han nutrido tradicionalmente de británicos y alemanes, y han “despreciado” al turista nacional, han sufrido una temporada complicada o muy complicada.
Para 2010 las previsiones que voy leyendo estos días apuntan a un moderado optimismo. La Secretaría de Estado, además de declarar que el descenso en 2009 no ha llegado al 10% previsto, también ha mostrado un optimismo “con reservas”, respaldado por la incipiente recuperación económica de nuestros principales mercados emisores. Veremos qué nos cuenta Exceltur el martes 19, probablemente no sean tan optimistas. El único dato positivo es el ligero incremento del gasto medio por turista.
Hoy he leído en el periódico Die Welt que el GfK (Sociedad alemana para la investigación del Consumo), por el contrario no prevé una recuperación del mercado teutón. Tras una encuesta entre 20.000 personas, han concluido que habrá un descenso del número de viajes en temporada alta del 4,1% (ver enlace). De cumplirse esta previsión, supondría un nuevo mazazo para destinos como Baleares y Canarias. En el caso del mercado británico, la revista Travelmole apunta a una recuperación, pero muy basada en el factor precio. Además, los operadores británicos nos dicen que “ya no jugamos en la misma liga que Turquía o Egipto” y que debemos ampliar la oferta de todo incluido.
En general, los grandes consorcios europeos de turoperación proponen un descenso de precios al sector hotelero para poder mantener el ritmo de reservas. Como conclusión de esta serie de noticias y reflexiones querría apuntar lo siguiente:
- Será difícil luchar contra la estacionalidad, aunque el crecimiento de rutas domésticas de Ryanair puede ayudar a incrementar las “escapadas” urbanas de fin de semana y puentes.
- Los destinos turísticos de costa e interior que han vivido toda la vida del turismo nacional probablemente vuelvan a tener un año con ocupaciones elevadas en temporada alta, estancias más cortas y gasto medio inferior a los años 2007 y 2008. Muchos hoteleros volverán a cerrar entre Semana Santa y el mes de junio.
- Los destinos de sol y playa más consolidados o en declive mirarán hacia el turismo nacional, como complemento a sus mercados de toda la vida. Esperemos que no sea flor de un día y que nos intenten fidelizar.
- Se prolongará el descenso de precios, las ofertas de última hora, incremento de la ocupación en apartamentos y campings, estabilidad del turismo rural.
- Los viajes al extranjero se mantendrán, al fin y al cabo tan solo representan aproximadamente un 8% de todos los viajes de los residentes.
Mis propuestas para los destinos podrían ser éstas:
- Analizar permanentemente el mix de mercados emisores que nutren nuestros destinos, sin desechar mercados pequeños, todo suma.
- Si los operadores extranjeros logran que los hoteleros sigan bajando precios y una mayor implantación del modelo all inclusive sí que estaremos “jodidos”, si me permitís la expresión. Los destinos deben poner en valor lo que es y diferencia a España, apuntando también a la clase media-y media-alta nacional que no está sufriendo tanto la crisis, y ofreciendo propuestas innovadoras y con un elevado componente experiencial.
- Los destinos consolidados deben recualificar su oferta y “esponjar” su urbanismo, mejorando los espacios públicos, y haciéndolos más “user friendly”.
- Trabajar segmentos que, por haber nacido recientemente, se han escapado de la turoperación tradicional y que permiten una relación más directa entre la oferta y la demanda potencial: enoturismo, turismo gastronómico, rural, turismo deportivo…
No quiero extenderme más, espero equivocarme en algunas cosas. Eso supondría que todos en el sector turístico viviremos un poco mejor o, al menos, más tranquilos. Lo que sí creo que está claro es que hemos de pasar página de una vez al “cuantos más mejor”, volcándonos todos en lograr que España sea un destino de prestigio, donde se viaje para disfrutar, a donde se viaje por voluntad propia y no por descarte, de donde la gente se vaya contenta y habiendo disfrutado de experiencias únicas.
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